Los ingenieros de todas las marcas pasan noches en vela pensando cómo romper la dicotomía entre un buen rendimiento de combustible y prestaciones deportivas. Cada fabricante apuesta por lo que cree mejor para conseguirlo. El Infiniti QX50, en este caso, nos recibe con el primer motor turbo de compresión variable.
Esta tecnología es una auténtica joya de ingeniería. Es protagonizada por un motor con capacidad de metamorfosis y capaz de marcar un jaque mate hasta a los ingenieros alemanes más astutos. En un universo marcado por el lujo, las sensaciones de manejo y las tecnologías de conectividad, ¿el avanzado motor del QX50 tiene suficiente poder de convicción? Lo hemos puesto a prueba.
El motor adapta su configuración a la demanda del conductor
La explicación técnica detrás del motor de compresión variable de Infiniti puede ser muy compleja. A grosso modo, puede entenderse como un propulsor capaz de transformar su configuración mecánica a las necesidades del camino. Cuando la demanda de poder sea baja, el pistón ajusta su carrera para alzar la compresión y optimizar el consumo —creando, de hecho, un motor de ciclo Atkinson. Si queremos explotar al máximo las cualidades dinámicas, el bloque se ajusta para bajar la compresión y obtener el máximo poder.
Entre las ventajas, Infiniti menciona un consumo de combustible de motor de cuatro cilindros, potencia de V6 y par de diesel. Las especificaciones de este bloque turbocargado son 2.0 litros de cilindrada, 268 hp de potencia y 280 lb-pie de par. Puede alcanzar los 100 km/h en 6.3 segundos y llegar a 230 km/h.
¿A los clientes de la marca les interesa toda esta explicación? Habrá a quienes sí, pero estoy seguro que a la mayoría le bastará con saber que su auto cuenta con un sistema súper innovador, que funciona como un dos en uno para acelerar rápido o ahorrar combustible. Lo que en realidad cuenta es la manera en que toda esta teoría se aplica a la práctica.
Incluso a bajas revoluciones, el motor genera suficiente poder para conseguir desplazar con agilidad los casi 1,800 kg que pesa el QX50, aun con sólo un ligero roce del acelerador. Prácticamente no existe un retraso en la entrada del turbo. Si aceleramos a fondo, esa ligera "patada" que se siente con diferencia de segundo y medio es el motor realizando el cambio de compresión. Para algunos será imperceptible, pero después notarán un motor mucho más impetuoso.
El conjunto va asociado a una transmisión automática CVT que, contrario a todas mis expectativas, me gustó —y eso es algo que jamás creí decir sobre una caja de este tipo. No produce muchas vibraciones, actúa rápida y oportunamente, está bien aislada de la cabina y los cambios simulados se sienten muy naturales; no se "patina" al sacar el pie del acelerador con el motor a altas revoluciones y rara vez se estanca en algún punto del tacómetro.
Por supuesto que no se compara con la agilidad de las transmisiones de doble embrague de los alemanes ni con el refinamiento de los cambios de ocho o nueve velocidades de los japoneses, sin embargo, esta transmisión CVT se entiende de maravilla con el motor y, aun con el consumo de combustible como prioridad, permite explotar las cualidades dinámicas del auto. En ciudad, nosotros conseguimos un consumo de combustible en torno a los 8 km/l, nada mal para un auto de estas características —y de este peso.
Un chasís equilibrado para gustar a todos
El manejo cumple con las expectativas de un vehículo premium y se coloca como uno de los más equilibrados de su categoría gracias a la introducción de una suspensión con amortiguación variable, que oscila entre la suavidad del modo Eco o Estándar y la firmeza del Sport para adaptarse a las necesidades del camino y los gustos del conductor.
La dirección es suave y rápida, aunque no tan directa como nos gustaría. El recorrido corto de la suspensión permite que las transferencias de peso sean sutiles y que el comportamiento, en general, sea destacable tanto para quienes gustan de una conducción ágil en curvas, como de suavidad en asfalto maltratado.
Si acaso, los rines de 20 pulgadas hacen que los baches se sientan y escuchen más de lo que debería en un vehículo tan orientado a la comodidad, y el perfil bajo de los neumáticos requiere de doble precaución al circular en calles mal bacheadas, pues un descuido puede significar que se formen chipotes. Por cierto, cuenta con llantas Runflat.
El QX50 sabe que de la vista nace el amor
Hay quienes revisamos hasta el tamaño de la más recóndita de las tuercas antes de comprarnos un auto; hay quienes no se meten en líos y simplemente se llevan a casa un auto porque les gusta. Una de las principales ventajas del Infiniti QX50 requiere de un gran conocimiento técnico al que quizá la mayoría de los conductores no quieran exponerse. De ahí surge la necesidad de una cara bonita.
Así, el nuevo SUV de Infiniti obedece a un estilo deportivo que recibe en herencia del Q60, el coupé de la casa, líneas musculosas y afiladas que definen de maravilla la cintura, el frente y la trasera desde el rincón del que se le mire. El tamaño de los rines, las dimensiones de la parrilla e incluso el contorno cromado de las ventanas —un sello de identidad en los Infiniti de última generación— consiguen un QX50 muy atractivo, capaz de distraer miradas de las marcas premium de toda la vida.
La cabina cuida mucho el detalle, pero requiere de una revisión tecnológica
El interior del Infiniti QX50 sigue un diseño muy tradicional, pero luce fresco y acorde a un vehículo concebido hace apenas algunos meses. A lo largo de la cabina encontraremos detalles muy al estilo de la marca, como dos pantallas para el sistema de infotenimiento en el tablero.
Me gustó mucho la selección de materiales. Todas las superficies son agradables al tacto y la combinación de elementos es tan cuidada que incluye cuero hasta para forrar el tablero y detalles de madera auténtica, aluminio de acabado normal o cepillado y piezas en el tradicional negro laqueado.
Su fabricación tiene lugar en México y me encantaría decir que el proceso es impecable, pero luego de escuchar algunos crujidos en el cuadro de instrumento con poco más de 2,000 kilómetros recorridos y al tener dificultades al abrir y cerrar el compartimiento de almacenamiento frente a la palanca de velocidades, no puedo hacerlo. Pero casi.
El principal pecado del interior, en realidad, se encuentra en la relación tan cercana con Nissan. Su calidad está favorablemente lejos de un X-Trail o un Murano, pero hay elementos que simplemente no me hacen sentido en un vehículo de lujo, como la llave compartida con un Versa, el cuadro de instrumentos tan similar al de un SUV de volumen o la interfaz del sistema de infotenimiento, con gráficos que ya lucen obsoletos y compartidos con cualquier Nissan.
El apartado tecnológico es, justamente, su mayor área de oportunidad. La operación del sistema de infotenimiento no es la más intuitiva y, además, ofrece pocas opciones de conectividad. No hay Android Auto ni CarPlay, tampoco servicios en línea —aunque sí navegador con mapas cargados en una tarjeta SD. Se echa de menos también un cargador inalámbrico para smartphones.
Si hacemos de lado las necesidades de conectividad del 2018 y nos centramos en el lujo de un vehículo premium, el QX50 sí sobresale, pues incluye de serie una buena dosis de equipamiento que en sus competidores se queda en el plano opcional. Por 900,000 pesos tenemos columna de la dirección con ajuste eléctrico y memoria, asientos con ventilación y calefacción, techo panorámico, sistema de sonido Bose con 16 bocinas, climatizador de tres zonas con purificador de aire, suspensión adaptativa y cámara de visión de 360º.
También encontraremos una serie de asistencias de conducción: monitoreo de punto ciego, alerta de tráfico cruzado trasero, control de velocidad crucero adaptativo y alerta de colisión frontal con frenado automático de emergencia y detección de peatones. Nos llama la atención que no cuente con asistente de mantenimiento de carril, como sí lo hacen otros modelos dentro de la marca; lo más alarmante, sin embargo, es que el sistema de frenado autónomo de emergencia se nos activó dos veces sin un auto frente a nosotros. Este sistema también actúa en reversa y, aunque es ideal para distraídos, puede complicar maniobras de estacionamiento en espacios reducidos: el auto se frena automáticamente cuando todavía hay una buena distancia respecto al vehículo de atrás.
En términos de espacio, el Infiniti QX50 me parece el mejor resuelto de su categoría. Hay abundante espacio para piernas, hombros y cabeza, y conserva un buen volumen de carga. De ser necesario incrementar el espacio en la cajuela, la segunda fila se puede recorrer.
Un SUV con ánimo de triunfar en un segmento complicado
El Infiniti QX50 es una aplicación de ingeniería muy interesante en una carrocería vestida con mucho lujo y acabados de buen nivel. El reto se encuentra al analizar toda la oferta del segmento de los C-SUV premium, que ha crecido en opciones y la mayoría de sus competidores también estrenaron generación recientemente.
Lo que ofrece el QX50 es un equilibrio entre deportividad y confort, y rendimiento y potencia. El nivel de lujo y de diseño puede ser un factor de convicción poderoso, aunque el apartado tecnológico lo deje en posición incómoda frente al avanzado sistema ConnectedDrive de BMW o las asistencias de conducción semiautónoma del Volvo XC60.
8.6
A favor
- El motor es una joya de ingeniería.
- La selección de materiales es preciosa.
- El equipamiento de serie es muy bueno.
- La transmisión CVT está muy bien resuelta.
En contra
- Las asistencias de conducción son muy intrusivas.
- El sistema de infotenimiento se queda corto en conectividad.
- Los rines de 20 pulgadas pueden ser incómodos en calles mal pavimentadas.
- Queda un pequeño margen de mejora en ensambles.
Infiniti QX50 Sensory
$899,900
- Motor: 2.0 litros turbo
- Potencia máxima: 268 hp @ 5,600 rpm
- Par máximo: 280 lb-pie @ 4,400 rpm
- Transmisión: Automática CVT
- Tracción: Integral
- Frenos: Disco / Disco
- Peso: 1,788 kg
- Velocidad máxima': 230 km/h
- Aceleración de 0 a 100 km/h': 6.3 s
- Suspensión delantera: Independiente tipo McPherson
- Suspensión trasera: Independiente multilink
- Longitud: 4,700 mm
- Cajuela: 880 litros
- Consumo en ciudad: 7.9 km/l
- Consumo en carretera': 12.7 km/l
- Consumo combinado': 11.4 km/l
- Emisiones de CO2': 170 g/km
- Capacidad del tanque: 60 litros
' Cifras publicadas por el fabricante
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