Buick Encore GX, a prueba: Atención al detalle donde de verdad importa y no en opcionales

Cuando se trata de SUV todas las marcas quieren tener la mayor cantidad de productos posibles con todos los enfoques necesarios. General Motors tiene una de las alineaciones más grandes en México con varios productos por segmento, pero con enfoques a distintos públicos. Justo entre lo premium y generalista tenemos al Buick Encore GX, que junta parte de lo más interesante del mundo premium con otros detalles para mantenerlo al alcance de muchos clientes. Lo pusimos a prueba.

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Apuntando a clientes nuevos

Buick indiscutiblemente navega con una bandera de sobriedad y elegancia, en tiempos recientes tuvo varios modelos que apelaban a algo más deportivo, pero sin perder el lujo, como el Buick Regal. Sin embargo, actualmente sólo navegan con SUV, la mayoría con un cliente adulto por objetivo. Con el nuevo Buick Encore GX, quieren seguir ofreciendo esas características especiales, pero también volverse más atractivos para clientes más jóvenes.

Estéticamente tiene trazos suaves y que no se separan de lo elegante, pero a la vez Buick nos da ciertos detalles de color y contrastes que lo hacen más llamativo para otros. En esta versión que probamos, llamada Sport Touring, tendremos faros y calaveras LED, rines de 18”, una parrilla con insertos rojos —que en las versiones más comunes va totalmente en color negro—, y los contornos de la camioneta al color de la carrocería y no en plástico negro.

Se trata de un B-SUV y mide un total de 4,354 mm, 7.6 cm más que la generación anterior y también 4 cm más de ancho. Dicho aumento de medidas se da gracias a que ya dejaron de usar como base al Opel Mokka, ahora la plataforma es completamente de General Motors y con ello han logrado inyectar más de ese ADN de SUV pensada para Estados Unidos que ellos querían.

Interior que prioriza comodidad y equilibrio de equipo

El interior también cambia bastante, aunque en esta área sí retiene un diseño algo más sobrio, aunque con buena integración de los elementos de conectividad. A nivel percepción de calidad, es un trabajo decente y adhoc a la categoría, hay plásticos suaves que buscan atraer a la mirada y tacto en las zonas superiores, pero las zonas bajas ya llevan plástico duro. En ensambles no tiene puntos realmente preocupantes, pero si hay ciertas vibraciones notorias en las puertas cuando pasas por baches.

A nivel equipo todo va bien encaminado, ausencias realmente importantes no hay, aunque sí un par de detalles que nos hubiera gustado ver. Empecemos diciendo que hay pantalla de 8” compatible con Apple CarPlay y Android Auto, tiene navegación incluida, puede compartir Wi-Fi y se acompaña de un sistema de audio Bose de 7 bocinas de buen sonido.

Eso sí, como buen producto de General Motors también tiene el servicio de OnStar, ya sabes por si te pierdes y necesites que alguien te guíe, por si necesitas ayuda en alguna emergencia y mucho más. Algo que me agradó es que Buick pensó en la transición tecnológica que vivimos y para facilitarle la vida a sus clientes colocó puertos USB tradicionales y USB C, para que te olvides de comprar adaptadores para conectar su celular al auto.

El equipo continua con aire acondicionado automático de doble zona, cargador inalámbrico para smartphone, asiento de conductor con ajuste eléctrico, techo panorámico, espejo electrocrómico, cuadro de instrumentos análogo con una pantalla al centro de buena definición y My Buick App que nos permite controlar calefacción, ver localización y muchas otras cosas más desde nuestro celular.

Es un interior bueno, pero que frente a otros rivales deja de lado un cuadro de instrumentos digital, Head Up Display, asientos calefactables, iluminación ambiental, vaya no es nada esencial que comprometa tu seguridad o el desempeño, pero son elementos que cada vez se vuelven más comunes en este y otros segmentos. Otro detalles es que no hay mucho espacio en puertas, en consola central sí lo hay, pero no tenemos algún aterciopelado que evite que las cosas guardadas ahí golpeen los costados y produzcan más ruido.

La parte trasera es cómoda, tienes un buen nivel de comodidad y al igual que al frente tienes opción de usar puertos de carga USB comunes o USB C. Hay descansabrazos y espacio suficiente para que alguien de 1.80 pueda viajar cómodo. La cajuela se llevó un buen aumento de capacidad gracias al cambio de plataforma y ahora sin abatir asientos es de 665 litros.

Motor de 3 cilindros que puede con todo lo que necesites

Buick decidió usar para el Encore GX un nuevo motor de 3 cilindros turbo de 1.3 litros con 155 hp y 174 lb-pie de par. Su caja es una CVT y lleva el poder sólo al eje delantero. Ok, en manejo este Encore GX, me sorprendió desde que hicimos el viaje de prensa para conocerlo a inicios de este año, para ser un motor pequeño, tiene mucho que dar en carretera y en ningún momento sientes que le falte poder. La CVT trabaja normal, en ciudad es suave y en carretera ya arriba de 110 km/h si quieres hacer un rebase tarda un poquito ponerse en el punto adecuado para que ganes velocidad como quieres, pero fuera de eso me parece buena la combinación.

El manejo es muy muy estadounidense, la dirección es suave, no tan comunicativa, aunque la suspensión gracias a tener eje independiente trasero hace que reaccione bien y se mantenga con buen comportamiento, vaya sigo pensando que un Peugeot 2008 tiene sensaciones más directas, aun con un eje rígido atrás, pero eso no significa que el Encore lo haga mal, más bien es una diferencia en el gusto de la puesta a punto en cuanto a firmeza de la suspensión.

La suspensión creo que está en su punto al tener en cuenta el cliente al que apunta, es suave para que te despreocupes del camino y suficientemente firme en los resortes para que no balancee en exceso. Creo que este manejo lo defino para quien gusta de algo más relajado y tranquilo que algo más directo y firme, eso sí le iría bien un poco más refinamiento para sentirse un poco más sólido en todo momento.

En marcha ocasionalmente se llega a colar más de lo que me gustaría el ruido del motor, tal vez un mejor aislamiento de sonido podría beneficiar la sensación de calma que alguien busca en un vehículo de este corte.

Como siempre con los coches de General Motors lo que no me encanta es el tacto del freno, pues siempre tienen una configuración en la que tienes que hundir más el pie, un tacto algo esponjoso que cuando vienes de manejar algo más directo y seco te hará reprogramar la forma en la que pones presión en el pedal, claro que esto último es una percepción.

En cuanto a seguridad tiene de todo, hay 8 bolsas de aire, control de estabilidad, frenos ABS, alerta de punto ciego, freno autónomo de emergencia con detección de peatones, mantenimiento de carril y visión de 360º, más lo que ya te contaba de Onstar. En ese apartado creo que no hay nada que pedirle por la categoría, más bien hay que felicitar a la marca por no dejar todo esto en el plano de lo opcional.

Una clara progresión respecto al modelo anterior

Al final del día creo que Buick concentra su inversión y fortalezas en el apartado que más deben importar, siendo la seguridad porque tiene todo lo que esperarías de serie. Para hacerlo infalible tal vez iría por más detalles de equipo interior, que si bien no son esenciales, pueden atraer a más clientes por el nivel de personalización que permiten.

Finalmente puede que el manejo no sea lo más enganchan del mundo, especialmente si quien conduce es más afín a sentirse más comunicado con el auto y camino, pero si lo que tu buscas es la comodidad total, entonces no hay punto a criticar en este B-SUV.