Habitualmente, cuando pensamos en drifting, imaginamos un BMW M2 o un Ford Focus RS, pero no un simple tracción delantera, mucho menos uno como un Renault Kangoo. Pero vaya, como en este mundo no existen reglas, lo único que necesitas es un motor de diésel de origen Mercedes, hielo y mucho tiempo libre para convertir tu vehículo repartidor en una máquina de drifteo.
Del Kangoo sólo han dejado la cáscara. El motor es un OM606 que llevaban los Mercedes-Benz E300 en los años 90, pero ajustado para ofrecer entre 400 y 500 hp gracias a un turbo Hulset HX40 y un supercargador Eaton M90. La mezcla no termina ahí, los hermanos Olle y Lasse, creadores de este Frankenstein, instalaron el sistema de tracción trasera de un Volvo 940 y un enorme escape lateral.
El resultado es algo que no encontrarías ni en tus más disparatados sueños. Es un Kangoo blanco que al más mínimo giro del volante y roce del acelerador termina deslizándose en el hielo con la misma destreza que un patinador experto. Y hace alarde de sus excesos con una enorme nube negra de contaminación.