El Rear Loader Beach Bomb de 1969 es el Hot Wheels más caro del mundo. Se trata de un pequeño vehículo escala 1:64 producido en 1969 y que alcanzó un precio de 100,000 dólares (más de un millón y medio de pesos ). Es propiedad de Bruce Pascal, un famoso coleccionista de Hot Wheels, quien de hecho tiene dos de estos modelos en su colección.
De acuerdo a su orgulloso propietario, es probable que haya más Rear Loader Beach Bomb de esta serie, en algún lugar del mundo, pero hasta el momento no han sido descubiertos. Hoy en día, los modelos Hot Wheels se clasifican en los que son aptos para rodar en las pistas de juguete y los que no lo son. De hecho, hay una serie de coches que incorporan llantas fabricadas con un material plástico más resistente a la fricción.
Sí, sabemos que en tu colección tienes varias de estas Combis, pero no son, ni por mucho, similares al ejemplar que presentamos en las fotos. El modelo de los dos y millones y medio de pesos es algo completamente especial. Su historia se remonta a finales de la década de los 60, cuando Mattel ordenaba a sus diseñadores crear autos a escala, sumamente resistentes, capaces de funcionar sin problema en sus pistas.
Corrigieron el defecto y de inmediato convirtieron un auto a escala común y corriente en el Santo Grial de los Hot Wheels
Entre todos los modelos producidos, la Rear Louder Beach Bomb, se hacía pasar por las pistas, donde se volteaba y se salía de la trayectoria, debido a que era muy angosta con respecto al ancho del carril.
Luego de la llamada de atención por parte de los directivos, los diseñadores Howard Rees y Larry Wood rediseñaron la Combi y agregaron un soporte de cada lado para cargar tablas de surf, pero que al mismo tiempo le otorgaba mayor estabilidad.
El prototipo final se transformó en la versión de producción denominada Volkswagen Beach Bomb. De esta forma, los modelos previos a la modificación se convirtieron en ejemplares de colección muy raros y apreciados por los coleccionistas.
De acuerdo a lo que se sabe, Bruce Pascal le compró uno de esos prototipos a un coleccionista llamado Chris Marscha, quien a su vez se la compró, junto con otros prototipos nunca antes vistos, a un ex-empleado de Mattel.
Fuente | Dinero en Imagen
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