Honda Accord 2018, al volante de un sedán que por fin se escribe con signo de exclamación

“El auto que siempre quisiste”, dice Honda. Y no, la verdad es que coches como el Accord nunca han sido mi tipo. Será que su eslogan no me lo cantan a mí porque no he llegado a esa edad. Lo cierto es que esta décima generación del Honda Accord nos muestra una faceta que no le conocíamos y terminó fascinándonos.

El mundo vio un Accord por primera vez en 1976. A lo largo de todas estas décadas ha vendido más de 13 millones de unidades y se ha llevado suficientes lecciones sobre lo que le gusta a su gente y lo que no. El modelo 2018 no cambia la fórmula: la mejora. Al sedán confiable y cómodo que ha sido siempre se le suma, por fin, diversión al volante. Sí, al nuevo Accord da gusto manejarlo.

Amplio, cómodo y muy bien dotado

Hagamos un breve repaso teórico. El Honda Accord 2018 es 10 mm más ancho, 18 mm más bajo y 15 mm más corto que el modelo anterior y, sin embargo, la distancia entre ejes crece 54 mm. Va sobre una plataforma nueva, 24% más rígida, un poco más ligera —pierde 20 kg— y que le permite aprovechar mejor el espacio.

En cualquiera de los cinco lugares de la cabina hay buen... muy buen espacio para piernas, pies y cabeza, aunque la plaza central trasera adolezca un túnel algo elevado y las delanteras pierdan un par de centímetros en el techo por culpa del quemacocos. Colegas altos aseguran haberse acomodado bien en la banca trasera —yo voy cómodo hasta en un Ka.

La selección de materiales es muy atinada. En México hay opción a interiores negros o beige.

La selección de materiales en el habitáculo también nos pareció muy acertada. Hay zonas duras en los paneles de las puertas y en la consola central para recordarnos que, por mucho que lo intente, el nuevo Accord no es un coche premium, pero dentro de su categoría sí sube al cuadro de honor.

Nos gustó la distribución de botones y la facilidad para leer los instrumentos. El cluster es digital y puede mostrar información relevante para el conductor, como alertas del vehículo, música, teléfono, computadora de viaje, tacómetro y velocímetro digital —aunque nunca logramos pasarlo de mph a km/h.

Sólo el más equipado de la gama lleva salidas de A/C para los asientos traseros.

Pese al enormísimo habitáculo y la cantidad de amenidades disponibles, creemos que al nuevo Accord le hace falta prestarle más atención a las plazas traseras. El espacio es maravilloso, pero no hay puertos USB ni tomas de corriente. Las salidas de aire acondicionado trasero, además, son exclusivas para el modelo más equipado de la gama.

De ahí en fuera, la cantidad de equipo nos parece correcta incluso desde el modelo intermedio, que ya lleva climatizador bizona, tapicería en piel, infotenimiento con pantalla HD de 8 pulgadas, cargador inalmábrico para smartphones, Android Auto y CarPlay, asiento del conductor de ajuste eléctrico, quemacocos, faros de LED y más.

El aislamiento acústico es remarcable. Mientras iba como pasajero, miré el tacómetro para descubrir que el motor iba girando a 6,000 rpm —sí, seis mil— y, en la cabina, ni enterados. Ni los ruidos del viento ni de la rodadura se cuelan —en exceso— en la cabina. Esto, por supuesto, en el modelo con motor de 1.5 litros, porque en el de 2.0 litros la historia es diferente. El sonido es espectacular y, sin ser su intención, la herencia del Type R se nota. Y ya hablando del ronroneo del escape, comencemos con las impresiones de manejo.

En rectas es tan cómodo como siempre; en curvas, sorprende

La gama del Honda Accord 2018 en México está compuesta por tres versiones. Las primeras dos —EX y Sport Plus— van con el motor turbo de 1.5 litros de 188 hp y 192 lb-pie, compartido con CR-V. El tope de gama, Touring, lo cambia por el bloque de 2.0 litros del Type R, también turbocargado, que en el caso concreto del Accord desarrolla 247 hp y 273 lb-pie de par.

Pero antes de entrar en detalles con los motores, hablemos de lo más encantador del nuevo Accord: por fin hizo las paces entre una marcha cómoda y una divertida. La suspensión es blanda, pero apoya de maravilla en curvas. Ya quisieran algunos compactos curvear como lo hace lo nuevo de Honda. No se siente precisamente ligero, pero subvira mucho menos de lo que imaginaríamos de un vehículo que marca 1,544 kg sobre la báscula.

Se puede entrar rápido a curvas. Hay mucho menos body-roll del que imaginábamos.

El Accord se convierte, por fin, en un sedán que entusiasma conducir. Ya no es el coche pensado sólo para las inmensas rectas de las carreteras estadounidenses, ahora se entiende bien con carreteras de montañas y permite trazar curvas rápido. A velocidades de autopista no hay sensación de lancheo.

La dirección está bien equilibrada entre asistencia eléctrica y retroalimentación; actúa rápido y es ligera. Los frenos, en cambio, nos tienen intrigados. Queremos creer que la razón por la cual se fatigaron tan rápida —y alarmantemente— fue porque nuestras unidades de prueba eran casi nuevas; tenían 50 km en el odómetro cuando nos dieron las llaves.

El 1.5 litros basta, pero el de 2.0 hasta te hará sonreír

Dicho lo anterior, que es igual en todos los Accord, pasemos a lo que sí cambia: el propulsor. Con un motor de 1.5 litros, la potencia es suficiente, al grado que —a mi parecer— el bloque de 2.0 litros califica como capricho. El motor más pequeño de la gama no adolece de un turbo retrasado, la entrega de par es progresiva y, sorpresivamente, la transmisión CVT hace que extrañemos poco una caja automática convencional. Mantiene esa odiosa sensación de estancamiento a altas revoluciones, pero a ritmos normales es rápida y muy acertada en el punto del tacómetro sobre el que cae el cambio según el modo de manejo seleccionado.

Con el motor de 2.0 litros la historia cambia. No hay ni un mínimo retraso en la entrada del turbocargador, el escape se vuelve más grave y la respuesta es contundente. La ciudad quizá no sea el mejor escenario para sacar partido a sus 247 hp, pero cómo se disfruta en carretera. En combinación con la transmisión automática de 10 velocidades, este propulsor puede ser tan sereno como lo esperaríamos en el Accord de toda la vida o tan brioso como no creeríamos que podríamos referirnos a este auto. Sin sabor plenamente deportivo, pero sí rápido y ágil.

Accionando el botón Sport, con ambos motores la transmisión corta a bastante altas revoluciones y permite exprimir lo mejor de cada propulsor. En ambos casos hay buenas aceleraciones. De consumo no podemos hablar; por las condiciones de la ruta y nuestras situaciones de manejo, la cifra es irreal, pero ya ahondaremos en ello cuando lo probemos en ciudad.

El Honda Accord 2018 es el rival a vencer, hasta nuevo aviso

El nuevo Honda Accord es más que lo mismo de siempre. Es un sedán que aprovecha los últimos desarrollos de la casa y, desde su sobriedad, nos sorprende. De su diseño no hay mucho que agregar. Se integra a la corriente estética del Civic y luce fresco, aunque mantiene su discreción. No es el sedán que arrebatará miradas en la calle, pero se nota un cuidado en los detalles: hay cromo oscuro, insertos negro brillante, iluminación de LED similar a los Jewel Eye de Acura, rines de 19 pulgadas y alerón. Si acaso, la paleta de colores se queda conservadora: sólo hay pintura en escala de grises —blanco, plata, acero y negro— a excepción del Sport Plus, que también puede pedirse en rojo.

Vivimos creyendo que Mazda tiene los coches más divertidos de conducir de cada segmento... y teníamos razón, hasta que el Accord, sin previo aviso, tomó el carril derecho y rebasó al Mazda6 sin darse cuenta. Con aplomo, motores turbo y una marcha que no escatima en confort. Pero calma, porque en Mazda tienen un as bajo la manga y no le dejará la vía libre a Honda. Habrá que ver.

Mientras tanto, con un precio de 554,900 pesos, el Honda más equipado de la gama nos parece correcto a lado del resto de las propuestas en el mercado mexicano. Incluye elementos de conducción semiautónoma —sin serlo por completo—, como asistente de mantenimiento de carril y control de velocidad crucero adaptativo, que se suma a Honda LaneWatch, detector de cansancio del conductor y alerta de colisión con frenado automático de emergencia.

El peso de las ventas recaerá, muy seguramente, en el intermedio de la gama: un Sport Plus con una configuración mecánica competente y muy buen nivel de equipamiento —aunque se extrañen las salidas de A/C en los asientos traseros, sensores de proximidad y un espejo retrovisor electrocromático. Todo, por supuesto, bajo el sello de garantía de durabilidad de Honda.

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