La Fórmula E ha sido utilizada como pretexto para que diferentes marcas nos muestren su gama de vehículos electrificados. Renault, por ejemplo, aprovecha el paso de esta categoría del deporte motor por México para mostrarnos por primera vez al ZOE, aunque sin planes de ponerlo a la venta (todavía).
El Renault ZOE es un subcompacto de la talla del Clio, pero impulsado por un motor eléctrico de 110 hp y 166 lb-pie. En condiciones de uso real, la marca promete una autonomía de 300 kilómetros y tiempos de carga de una hora con 40 minutos para recuperar el 80% de las baterías —suficiente para recorrer 240 kilómetros.
Eric Pasquier, Director General de Renault en México, reconoce el potencial de este modelo en nuestro mercado y no descarta la idea de comercializarlo, pero no puede ser indiferente a la falta de infraestructura y de incentivos para volver más accesible este tipo de tecnología hacia el público en general.
Por un lado, hace falta la participación del gobierno en la instalación de puntos de recarga públicos en las calles; hasta ahora, ha sido el sector privado el que ha impulsado los cargadores para coches eléctricos en estacionamientos de centros comerciales y concesionarios.
Por otra parte, los incentivos son necesarios para reducir el costo al público. Partiendo de los 312,000 pesos que cuesta el Renault Twizy en México y de los 11,855 euros que cuesta en España, en relación con la etiqueta del ZOE, la regla de tres nos sugiere un precio inicial de 559,000 pesos para el Renault ZOE en México —con todo el equipamiento del modelo más accesible de la gama.
Lo anterior pone en evidencia las razones por las que las ventas de los vehículos eléctricos son tan bajas en México. En 2017 se vendieron menos de 200 unidades de este tipo, considerando que en la oferta figuran modelos como Tesla Model S y Model X, Nissan LEAF, Chevrolet Bolt y BMW i3.
Para vender el ZOE en México, Renault podría utilizar la red de cargadores que ya utiliza Nissan, pero mientras no haya una colaboración por parte del gobierno de un país petrolero —cuya prioridad no está en la movilidad cero emisiones—, el panorama de este tipo de vehículos es complicado.