Fabricar un deportivo exótico no es cosa fácil, sobre todo cuando eres una empresa pequeña que apenas está empezando. Algunas de ellas logran establecerse dentro de un nicho del mercado muy exclusivo, pero muchas otras pasan desapercibidas. Con ese primer auto, sobre todo, es importante tratar de mantener los costos en un margen aceptable, por lo que invertir en un departamento de investigación y desarrollo suena hasta ridículo.
Generalmente, la inversión en un nuevo auto para estas empresas se va en el chasis y la carrocería, optando por utilizar un motor de alguien más. Esto tiene ventajas ya que habrá refacciones, no tienen que gastar en desarrollar un motor desde cero, y la confiabilidad de la planta de poder ya está probada. Esto también hace que el auto sea menos propenso a descomponerse y que sea más barato de mantener.
Muchas veces esos motores salen de lugares que no imaginamos, e incluso el vehículo en el que se utiliza originalmente nada tiene que ver con un deportivo exótico. Estos son algunos de los casos más sonados en los últimos años.
De Tomaso Pantera
El Pantera es un deportivo exótico italiano de la década de los 70 que se caracterizaba por tener un motor americano. Así es, el V8 de 5.8 litros que utilizaba el Pantera, era el mismo que encontrábamos en varios productos de Ford, más notablemente el Mustang Boss 351. De Tomaso no hizo mayores modificaciones al motor y seguía entregando los 330 caballos que en el Mustang, aunque después tuvieron una versión ligeramente potenciada a 350 caballos.
Gumpert Apollo
El primer auto de la marca alemana Gumpert fue el Apollo. La compañía ha cambiado de manos y ahora es de un inversionista de Hong Kong, pero el dueño original, Roland Gumpert, fue director de Audi Sport, por lo que no es extraño que haya seleccionado un motor de la marca alemana para su auto. El primer Gumpert contaba con un V8 de 4.2 litros que después de fuertes modificaciones lograba entre 650 y 800 caballos de fuerza, dependiendo la versión del auto. Este motor puede rastrear sus orígenes hasta finales de la década de los 80. La versión actualizada que se utilizó en el Apollo también se podía encontrar en el Audi S4 y A6 de la época, así como el Volkswagen Phaeton.
Koenigsegg CC8/CCR
El primer intento de la compañía sueca para entra al mundo de los superdeportivos tuvo mucho más éxito del que muchos esperaban. El auto tenía un diseño funcional y llamativo que le permitía codearse con los modelos de producción más rápidos del mundo, cosa que la marca sigue haciendo. Los modelos actuales de Koenigsegg siguen siendo de lo más rápido y exclusivo que se puede comprar hoy en día, y aunque la marca ya desarrolla sus propios motores, no fue así al principio. El CC8 tenía un V8 modular de 4.7 litros de origen Ford, que con un supercargador y otras modificaciones llegaba hasta los 650 caballos de fuerza. Para el CCR se cambió el supercargador por dos turbos y llegó hasta los 806 caballos de fuerza. Este motor ha tenido muchas aplicaciones dentro de Ford y sirve como base para motores que se utilizan en modelos como la F-150 o el Mustang GT.
Hennessey Venom GT
El Venom GT se volvió famoso por enfrentarse al Bugatti Veyron en la búsqueda del récord de velocidad para un auto de producción. Aunque nunca pudo establecer el récord de manera oficial, sí logró llegar a los 427.6 km/h, y obtuvo el récord para el auto con la mayor aceleración de 0 a 300 km/h con 13.63 segundos. Esto lo lograba en gran medida gracias a su motor V8 de 7.0 litros de origen General Motors. Como era de esperarse, Hennessey modificó fuertemente el motor base para que entregara hasta 1,244 caballos de fuerza, cifra a la que ningún modelo de GM se ha siquiera acercado. El motor LS de GM se utiliza principalmente en Camaros y Corvettes, pero nada se acerca a lo que logró Hennessey con el Venom GT.
Noble M600
El último ejemplar de la marca británica Noble sigue con la tradición de hacer autos deportivos ligeros que necesitan de buenas manos para poder exprimirlos al máximo. Aunque se comenzó a producir en 2010, el M600 no tiene ninguna clase de ayuda electrónica, dejando al piloto sólo para controlar el auto. No hay ABS, no hay bolsas de aire. A pesar de las claras desventajas que esto ocasiona, también hay algo positivo: el auto pesa menos. El poco peso junto con los 650 caballos de fuerza que puede entregar el motor hacen que tenga una velocidad máxima de 360 km/h. Dicho motor proviene de uno de los lugares menos inesperados, el Volvo XC90. Sí, es el mismo V8 de 4.4 litros que desarrolló Volvo junto con Yamaha para el XC90 y el S80, pero con varias modificaciones que lo hacen entregar más del doble de potencia.
Vuhl 05
Otro intento más de una marca mexicana por hacer un deportivo exótico, el Vuhl 05 es probablemente el más exitoso en esa empresa. El pequeño auto está diseñado para ser un juguete para la pista aunque sigue siendo legal para la calle. Utiliza misma ideología de Lotus en la que un auto que pesa muy poco no necesita mucha potencia. En su versión más extrema, denominada 05RR, el Vuhl utiliza un motor Ford EcoBoost de 2.3 litros con 385 caballos de fuerza. Esto junto a los 640 kilos que pesa el auto, le dan una relación peso potencia envidiada por muchos superdeportivos. El motor Ford es el mismo que se utiliza en el Mustang EcoBoost y en el Focus RS, aunque en ninguno de los dos rebasa los 350 caballos de fuerza.
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