El cambio de década también implica un cambio radical para la industria automotriz. Muchas marcas fijaron 2020 como una meta para cumplir sus retos de seguridad, electrificación, movilidad autónoma o rentabilidad. Audi, en concreto, está lista para reescribir su historia en México. El primer capítulo se llama Audi e-tron.
Es verdad que tardó en entrar al mundo de la electrificación total, pero tienen sus motivos. Desarrollar un auto eléctrico no fue lo complicado; hacer uno que cumpla con los estándares premium de Audi sí que lo fue, según nos platican. El desarrollo del e-tron cuenta como el de dos modelos: un Audi inédito y una plataforma inusual.
Su talla podría parecer cercana a la del Q5, aunque en realidad es muy similar a la de un Q8. El gran truco del e-tron es que a simple vista no se aprecia como un auto eléctrico. Sus rasgos encajan con los rasgos de cualquier otro SUV de la gama Q, e incluso lleva elementos de los que un EV puede prescindir, como la parrilla, que en este caso se abre o se cierra según necesidades de aerodinámica o ventilación.
Una cabina premium de esquina a esquina
Bastan sólo unos segundos al interior del e-tron para darse cuenta que Audi tuvo como prioridad el lujo antes que el recorte de costos. Desarrollar autos eléctricos no es barato, pero la firma de los cuatro aros no escatimó en lo absoluto. La cabina recibe una exquisita combinación de materiales y texturas, así como el baño tecnológico de un Audi de última generación, protagonizado por tres pantallas: cuadro de instrumentos, sistema multimedia y climatización.
La lectura de los instrumentos es particularmente sencilla gracias al Virtual Cockpit Plus, que permite leer fácilmente consumo instantáneo de energía, demanda del acelerador y grado de intervención del freno regenerativo, cuyo nivel se puede ajustar mediante las paletas al volante.
¿Hablamos de equipamiento? No falta nada. Sólo por mencionar lo más relevante, tenemos navegación con información de tráfico en tiempo real, asistente de mantenimiento de carril, freno autónomo de emergencia, climatizador automático de cuatro zonas, cargador inalámbrico para teléfonos, sonido Bang & Olufsen 3D, asientos con calefacción y ventilación, faros Matrix LED, techo panorámico, entre otros.
Al volante es tan cómodo como eficiente
Por fuera es muy Audi. Por dentro es muy Audi. Al volante no podía desentonar, aunque es cierto que la experiencia es un tanto distinta a conducir cualquier otro modelo de la gama Q por la naturaleza de su propulsor.
Desde los primeros kilómetros sorprende la suavidad de su andar y el nivel de insonorización; entre el motor silencioso y la aerodinámica tan cuidada, tampoco hay mucho ruido del cual deshacerse. La suspensión brilla por su actuar sedoso, incluso sobre superficies maltratadas aun calzando rines de 20".
El equilibrio que Audi consiguió entre confort y dinamismo es digno de destacarse, aunque la balanza definitivamente se inclina a comodidad. Bajo una conducción más demandante, como en carretera de montaña, el e-tron no disimula sus 2.6 toneladas... aunque, a decir verdad, tampoco le juegan del todo en contra.
El peso se concentra en la zona baja del vehículo. Combinado con un chasís correctamente afinado y tracción en las cuatro ruedas, su paso por curva transmite mucha confianza, a pesar de que las transferencias de peso se vuelven evidentes. No hay sensación puramente deportiva —ni intención de que así sea— pero sí abunda la seguridad y en todo momento se siente bien pegado al asfalto.
Lo más dinámico del Audi e-tron se concentra en su propulsor. O, mejor dicho, propulsores. Hay un motor para impulsar cada eje, dando prioridad al trasero. En total, el sistema desarrolla un máximo de 408 hp y 490 lb-pie. Incluso en modo Eco, su respuesta es contundente; al accionar el modo Dynamic se torna emocionante. Le toma sólo 5.7 segundos llegar a 100 km/h —con el modo Boost, que es temporal.
Las baterías responsables de alimentar al Audi e-tron son de 90 kWh. La marca promete una autonomía de 355 a 411 kilómetros bajo las realistas cifras del ciclo WLTP. Nosotros lo probamos bajo un reto de eficiencia en el que, cuidando pendientes y acelerador, gastamos sólo el 18% de la batería en un trayecto de 173 kilómetros. No fueron condiciones realistas —para eso tendremos la oportunidad de ponerle las manos encima en ciudad— pero sí una valiosa oportunidad para comprobar qué tan eficiente puede llegar a ser. La ruta fue de Saltillo a Monterrey.
Es importante mencionar que Audi tendrá cobertura de recarga en todos los estados donde tiene concesionarios; en algunos casos incluso habrá cargadores rápidos que regeneran un alto porcentaje de batería en sólo media hora. La carga del e-tron nunca llega al 0% para proteger su vida útil. Cuando restan 100 km de autonomía, activa una alerta; cuando quedan 50 km, desactiva consumidores de confort. Cuando llega a cero, se apaga y sólo puede encenderse una vez más para moverse 100 metros.
Un EV que suma esfuerzos para electrificar México
El e-tron no nació para convertirse en un superventas en México. Su precio de 1,919,900 pesos lo deja al alcance de pocos, aunque si haces cuentas de todo el equipamiento, desempeño y dimensiones, la diferencia respecto a los 1.5 millones que cuesta un Q8 tampoco es demasiada.
El e-tron es el primero de la camada de vehículos eléctricos de Audi en su nueva era. En México viene a abrir paso no sólo a la marca, sino a la industria, donde se suma a los esfuerzos de Tesla, Chevrolet, Nissan, BMW y Renault, además de los PHEV que ya vemos en Porsche, Mitsubishi y MINI. Poco a poco el país se electrifica.
Fotografía | Audi de México | Gerardo García