El Škoda Octavia es tan relevante para Europa como el Volkswagen Jetta lo es para México. En su cuarta generación, el sedán checo se renueva de esquina a esquina, abriendo paso a un carácter mucho más sofisticado y tecnológico, envuelto en las soluciones prácticas que siempre lo han caracterizado.
Hay varios elementos del nuevo Octavia que nos recuerdan al Jetta —que ya no se vende en Europa—, comenzando por el diseño. Lo nuevo de Škoda viste rasgos presentes en todo el abanico de marcas de Grupo Volkswagen: una cintura bien definida, un frente muy horizontal y calaveras cuadradas con iluminación de LED en forma de L.
Al hablar de dimensiones y plataforma también hay varias similitudes. El Škoda Octavia crece ligeramente hasta llegar a una longitud de 4.69 metros. Gana algo de espacio para hombros y cabeza, e incrementa su cajuela hasta llegar a 610 metros. Curiosamente, el portón trasero abre con todo y medallón, más al estilo de un notchback que de un sedán.
La arquitectura a cargo de dar vida al modelo 2020 es la MQB de Grupo Volkswagen, lo que le permite incorporar varios de los juguetes tecnológicos más recientes del grupo, como múltiples asistencias de conducción, un avanzado sistema de infotenimiento con pantalla de hasta 10” y un cuadro de instrumentos digital de 10.25”.
La gama de motores es muy extensa. A gasolina se ofrecerá con el 1.0 TSI de 110 hp, el 1.5 TSI EVO de 150 hp y un 2.0 TSI de 190 hp; a diesel se suman un par de bloques 2.0 TDI de 115 o 200 hp. Habrá, además, una variante híbrida enchufable con motor 1.4 TSI y propulsor eléctrico, que combinados desarrollan 204 hp.
El Škoda Octavia estará disponible en los principales mercados europeos durante los primeros meses del próximo año. Aunque es un avistamiento común como taxi, su nueva gama de motores y las opciones de equipamiento —que incluyen desde cargador inalámbrico hasta climatización de tres zonas— lo posicionarán como una opción muy atractiva entre particulares.