Toyota Prius, prueba (parte 1)

No fue el primer auto híbrido en llegar a México, pero el Toyota Prius sí es actualmente el auto declaradamente respetuoso con el medio ambiente más asequible del mercado nacional, ya que su precio inicial es de 337 mil 700 pesos.

Sin embargo, Motorpasión México tuvo acceso a probar el tope de gama de este interesante vehículo de Toyota, que por cierto es también el más vendido en su tipo en el mundo. Se trata de la versión Premium con panel solar, vestiduras de piel y sistema de navegación, entre otras amenidades, por la que hay que desembolsar 416 mil 200 pesos.

Es cierto que este tipo de tecnología aún no está al alcance de todos, y menos en una economía como la mexicana. Incluso quienes lo pueden pagar se lo piensan dos veces porque “incentivos" como la exención del pago de tenencia, o el privilegio de circular todos los días (porque eso se ha vuelto en México circular diario, un privilegio), parecen quedarse cortos para animarse a comprar un híbrido como el Prius.

La aerodinámica rige el diseño del Toyota Prius.

Yo mismo he sido escéptico ante este tipo de autos (y aquí disculpen el tono particular, pero hablo a título personal), habiendo manejado previamente la anterior generación del Prius y el Honda Civic Hybrid, hace ya algunos añitos, autos cuyo manejo me había parecido artificial, falto de potencia y por si fuera poco, su precio en México era aún más alto. Así las cosas, hasta antes de manejar este Prius, el único híbrido que me había gustado y que llegué a desear era el Porsche Panamera Hybrid, que pude manejar más recientemente, pero claro, esas son ligas mayores.

Afortunadamente Toyota mejoró notablemente al Prius y su actual generación es un auto agradable de conducir en muchos sentidos, y más lo es cuando día tras día de uso el indicador digital del nivel de gasolina no baja ni una rayita, al grado de que en un punto de la prueba nos propusimos alargar los trayectos habituales, pisar más decididamente el acelerador (y el torque siempre está ahí listo) y como lo manejamos al calor de la Sultana del Norte, el aire acondicionado siempre estuvo encendido, pero ni así aumentaba de manera notoria el consumo de combustible. De hecho en las dos semanas que duró la prueba fue prácticamente imposible acabarnos el tanque lleno con el que lo recibimos.

Un poco de historia

Ya mencionamos que el Prius no fue el primer híbrido en llegar a México, pero hay que decir también que Toyota fue el primer fabricante que tuvo esa intención, ya que desde el lejano 2005 esta marca japonesa anunció que estaba en pláticas con instancias oficiales a fin de poder incentivar la venta del Prius.

Sin embargo nadie sabe para quien trabaja, y calladitos calladitos los amigos de Honda se adelantaron y trajeron su Civic Híbrido en el 2006, y ya se sabe que el que pega primero pega dos veces. Toyota todavía se tardó un poco más en cumplir lo prometido y ofrecer al Prius en México, y cuando lo hizo su precio era superior al del Civic Híbrido (que no era nada barato), aún con el pago de la tenencia y el ISAN eliminados de la ecuación.

De manera que adquirir uno de estos híbridos se volvió casi un acto de capricho, más que de conciencia ecológica o que un gesto racional en función de la economía. Además empezaron a llegar también opciones a diésel por parte de Volkswagen, primero el Jetta, luego el Bora y actualmente el Vento, cuyos precios eran significativamente inferiores a los de los híbridos, pero con rendimientos de combustible y autonomía equiparables.

Por ello ni Honda ni Toyota se durmieron en sus laureles y trabajaron para ofrecer sus propuestas “verdes” a precios más razonables, de modo que ahora un Prius luce como una alternativa de transporte familiar o personal muy realista y muy a tener en cuenta para una decisión de compra.

Un auto diferente

Algo tiene el Prius que lo hace diferente. Tal vez es el hecho de que es el híbrido más vendido en el mundo desde que inició su historia en 1997, y desde entonces por su carácter ecológico ha sido algo así como un “statement”, más que un simple auto. No por nada más de un famoso de Hollywood lo eligió en su momento para mostrarle al mundo su amor por el medio ambiente (sí Leonardo Di Caprio, a ti nos referimos).

Y estéticamente tiene lo suyo también, por su frente de rasgos bien definidos, con unos grupos ópticos modernos de iluminación LED diurna y las líneas de carácter del cofre que culminan en el bien visible logotipo de la marca, justo en el centro de la parrilla. En su parte trasera destaca el portón tipo “hatch” acristalado hasta su parte baja, lo que permite una mejor visibilidad al maniobrar para estacionarse, amén de que nuestra unidad de prueba contaba con cámara de reversa.

Con la llave inteligente en nuestras manos, nos acercamos y el Prius ya estaba abierto para recibirnos en su amplio y bien equipado interior. Realmente se nota que los diseñadores de Toyota trabajaron en la ergonomía del Prius, cuyos asientos tipo cubo y forrados en piel ya los quisiera alguno que otro auto con pretensiones más deportivas; ya bien cómodos y sujetos en el asiento del conductor, todos los mandos están muy al alcance de la mano, gracias a que su consola es flotante y en forma de rampa, de manera que queda muy cerca de la mano derecha, lo que reduce los movimientos del volante a ésta, y por cierto, el volante multifuncional tiene hasta controles para el aire acondicionado.

Oprimes el botón de encendido y en la pantalla puedes leer: “Welcome to Prius”. Sí, apretaste el botón y el auto encendió, pero no lo sientes porque ni vibra ni hace ruido alguno, está en su modo eléctrico (tiene 3 modos de conducción) y tus primeros kilómetros serán sin cargo de conciencia ambiental, es decir en modo cero emisiones. Por eso es un auto diferente, pero, si se preguntan qué tal se maneja, los invitamos a leer la segunda parte de esta experiencia con el Toyota Prius.

Continuará...

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