El mundo del tuning tiene una especial fascinación por las pick-ups. Hemos visto desde una absurda reducción de altura, hasta montaje de accesorios aerodinámicos y descomunales sistemas de sonido. Lo que nos propone Quentin Boylan desbloquea un nuevo nivel de asombro: una Toyota Hilux con motor V8 de origen Mercedes-AMG.
Lo que Boylan pretendía no era más que construir la Mercedes-AMG X63 que la firma alemana jamás se atrevió a construir. Pero en vez de utilizar una Clase X —o su melliza japonesa, una NP300—, Boylan tomó una Hilux y le montó el V8 de 6.2 litros del C63.
La historia no termina con un nuevo motor. Para quedar aún más cerca de la división deportiva de Mercedes-Benz, esta Hilux también recibió frenos delanteros AMG, rines similares, una suspensión rebajada, interiores en combinación de cuero y alcántara con costuras rojas e incluso un par de asientos similares a los de la gama AMG.
Al final, lo más curioso de esta preparación es que Boylan utiliza esta pick-up como su medio de transporte diario. Según cuenta, buscaba un vehículo con fama de confiable y que pudiera recibir este motor de altísimo desempeño sin (demasiadas) complicaciones.