¿Te imaginas llegar a ser tan acaudalado que incluso puedas llegar a pensar en crear tu propia ciudad para impulsar tus proyectos industriales y dejar de depender de otro continente y sus reglas de comercio? Tal vez para muchos de nosotros eso suene exagerado, pero Henry Ford tenía esa capacidad y no se quedó de brazos cruzados. Esta es la historia de Fordlandia.
En los años 20 Ford Motor Company estaba más que cimentada, más bien, por esos tiempos su crecimiento era efervescente y parecía imparable. Para ese entonces y con la solución de la línea de producción, Ford también ya había logrado acuerdos que le beneficiaban para tener suministro de metal, vidrio, madera y textiles para fabricar sus autos. Sin embargo, había un compuesto que no había logrado obtener bajo sus términos, el caucho.
Por aquel entonces, la mayor comercialización de caucho se daba en Europa, ya que los países más avanzados de esa región explotaban los recursos de sus colonias sin problema alguno y uno de esos recursos tan preciados para todo el mundo, era el caucho. Esto obligaba a Ford a tener que jugar bajo las reglas de comercio e impuestos de Europa.
Henry Ford y sus opiniones muy marcadas sobre otras naciones y personas—por decirlo de la forma más cordial posible—, lo impulsaron a tomar gran parte de su fortuna para investigar un lugar al que le pudiera sacar provecho para producir el caucho que necesitaba para las llantas, mangueras, sellos y cientos de otros componentes que usaban sus autos. Y lo logró, parecía que había encontrado solución en el amazonas brasileño.
En esa región a finales del siglo XIX e inicios del XX el Amazonas producía hasta el 95% del caucho mundial, antes de pasar a ser de dominio europeo y sus colonias africanas. Con esto en mente Henry Ford creyó que podría dominar la explotación y producción de caucho de nuevo en el Amazonas ¿y por qué no? llevar la competencia a Europa.
Su plan fue más que ambicioso y en 1927 comenzó a negociar con el gobierno brasileño, el cual no tardó en aceptar sus recursos para cederle cerca de 110,000 kilómetros cuadrados de tierra a la orilla del rio Tapajós en la localidad de Pará.
Dicha zona no solo sería un complejo industrial, también tendría su propia ciudad con comercios, hospitales, campos de golf, cines, parques y todo lo necesario para el desarrollo de una sociedad. Sin embargo, el estilo de vida que tenían planeado lograr era el mismo que se llevaba a cabo en Estados Unidos, pues Ford enviaría a cientos de trabajadores a Brasil para que dirigieran esta zona y coordinaran a la mano de obra local.
Tan arraigado fue la instauración del estilo de vida "americano" que incluso se aplicaron reglas en cuanto a dieta, vestimenta, consumo de bebidas alcohólicas, actividades recreativas, entre muchas otras.
Incluso los horarios de trabajo eran los mismos para todos, algo estructurado para quienes trabajaban bajo techo en áreas administrativas o productivas, pero para quienes trabajaban en las plantaciones era algo que rayaba en lo inhumano por la exigencia de trabajo y las condiciones ambientales referentes a la humedad y calor.
Fordlandia llegó a imponer prohibiciones algo descabelladas, por un lado cómo ya mencionabamos, no permitía el consumo de alcohol para seguir con la idea de la Ley Seca que se instauro en EE.UU. También los trabajadores tenían prohibido jugar futbol e incluso se les prohibió construir una iglesia católica.
A nivel arquitectónico, Ford contrató a Albert Kahn, recordado por su trabajo en Detroit, por ello mismo los vecindarios de Fordlandia lucían exactamente igual a los que había en Estados Unidos. Desafortunadamente lo que en concepto parecía una idea dorada, terminó siendo un martirio.
Los habitantes de la zona intentaron en numerosas ocasiones aconsejar a los enviados estadounidenses sobre la forma de construcción de las casas, los materiales que usaban y muchas otras cosas más que harían la habitabilidad más sencilla y soportable al calor, pero ellos simplemente se negaron a escuchar. Resultando en viviendas que atrapaban más humedad y calor, haciendo insoportable pasar las noches ahí.
En el ámbito de los cultivos, gran parte de los trabajadores eligieron de forma incorrecta las semillas que darían el árbol del cual salía la salvia que se convertiría en el caucho deseado, además por las condiciones climáticas, las plagas en cultivos y enfermedades en los trabajadores eran muy comunes.
A ello se sumo un gran problema de logística. La mayor parte del traslado de vienes y materiales se hacia a través de barcos y lanchas, ya que la zona en la que se erigió Fordlandia era muy remota y de difícil acceso por tierra. Sin embargo, durante su planeación, nadie tomó la precaución de medir el caudal del rio en tiempos de sequía, misma que era tan fuerte que impedía el paso de las embarcaciones más grandes, retrasando en exceso la producción.
Otro gran problema fue la Segunda Guerra Mundial, por un lado los fondos escaseaban y al terminar la misma, la llegada de los cauchos sintéticos y la apertura de otras regiones para la explotación del caucho fueron mermando la utopía de Fordlandia.
Finalmente la convivencia se volvió aún más cruda. Pues había zonas exclusivas para los trabajadores estadounidenses, mientras que los brasileños no disfrutaban de tantos privilegios. Eso más las limitaciones a muchas de sus costumbres hicieron que las rebeliones y protestas fueran cosas cotidianas.
A grandes rasgos Fordlandia fue un fracaso rotundo, aunque eso no fue suficiente para que Henry Ford abandonara la idea, ya que en 1934 intentaron hacer lo mismo ahora con un asentamiento llamado Belterra, en el cual mostraron un poco más de apertura, pero que de igual forma, impusieron gran parte del estilo de vida.
En este segundo asentamiento la producción por fin logró llevar material a Estados Unidos, aunque muy por debajo de las cantidades que esperaban en un inicio. Los problemas con el primer asentamiento y lo que dejó la Segunda Guerra Mnudial terminaron por destrozar todo plan de Ford, por lo que se canceló el proyecto, regresando todo el territorio e instalaciones al gobierno Brasileño hacia finales de los 40.