Bugatti ha sido una muestra de éxito contemporáneo, demostrando que hay un mercado extenso que está dispuesto a pagar millones por autos que simplemente tienen cifras de leyenda. Actualmente Bugatti está muy bien colocada, pero hace unas dos décadas la marca era básicamente un recuerdo. Como sabemos Volkswagen entró al rescate en una serie de años en los que compraron cuánta marca podían. Con ellos vieron la oportunidad del auto de producción más rápido del mundo y por ello comenzaron con el 18/3 Chiron.
Volkswagen compró a Lamborghini, Bentley y Bugatti, incluso tuvo bajo su poder a Rolls-Royce, aunque hubo un problema legal con BMW del que hablaremos en otro especial. Cuando Volkswagen había comprado a Bugatti, no había mucho que usar propio de la francesa para sacarla adelante, por lo que decidieron tomar ayuda de lo que Lamborghini aún tenía de la producción de sus últimos Diablo.
VW tomó uno de los últimos Lamborghini Diablo VT (versión con tracción en las cuatro ruedas) y pusieron manos a la obra para que Bugatti presentara un auto concepto en menos de un año.
El resultado final de este trabajo fue el Bugatti 18/3 Chiron de 1999. Sí con el nombre de Louis Chiron, un piloto que le diera varias victorias importantes a Bugatti en sus años dorados. El 18/3 llevaba un motor de configuración W la cual Volkswagen había desarrollado para otros modelos con mucho poder.
Este motor usaba tres bloques de 6 cilindros con un ángulo de 60º cada uno con lo que básicamente formaba una W perfecta. Este motor tenía unos monstruosos 6.3 litros de cilindrada y 72 válvulas. Con eso en mente puede producir un total de 547 hp y 390 lb-pie de par, cifras que comparadas a los que vemos actualmente con Bugatti son algo bajas. Sin embargo, parte de ello es que se trata de un motor naturalmente aspirado y no de uno turbo cargado como los actuales.
Al haber usado un Lamborghini Diablo, no pudieron crear muchas cosas nuevas, simplemente adaptar lo que tenían al espacio propuesto por la plataforma del auto italiano. Por ello y la premura de presentar el concepto no pudieron añadir más cosas para aumentar su velocidad. Al final del día este motor no llegó a producción debido a la falta de espacio que propiciaba problemas con la posición y durabilidad de la caja de cambios.
A nivel estético ya podemos ver la base de lo que fue primero el Bugatti Veyron y que posteriormente evolucionaría al Chiron. La parrilla, forma de faros, cabina y en general al silueta ya tenía los detalles que darían un vuelco a la industria automotriz, especialmente en modelos de alto rendimiento.
Durante esa misma época Bugatti también presentó dos conceptos de sedán, que fueron separados del proyecto, pero que se integrarían al de Bentley para ver llegar al Flying Spur unos años más adelante.
Mientras tanto Bugatti siguió trabajando hasta que en 2004 el mundo conoció al Bugatti Veyron 16.4, el hipercoche que los puso de nuevo en el mapa.