Hay muchos que no consideran a los autos como obras de arte, probablemente es porque no han visto autos como muchos que Alfa Romeo, Ferrari, Mercedes, BMW o Jaguar han fabricado, autos que llevan al arte a alcanzar velocidades superiores a los 200 km/h.
Uno de esos autos es el Lamborghini Calá, un auto que rompe con el diseño extravagante de la marca de Sant'Agata, dejando de lado las formas angulares que te hacen pensar en una nave espacial al verlo.
Es probable que muchos lo recuerden como uno de los autos protagonistas de la segunda entrega de Need For Speed, el videojuego de carreras más exitoso de la historia, sin embargo, la historia no va tanto por ese lado.
Para conocerlo hay que regresar a 1995 cuando en el Salón de Ginebra se desveló un Lamborghini que tenía por objetivo dar un nuevo nivel de entrada a la marca italiana, con un motor un poco menos agresivo que el del Countach, pero con suficiente potencia para dejar en claro que se trataba de un Lamborghini puro.
Su estetica la hereda de la mano de Italdesign y Giorgietto Giugiaro, nombres que no se pueden tomar a la ligera. A diferencia de la imagen tradicional de Lamborghini, el Calá adopta líneas curvas y fluidas que hacen que hasta la fecha su diseño siga vigente, incorpora un alerón trasero de tamaño considerable y un parabrisas que se extiende de gran forma, dejando un espacio pequeño de techo.
Su motor era un V10 atmosférico de 3.9 litros capaz de desarrollar 372 hp, que transmitían su poder al eje trasero. En este punto Lamborghini aún no pertenecía al Grupo Volkswagen, faltaban un par de años para que se uniera al gigante alemán.
Durante la segunda mitad de la década de los 90 Lamborghini cambió varias veces de propietario, estos cambios hicieron que el Calá se quedara simplemente como un prototipo completamente funcional, pero sin posibilidades de salir a producción, una verdadera lastima. No fue hasta 1998 cuando la marca de Sant'Agata fue adquirida por Volkswagen, en este punto se le dio luz verde a los proyectos de desarrollo del Murciélago y del Gallardo, que retomaría la filosofía de crear un Lamborghini 'accesible'.
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