Hay gente a la que eso del tuning se le puede ir de las manos, como los que colocan decenas de focos de colores a lo largo y ancho de sus coches, los que decoran con alerones sinsentido o los que extirpan los faros de su deportivo para trasplantarle un par de turbos. Sí, es real. A este GT-R lo han dejado ciego.
No hay muchos detalles acerca de este GT-R tan peculiar. No sabemos si son meros accesorios decorativos —la gente a veces puede sorprendernos— o si hasta cierto punto son funcionales, lo que es un hecho es que apenas encuentre alguna patrulla de noche, se verá en aprietos.
No es la primera vez que vemos un intento de aprovechar el aire que pasa por los faros para alimentar o enfriar el motor. El Dodge Challenger SRT Hellcat también lo hace, pero sin reemplazar su sistema de iluminación. El propietario de este GT-R simplemente se ha ido al extremo.