Cuándo hablamos de un Concept Car escuchamos una serie de especificaciones que suenan como el paraíso automotriz, aceleraciones increíbles, velocidades punta para locos, agarre inimaginable, fuentes de energía innovadoras y muchas cosas más.
Tristemente muchos de estos autos están destinados a permanecer toda su existencia encerrados en un cuarto de exhibiciones o un almacén a pesar de tener mecánicas completamente funcionales, por lo mismo no es casualidad que tan solo unos meses después nadie recuerde su existencia, no siempre es así y el Mazda Furai nos recuerda que las excepciones valen la pena.
Para conocer al Furai hay que regresar al Auto Show de Detroit de 2008, para ese momento, y aún en nuestros días, su diseño sigue siendo la expresión pura del diseño Nagare, predecesor del KODO actual. Sus formas inevitablemente nos emocionaban y a la vez nos entristecían pues lucía tan bien que muchos pensaban que jamás se le vería en acción —grave error—.
Si bien se veía como un vehículo de otra galaxia, lo que más llamaba la
Su nombre proviene del japonés, Furai, sonido del viento. En sus costados portaba el número 55, mismo que le perteneciera al único Mazda que ha ganado las 24 horas de Le Mans, el famoso 787B de 1991.
Se le pudo ver en acción varias veces, siendo probado en Laguna Seca, por ejemplo...
Cuando mencioné que murió como el guerrero que fue, no es por el hecho de que se haya retirado a vivir tranquilamente en las instalaciones de Mazda tras haber recorrido varios miles de kilómetros. Todo pasó cuándo el equipo de la revista de Top Gear se encontraba manejando el Furai para hacer un artículo sobre él y así celebrar el 20 aniversario de la publicación, algo salió mal y el Furai se incendió.
Así acabo la historia del Furai un auto que maravillo a muchos y que seguramente seguiremos recordando durante mucho tiempo.
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