El BMW X5 fue uno de los pioneros del segmento SUV premium. Dos décadas le han servido para evolucionar a partir del claro entendimiento de sus clientes y de la aplicación de toda la tecnología de la casa, al grado de convertirse en un modelo tan versátil y convincente, que ahora mismo no se me ocurre qué tienen sus competidores, que el X5 no.
Si pasas a menudo por Motorpasión, sabrás que me encanta la crítica, pero el X5 2019 me ha rebasado. Lo nuevo de BMW no decepciona en nada y esta reseña termina siendo más una oda explicación de todo lo que ofrece esta nueva generación, que hoy nos muestra su faceta más tecnológica. ¿Listo? Arrancamos la prueba.
Un rostro que impone
El diseño del BMW X5 2019 evoluciona al estilo del resto e la gama X, y aunque es cierto que en gustos se rompen géneros, lo que queda claro es que se trata de un vehículo muy imponente y que con los años ha crecido muchísimo. En 1999 medía 4.66 metros —poco menos que un Jetta hoy— y que ahora se va hasta 4.92 metros.
En su nuevo rostro hay muchos sellos de identidad de la familia BMW, como una enorme parrilla de doble riñón, faros de LED hexagonales y, particularmente para este modelo, un portón trasero que abre en dos piezas, como si parte de la cajuela simulara la batea de una pick-up.
Esta versión xDrive50i lleva el tratamiento M Sport. No es un M puro y duro, pero se viste de deportivo con rines de 20" en Orbit Grey, fascias y faldones específicos, tomas de aire especiales, algunos acabados firmados por M al interior —volante incluido— y algunos componentes en su mecánica, pero no nos adelantemos todavía.
Un interior minuciosamente cuidado
Me faltan manos para enlistar todo lo que me resultó fascinante al interior del BMW X5. El diseño ahora es minimalista y reduce notablemente la cantidad de botones, a pesar de contar con varias funciones nuevas. Y si no los reduce en cantidad, al menos sí los disimula.
Así, de primera impresión, lo que captó mi atención durante los primeros minutos fue la buena resolución de la pantalla del sistema multimedia, con tamaño de 12.3". Continúo el recorrido visual y me doy cuenta que varios botones y algunos controles son diferentes a los BMW que había probado antes; el X5 pertenece a la nueva era de la marca, y con ello cambian algunos mandos.
La interfaz del sistema de infotenimiento, algunos botones e incluso el volante son nuevos. Toma un tiempo familiarizarse, pero una vez que ubicas cada control y comprendes cada función, todo es fácil de manipular. El cuadro de instrumentos digital es muy versátil —y con gráficos bastante avanzados. Por ponerte un ejemplo, la pantalla combina con el tacómetro la portada del álbum del artista que escuchas.
Ya con varios días de convivencia, y tocando hasta donde no, me convenzo que BMW prestó muchísima atención a cada detalle del BMW X5. Hay una grata impresión de calidad incluso en zonas donde se esperaría algún descuido en la selección de materiales. En lo particular, me gustó la iluminación ambiental, aunque hay quien dijo que parecía antro; se puede configurar el color de la luz y, como detalle, el techo de cristal lleva una trama de puntos que por las noches se ilumina y simula un cielo estrellado. ¿Alguien dijo Rolls-Royce?
Hasta arriba de tecnología
Naturalmente, al ser el X5 uno de los grandes exponentes de tecnología en BMW, la marca no escatimó al vestirlo con los últimos desarrollos de la casa. Aunque ojo, porque no todo es de serie. Nuestra unidad de pruebas llevaba muchísimas asistencias de conducción, incluido un asistente de manejo casi autónomo en condiciones de tráfico, capaz de regular el acelerador y mantenerte en el carril.
Entre otros juguetes, había un asistente de visión noctura —que proyecta su imagen en el cuadro de instrumentos—, asistente de estacionamiento automático, cámara de visión de 360º con gráficos en 3D y, como joya de nuestros días, un sistema de infotenimiento controlado por gestos, conectado a internet para ofrecer información de tráfico en tiempo real, servicios de concierge, clima, acceso a noticias, entre otros.
En temas mecánicos también hay aplicaciones tecnológicas interesantes, como una suspensión regulable en altura, que con solo jalar una palanca en la consola central puede subir o bajar la suspensión hasta 40 mm, esto con el fin de librar obstáculos si es que el camino se pone rudo, o para ir más pegados al asfalto y mejorar el comportamiento dinámico. ¿Mencioné ya que hay opción a dirección en las ruedas traseras? Pues lo tiene. Y eso mejora le paso por curva y la maniobrabilidad. DE hecho, estacionar es fácil. Y ojo, seguimos hablando de un SUV de casi cinco metros.
Un manejo que convence a todos
Al volante, el BMW X5 también da motivos para sonreír, comenzando por un motor V8 biturbo de 4.4 litros, capaz de generar nada menos que 462 hp y 479 lb-pie. Va asociado a un refinado cambio automático de ocho velocidades y al conocido sistema de tracción integral xDrive, que como hemos comprobado antes, decide oportunamente cómo distribuir el poder entre ambos ejes.
Cuando digo que el BMW X5 nos hace olvidarnos de cualquier otro SUV, me refiero a lo versátil de su manejo. Da igual si buscas deportividad o confort. Los distintos modos de manejo realmente transforman al X5 al gusto de cada conductor. En modo Sport vas a tener un vehículo relativamente rígido y muy responsivo; en modo Comfort todo es suave y sutil para transformar al X5 en un santuario en medio del caos.
Dinámicamente tenemos las mismas cartas de prestación que casi cualquier modelo de la gama BMW: buen aislamiento exterior, una dirección sumamente precisa y un aplomo al que parece no importarle la velocidad a la que vamos. Aún pesando más de dos toneladas, el X5 traza curvas cerradas con gran destreza. Quizá el único obstáculo sea colocarlo dentro del carril, porque sus dimensiones no son pequeñas, pero eso es un tema más de la habilidad del conductor, que del talento del vehículo. En curvas, el comportamiento es bastante neutral.
Ahora bien, la respuesta del propulsor nos deja muy buen sabor de boca. No hay retraso en la entrada del turbo y su respuesta es adictiva. Es sediento, y vaya que lo es, pero es un V8 al que da gusto alimentarlo —hasta que te llega la factura de la tarjeta de crédito, claro. No gasta más gasolina de la que esperábamos, pero tampoco voy a decir que 6.5 km/l sea poco. Hemos manejado vehículos que se mueven la mitad de rápido y gastan lo mismo. Al llenar el tanque —de 83 litros— entendí por qué el éxito de la versión plug-in hybrid sube como la espuma.
Un agasajo para cualquier tipo de conductor
Mi trabajo es criticar vehículos, y el BMW X5 2019 me lo puso muy difícil. Si me pongo muy quisquilloso, quizá al modo Sport le hizo falta algo de rabia, pero da igual porque viene en camino un X5 M que seguramente saciará mis ganas de velocidad. Quizá el tacto de la palanca "de cristal" tampoco sea tan convincente. En lo demás, este SUV ofrece estupenda calidad, gran equipamiento, mucha tecnología, prestaciones que roban el aliento... y puedo seguirme.
Ante el BMW X5 terminé por rendirme. Es un auto para dejarse consentir y disfrutar de lo que sea que hagas: escuchar música, atender temas de trabajo desde el sistema de infotenimiento, conducir en carretera... vamos, hasta los asientos son cómodos para echarte una siesta, ¿me explico?
El X5 2019 es un SUV que deja claro por qué lleva tantos años en el mercado y se sigue apostando duro por él. Por todo lo que ofrece, vaya que se lo pone difícil a los Audi Q7 y Q8, al Mercedes-Benz GLE e incluso al Volvo XC90. Me fascina el refinamiento y estilo sueco, pero me quedo con la precisión y el encanto de este exponente alemán.
9.2
A favor
- El comportamiento es brillante. No parece pesar más de dos toneladas.
- La atención al detalle al interior sorprende.
- El V8 empuja con ganas.
En contra
- No es precisamente ahorrador: 6.5 km/l.
- Mucho del equipamiento tecnológico es opcional.
BMW X5 xDrive50iA M Sport
$1,529,900
- Motor: V8 biturbo de 4.4 litros
- Potencia máxima: 462 hp @ 5,250 rpm
- Par máximo: 479 lb-pie @ 1,500 rpm
- Transmisión: Automática de 8 vels.
- Tracción: Integral
- Frenos: Disco / Disco
- Peso: 2,345 kg
- Velocidad máxima: 250 km/h
- Aceleración de 0 a 100 km/h: 4.7 s
- Suspensión delantera: Independiente tipo McPherson
- Suspensión trasera: Independiente multibrazo
- Longitud: 4,922 mm
- Cajuela: 650 litros
- Consumo en ciudad: 6.5 km/l
- Consumo en carretera: N.D.
- Consumo combinado: 9.7 km/l
- Emisiones de CO2: 241.6 g/km
- Capacidad del tanque: 83 litros