Probamos el Toyota Prius... rayos, nos gustó ese Toyota

Mientras escribo estas líneas, me estoy viendo a punto de hacer algo que siempre me juré que no haría: decir que me gusta un Toyota Prius. No es mentira. Bastó una semana al volante del auto híbrido más famoso del mundo, para convencerme. Esta batalla contra los prejuicios la ha ganado la razón.

Si aún te cuesta trabajo creerlo, lo entendemos perfectamente. A mí también me tomó algunos minutos —no fueron pocos— asimilar el diseño del Toyota Prius la primera vez que lo vi; hay quienes aún siguen en el proceso. Ese frente tan afilado, su silueta tan peculiar y la trasera tan estirada no son para nada fáciles de digerir.

Cada línea que da forma el Toyota Prius no es un capricho de los diseñadores, sino de aquel que se convenció de hacer uno de los autos más aerodinámicos del mercado. Incluso los rines planos tienen ese propósito. No lo culpamos por ser aerodinámico, al final, es parte de sus tareas para lograr la máxima eficiencia. Simplemente creemos que hasta al más nerd de la clase le sienta bien vestirse a la moda de vez en cuando. No hay que ser tan cerrados.

Oh, mira, el Prius es como una nave espacial

Acabo el recorrido visual, abro la puerta y ocupo el lugar del conductor. ¡El Toyota Prius es como una nave espacial! O al menos ésa es la primera impresión que me llevo al mirar su tablero. El cuadro de instrumentos al centro, los detalles en plástico blanco brillante y la palanca de velocidades incrustada debajo de la pantalla me invitan a pensar que en Toyota hay algún fanático de la ciencia ficción.

Después de tres días, nos dimos cuenta de que no tiene tacómetro. Todo es muy futurista.

Me dispongo a encenderlo. Oprimo el botón... y ahora no sé qué pasa. Es el primero auto, en mucho tiempo, al que me subo y luego no sé qué hacer. ¡Ah! Es que sólo ha encendido el motor eléctrico, por eso prácticamente no hay ningún ruido que delate que el auto ya está encendido. En fin, abrocho el cinturón y, aún con todo en silencio, lo echo a andar.

Bastó recorrerlo por unos cuantos kilómetros para darme cuenta del magnífico trabajo de los programadores —sí, los programadores— del Toyota Prius. Lo que hay en sus entrañas es una sinergia de motores que saben cómo y cuándo intervenir. El motor eléctrico es el responsable de arrancar, el de combustión entra en acción únicamente para apoyar cuando se requiere más poder, y el frenado regenerativo se encarga de recargar las baterías en cuanto soltemos el acelerador. Incluso si vamos rápido, el motor eléctrico está facultado para operar por si solo, no para ganar velocidad, sino para no perderla.

El Prius es un auto que sabe ponerse las pilas

Este juego de palabras ha venido a mi mente cuando decidí probar los modos de conducción del Toyota Prius. Son cuatro: EV, que utiliza únicamente los motores eléctricos cuando las baterías tienen suficiente carga; Normal, que va de aquí para allá sin grandes sorpresas; Eco, que modera la reacción del acelerador para mantener un buen nivel de consumo de energía —suficiente para ciudad o carretera—; y PWR, la mayor sorpresa que esconde este híbrido.

En modo PWR, el Toyota Prius se vuelve lo más extremo que puede, más de lo que la mayoría de los compactos pueden presumir. Con el más ligero de los roces con el acelerador, todo el torque del motor eléctrico es enviado de manera instantánea a las ruedas delanteras. Sí, es un Prius que puede ponerse divertido.

Aunque es verdad que su orientación es por completo a un manejo confortable, la dirección no resulta tan artificial como imaginaríamos, mientras que la suspensión, aunque es blanda y tiende a balancear en curva, es capaz de mantener al auto en su lugar gracias a la intervención de las asistencias, pero en mayor medida, gracias al bajo centro de gravedad proporcionado por la posición de las baterías.

¡Adivinaste! Está lejos de ser un deportivo, pero la respuesta en modo PWR puede llegar a sorprenderte.

Con el máximo poder en las ruedas delanteras y una ruta llena de curvas, se le puede exigir más de lo que habríamos imaginado. Sí, se inclina bastante, pero se siente bien parado sobre el asfalto. Naturalmente, su hábitat no es ninguna clase de circuito de carreras, sino la ciudad y las carreteras al estilo highway estadounidense. Justo así fue como obtuvimos un rendimiento muy —pero que muy— interesante.

En ciudad, inmersos en el tráfico pesado de prácticamente cualquier posición del reloj, obtuvimos un respetable consumo de 15.8 km/l. A la hora de sacarlo a la autopista, a velocidades que oscilaban entre los 100 y 120 km/h, el consumo promedio fue de 24.4 km/l. Y sí, en algún momento del trayecto la computadora de viaje indicó 27.7 km/l.

Cuidado, Jetta, ahora hay un rival de cuidado

El gran problema del Toyota Prius había sido el precio. Por muchos años, el híbrido de Toyota se acercaba peligrosamente a la etiqueta de un BMW Serie 1, por ejemplo. Son enfoques distintos, claro está, pero había que querer mucho al medio ambiente para terminar al volante de un Prius.

Con esta nueva generación, las cosas han cambiado. La versión que probamos sigue cerca de los 400,000 pesos —$399,700— e incluye un equipamiento casi de corte premium: head-up display, cargador inalámbrico para smartphones —compatible sólo con algunos modelos—, asientos delanteros calefactables, clima automático, sistema de navegación e iluminación LED. Sin embargo, en un plano mucho más racional, Toyota ahora nos ofrece la versión Base.

El Prius base es $13,000 más caro que un Jetta. Casi igual de equipado, gasta la mitad de gasolina y es más seguro.

¿A qué le decimos adiós? A nada importante, la verdad. El Prius más barato se despide del navegador, de las vestiduras en piel, del cargador inalámbrico, del head-up display y a los asientos calefactables, para bajar su etiqueta hasta los 339,700 pesos, justo al nivel donde terminan el resto de los compactos —Volkswagen Jetta, Chevrolet Cruze o incluso el propio Corolla—.

Con un equipamiento tan similar, un interior donde el espacio no es problema, el hecho de circular diario en las ciudades donde aplica el programa Hoy No Circula y estar exento del pago de tenencia, el Toyota Prius es una verdadera amenaza para el resto de los compactos no híbridos del mercado. Hoy, después de haber analizado a detalle su oferta, soy menos reacio a la idea de que los híbridos comiencen a poblar la tierra. ¿Qué nos falta? Opciones aún más asequibles.

8.9

Diseño exterior7.0
Diseño interior8.5
Calidad8.0
Habitabilidad8.5
Motor10
Consumo10
Seguridad9.5
Comportamiento8.0
Comodidad10
Precio9.5

A favor

  • El uso inteligente de la energía
  • La respuesta de los motores en modo PWR
  • El andar tan cómodo

En contra

  • El navegador no es tan acertado en autopistas
  • Algunos plásticos al interior son un tanto duros
  • El diseño tan extraño

Versión probada

Premium

Motor de combustión

1.8 litros (96 hp)

Tracción

Delantera

Motor eléctrico

600 V (71 hp)

Consumo urbano

15.8 km/l

Potencia máxima

121 hp

Consumo en carretera

24.4 km/l

Coeficiente aerodinámico

0.24 Cd

Consumo mixto

20.1 km/l

Peso

1,380 kg

Emisiones de CO2

N.D.

Velocidad máxima

N.D.

Capacidad del tanque

43 litros

Aceleración 0-100 km/h

9.6 seg*

Capacidad de la cajuela

457 litros

Transmisión

Planetaria (tipo CVT)

Precio

$399,700

** Cifras oficiales del fabricante*

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