¿Cuántas veces nos hemos encontrado con aquellos topes que parecen “barda” o aquellos que no se ven, pero que tu auto sufre las consecuencias?, pareciera que tienen un único propósito en la vida: “arruinar” la nuestra, sin embargo, su función es todo lo contrario, fueron creados para mejorar la convivencia entre automovilistas y peatones, reduciendo el índice de accidentes por exceso de velocidad.
Si bien es cierto que el buen funcionamiento de los topes y de todos los reductores de velocidad depende al 100% de su estado, la única función que tienen es reducir la velocidad de aquellos que no respeten los señalamientos y por supuesto los límites de velocidad.
Según el registro que se tiene de ellos, surgieron en el año de 1953 y a quien se le atribuye su creación es al físico Arthur Compton, también acreedor del Premio Nobel de Física de 1927.
En México no se tiene la cifra exacta de cuántos topes existen, sin embargo, en la Ciudad de México existen más de 30,000, de los cuales 2,316 no se apegan a la normatividad, según datos de El Universal.
Tipos:
Topes: Montículos de asfalto que se instalan en arterias viales secundarias.
Bolardos: Boyas de 10 centímetros de altura aproximadamente.
Vialetas: Pequeños accesorios de plático que generalmente se instalan en tres filas y cuentan con reflejantes.
Vibradores: Pequeños tramos del asfalto fabricados en forma de lavadero.
En 2017 mexicanos desarrollaron topes inteligentes los cuales se mantienen en posición plana si el vehículo está respetando el límite de velocidad, si los sensores detectan que el auto supera el límite de velocidad éste se elevará.
Si bien la idea fue buena, el proyecto se quedó en pausa, pues desde su presentación y muestra, no se han implementado más topes inteligentes en la ciudad.