Tengo que comenzar esta reseña diciendo que, personalmente, no creo que los autos eléctricos sean la respuesta a nuestros problemas. No creo que sean lo que nos va a salvar de nosotros mismos. Creo que la solución va más por el lado de los autos con celdas de hidrógeno, pero sí estoy seguro de que son un paso muy importante para llegar a ese punto.
De vez en cuando hay momentos en los que dudas de tus propias convicciones, y el Tesla Model S me hizo pensar por un segundo que estoy mal, que los eléctricos sí pueden ser la solución a nuestros problemas.
El acierto de diseñar un auto de lujo antes que uno eléctrico
Tesla no es una compañía de autos, es una empresa de tecnología que un día decidió que sería buena idea hacer un auto y, después del éxito que tuvo su primer modelo —el Roadster—, se dieron a la tarea de crear un sedán de lujo. Resulta que el esquema de planta de poder que mejor se acomodaba a lo que querían hacer con su auto era el de motores eléctricos.
Con esta filosofía como base, Tesla se dio a la tarea de diseñar una auto de lujo antes que un auto eléctrico. A diferencia de las otras marcas, Tesla no tiene que diferenciar su producto de otros para hacer notar que es eléctrico. Se optó por un sedán notchback, es decir, que tiene forma de sedán pero la cajuela abre con todo y medallón para facilitar el acceso a la zona de carga, o en su defecto, el acceso para los niños en las dos plazas traseras con las que puede contar en la cajuela como equipamiento opcional.
Las líneas son fluidas y se trabajó fuertemente en la aerodinámica pero no se olvidaron de darle carácter al auto. Los faros alargados y la cintura alta le dan una presencia imponente en la carretera. A pesar de ser características comunes, el Model S tiene carácter propio que crea un estilo único para la marca. La parte trasera asemeja más la de un coupé gracias a que su caída no es tan precipitada como en un sedán normal. Los enormes rines de 19 o 21 pulgadas complementan el diseño a la perfección, dándole un aire deportivo que bien se merece aunque no es lo que se esperaría de un sedán eléctrico de dos toneladas.
Desde el momento en el que nos acercamos al auto comienzan los detalles diferentes a todo lo demás que encontramos en la calle. Con sólo acercarse el auto detecta que vamos a entrar y las manijas de las puertas, que están al ras de la carrocería para mejorar el perfil aerodinámico, salen de manera automática para permitirnos abrir la puerta.
Mira el interior... y siente la pedrada, BMW Serie 7
En cuanto entramos al habitáculo, lo primero que notamos es la enorme pantalla táctil de 17 pulgadas en orientación vertical, que domina no sólo la consola central, sino todo el interior del auto. Los asientos son bastante cómodos y es fácil encontrar una buena posición de manejo. A pesar de la alta cintura del auto, las ventanas son de muy buen tamaño, por lo que la visibilidad exterior es muy buena.
El volante tiene muy buen tacto y el diámetro es justo el esperado en un sedán de lujo. Su grosor es más el de un volante deportivo, lo cuál nos gustó bastante. Todo lo que tocas dentro del Model S tiene una sensación de calidad premium, porque lo es. El tablero forrado en alcántara, la piel de los asientos y el volante y los plásticos utilizados son de primera calidad. El ensamble también es un punto que cabe destacar ya que en un auto eléctrico es más fácil escuchar algún rechinido que pueda tener el interior, y en el Model S absolutamente nada que no debe sonar, suena.
El espacio en las plazas traseras es bastante amplio, digno de cualquier sedán de lujo de su tamaño, con el valor agregado del piso completamente plano al no contar con túnel de transmisión, lo que hace todavía más cómodo el viajar en la parte posterior.
La lectura de los instrumentos es por medio de una pantalla de LCD a color en la que podemos seleccionar varias opciones como la lectura de la carga de la batería, o lo que estamos escuchando, o la presión de las llantas, etc. Cada quién podrá encontrar la lectura que más le convenga ya que tiene dos apartados personalizables, uno a cada lado del velocímetro.
Desde la enorme pantalla táctil en el centro de la consola se puede controlar todo, y cuando decimos todo, esta vez es en serio. La cantidad de cosas que se pueden regular es increíble. La lista es bastante amplia, desde la regulación de la firmeza de la dirección, la altura de la suspensión, qué tanto queremos que regeneren los frenos, las luces manuales o automáticas; sin olvidar, por supuesto, los sistemas de sonido y el GPS.
La pantalla es tan grande, que generalmente se divide en dos, y aún así cada parte es más grande que la mayoría de las pantallas de otros autos. El gran tamaño nos permite tener una visión del mapa del GPS bastante buena, aparte de tener el navegador “vuelta por vuelta” disponible en el tablero junto al velocímetro.
Uno, dos, tres... ¡Ya vas a 100 km/h!
La suspensión “inteligente” merece mención aparte; esta vez sí es inteligente. La manera en la que funciona es juntándose con el GPS para saber dónde está. Esto sirve porque si vamos por un camino maltratado por primera vez, le decimos al auto de manera manual que levante la suspensión lo más posible para que la parte baja no raspe. A partir de ese momento, cada vez que pasemos por ese mismo lugar, el auto reconocerá que ya estuvo ahí y que le pediste que subiera la suspensión, así que lo hará solo, sin que tengas que hacer nada. Conozco perros que no son tan listos.
La conducción del Model S es algo… diferente. Lo primero que hay que notar es que no hay que apretar ningún botón para prenderlo. En el momento en el que subimos y ponemos la palanca en Reversa o Drive, el auto entiende que nos queremos mover y se enciende. Lo mismo pasa para apagarlo, si lo dejamos en Park y nos salimos y lo cerramos, el auto se apaga solo.
Como en todos los autos eléctricos no hay ruido cuando se prende, así que ponemos Drive y pisamos el acelerados y estamos en camino. A diferencia de los autos que funcionan con una caja de cambios automática, el hecho de poner Drive o Reversa no hará que el Model S se mueva si soltamos el freno, en este auto hay que pisar el acelerador para que comience a rodar. Eso dificulta un poco las maniobras de estacionado al principio, pero cuando te acostumbras al tacto del acelerador ya no hay problema… o cuando le dice que se estacione solo, ahorita llegamos a eso. Al final, si deseas que el auto avance al soltar el freno —como cualquier otro auto—, puedes configurarlo en uno de los muchos menús de la pantalla de 17".
La primera impresión de manejo es la que se espera en un sedán de lujo eléctrico: dirección suave, con muy poco o nada de ruido (depende de la velocidad) y una entrega de potencia lineal. Cuando apretamos el acelerador a fondo es cuando nos damos cuenta de lo diferente que es este auto.
Todos los autos eléctricos tienen torque inmediato, es una de las cualidades de este tipo de motores. Al no tener velocidades, el empuje es inmediato y constante, pero el Model S empuja como ningún otro eléctrico que haya manejado (y ya maneje bastantes).
En el instante en el que pisas el acelerador hasta el fondo, más te vale estar agarrado de algo porque la aceleración te pega al asiento de una manera sumamente violenta, y sigue empujando hasta bien pasados los 200 km/h. Esto gracias a los dos motores eléctricos que tiene, uno en cada eje, que logran una potencia total de 518 caballos de fuerza en la versión 90D, con lo que logra el 0 a 100 km/h en poco más de 3 segundos. Estamos hablando de tiempos de Ferrari o Lamborghini, con una entrega de potencia más directa, en un sedán de lujo de dos toneladas.
La distribución de peso bastante buena gracias a que las pilas están a lo largo del piso entre los ejes, centralizando la mayor parte de la masa del auto en el punto más bajo. Otra ventaja de la posición de las pilas es que según Tesla las puede reemplazar en tan solo 90 segundos. Gracias a la posición de las pilas y los motores el auto se siente bien plantado aunque no vamos a negar que se siente que pesa las dos toneladas, a pesar de la brutal aceleración. Los frenos tienen muy buen tacto a pesar de ser regenerativos. De hecho, el sistema de regeneración se siente más cuando soltamos el acelerador que cuando frenamos, y también se puede regular para que regenere menos y, por consecuencia, frene menos el auto al soltar el acelerador.
El software al servicio de la conducción
¿Recuerdan que dijimos que íbamos a hablar de cómo se estacionaba solo? Bueno, pues no sólo se estaciona solo, también se maneja solo. El Model S es el primer auto de venta al público que realmente se maneja solo. Pudimos probar el sistema Autopilot en un tramo de autopista y un poco en ciudad. El sistema de sensores alrededor del auto monitorea en todo momento lo que nos rodea, y puede diferenciar entre un peatón, auto, camión o motocicleta. El sistema detecta los carriles en el piso y los sigue mientras se mantiene alejado de lo que está a nuestro alrededor. Evidentemente es una tecnología nueva que tiene algunas fallas. Si las líneas de los carriles están mal pintadas, no las detecta y le cuesta más trabajo permanecer en el carril.
De igual manera es muy extraño viajar en un auto a 100 km/h en una carretera y que tome las curvas él solo, al mismo tiempo que mantiene la distancia con los otros vehículos y acelera y desacelera por su cuenta, según la necesidad. Hay una gran diferencia entre un control de crucero inteligente y un auto que se maneja completamente solo.
Pero íbamos a hablar de la estacionada. Si encuentras un lugar para estacionar en batería pero es demasiado estrecho como para que puedas abrir la puerta una vez que te acomodaste, no hay problema. Alineas el auto, te bajas, lo cierras y aprietas un botón desde el llavero o la aplicación móvil. El auto se meterá solo al espacio y una vez estacionado se apaga. Para salir es lo mismo, aprietas el botón y el auto “despierta” y sale para que te subas sin problemas. Evidentemente también puede buscar lugares para estacionarse en paralelo, y una vez que lo encuentra si le das la orden se mete solo al lugar.
Tesla vino a revolucionar no sólo el segmento de los autos eléctricos, sino el mundo de los autos. Nuestra unidad de pruebas fue un 90D que tiene una autonomía que ronda los 450 kilómetros dependiendo del manejo que le demos, incluso la manera en la que mejor autonomía tiene es con el Autopilot activado ya que la computadora decide cuál es la mejor manera de ahorrar y regenerar energía.
Como cualquier auto eléctrico, si lo conectas a la pared a una toma de 110 volts se tardará cerca de 20 horas en cargar, pero hay mejores opciones como los Superchargers de la propia marca, con el que puedes cargar el auto por completo en poco más de una hora; al 80%, en 30 minutos. Por el momento sólo hay uno en Cuernavaca y se seleccionó ese punto porque Acapulco es la playa más visitada desde la CDMX. Si sales del sur llegas sin problemas, pero si sales del norte se complica un poco la cosa.
Es fácil entender por qué te gusta... o por qué no
El precio del 90D en nuestro país empieza en 1,948,000 pesos, pero el rango precios del Model S va desde 1.68 hasta 2.37 millones de pesos sin tomar en cuenta la larga lista de opciones.
La cantidad de “juguetes” que tiene el Model S nos hace pensar más que es una computadora con ruedas en lugar de un auto con computadoras. La verdad no sé si compraría uno de tener el dinero, personalmente extraño el sonido del motor y soy de esos raros que les gustan los cambios manuales, sobre todo en un auto de este precio. Pero entiendo a la perfección por qué alguien gastaría todo ese dinero en un Model S.
Normalmente cuando manejas un auto en ese rango de precio, lo que esperas (y generalmente sucede) es que la experiencia de manejo sea elevada a un nuevo nivel. El Model S no sólo reinventa el segmento de los sedanes premium eléctricos, sino que reinventa por completo el manejo, creando una experiencia completamente nueva y única. Las demás marcas tienen mucho en que trabajar si planean competir con Tesla.
Fotografía | Gerardo García En Xataka México | Tesla Model S, analizamos a fondo el juguete tecnológico de Elon Musk