Toyota Hilux 2021, a prueba: un robusto diésel para una pick-up respaldada por sus ventas

La octava generación de Toyota Hilux 2021 llegó a nuestras manos, en la versión diesel de transmisión automática, luciendo cambios significativos a pesar de tratarse de una actualización de media vida. ¿Será que tiene lo necesario para mantenerse como una de las líderes de su categoría? Nosotros pensamos que si.

¿Qué hay de nuevo?

Toyota Hilux siempre se ha caracterizado por enfocarse más en destacar sus capacidades que en lucir sobresaliente en el apartado estético y es precisamente ahí, donde ahora decide poner más énfasis. De primera mano percibimos un evidente rediseño en la parte frontal, para ser más precisos, en la parrilla, que ahora es más pronunciada, gracias a una combinación de color negro que le otorga mayor profundidad y contorno cromado que le ayuda con una apariencia más robusta y hasta cierto punto agresiva.

Los grupos ópticos principales de tipo elipsoidal en tecnología LED al igual que los DRL, acompañados de faros antiniebla que en conjunto ofrecen una muy buena iluminación en cualquier escenario que así lo demande.

Continuando con el apartado estético, a lo largo de la carrocería podemos encontrar más terminados en cromo, en carcasas de los espejos laterales, manijas de las puertas, fascia trasera y manija para la tapa de la batea. Los rines tienen un diámetro de 17” y están pintados en color negro mejorando así la apariencia de los mismos, llevándola más hacía un look más “deportivo”.

Por dentro se respira calidad

Al interior de la Toyota Hilux, encontramos un habitáculo bien logrado en términos de calidad y manufactura. Prácticamente todo son plásticos duros al tacto, pero se entiende al tratarse de un vehículo que está enfocado principalmente al trabajo, aunque con algunos terminados en acabado piano y molduras tipo aluminio para contrarrestar y ofrecer una mejor sensación al estar dentro.

El equipamiento interior me parece suficiente y bastante completo. El cuadro de instrumentos carece de grandes pantallas y se limita un pequeño display de 42” a manera de computadora de viaje, así como un par de relojes para el velocímetro, tacómetro, incluyendo medidor de gasolina y temperatura a través de agujas.

Algo destacable es la presencia de una pantalla táctil de 8” con puerto usb compatible con Apple CarPlay y Android Auto, sumando sistema de audio con 6 bocinas, que no sobresale en calidad ni potencia pero que cumple su cometido de forma correcta.

Igualmente al centro, en la parte más baja encontramos un panel muy sencillo para controlar el aire acondicionado, del lado derecho una perilla para accionar la caja reductora y por último, botones para el bloqueo de diferencial y a los extremos dos conexiones de 12V.

Por último junto a la palanca de velocidades, encontramos un par de botones para accionar dos modos de manejo, que líneas más adelante les contaré.

La cabina es amplia, gozando de buen espacio para todos los ocupantes y la ergonomia de los asientos se agradece, sobre todo al transitar caminos irregulares.

La seguridad es pieza clave

Toyota sabe que al tratarse de uno de sus top sellers, no debe escatimar en seguridad, al menos en la versión evaluada donde contamos con siete bolsas de aire, control electrónico de estabilidad y de tracción, así como asistencia ABS en el frenado. La gran ausente sin duda es la cámara de reversa, considerando que el vehículo a maniobrar tiene una longitud de 5.3 metros y que si bien, contamos con sensores de reversa, la visión trasera a través de la pantalla principal, sería de agradecer.

La eficiencia de un motor a diésel

Bajo el cofre de Toyota Hilux, contamos con una motorización a turbodiesel de 2.8 litros que genera 201 hp y 310 lb-pie de par, acoplado en este caso a una transmisión automática de 6 cambios y sistema de tracción integral.

Debo destacar que la calidad de marcha es bastante buena, la entrega de potencia es gradual y la transmisión hace muy buen trabajo. El manejo es firme, ágil y a pesar de las dimensiones del vehículo, la capacidad de maniobra y el radio de giro es bueno, eso sí, siempre y cuando tengas el espacio suficiente.

Algo que es evidente y esto se debe a la naturaleza del vehículo, es que sin peso en la batea, es normal que se ponga “brincona”, pero sin llegar al punto en que se vuelva algo molesto, aun en caminos complicados como terracería o las pésimas condiciones de la Ciudad de México. Por cierto la capacidad de carga es de 805 kg.

Tomamos de pretexto la sesión de fotos que acompañan a esta prueba, para salir fuera de la ciudad y poder probarla en caminos menos comunes, en ocasiones haciendo uso de la caja reductora y el bloqueo de diferencial, donde en ningún momento se presentó algún escenario que fuera incapaz de sortear, en parte gracias a las bondades del bloque alimentado por diésel y por supuesto la tracción 4x4.

Por último, tenemos a nuestra disposición dos modos de manejo ya conocidos en Toyota. Modo ECO, ideal para ciudad y en situaciones poco demandantes y modo POWER, para poder exprimir un poco más las capacidades y obtener una mejor entrega de poder.

El veredicto final

Estamos ante un vehículo bastante completo en muchos aspectos, desde la calidad de manufactura, diseño y capacidades. No solo es algo que digamos nosotros, ser uno de los líderes de su categoría junto con Nissan NP300 y también uno de los más vendidos para Toyota, es su mejor carta de presentación.