Y no es cualquier Aveo, sino el modelo que fue testeado por Latin NCAP, colisionado frontalmente a una velocidad de 64 kilómetros por hora. Los delegados de todos los países que ingresan al recinto observan las condiciones en la que quedó este vehículo, fabricado en las instalaciones de General Motors en San Luis Potosí.
De acuerdo a Latin NCAP, la diferencia entre 5 estrellas y 0 estrellas es que en el primer caso la persona baja del auto caminando y en el segundo puede significar que la persona muera en la colisión o pueda sufrir un daño de por vida.
Nissan Tsuru, aún peor que Chevrolet Aveo
En la exposición realizada por los expertos de Global NCAP y Latin NCAP se señaló que un caso aún más grave entre los autos que fabricados en México, es el del Nissan Tsuru que también ha sido probado obteniendo cero estrellas.
En la conferencia se señaló que el caso del Tsuru es especial y que requiere otro tipo de atención, ya que es el único vehículo que no puede adaptarse a normas estrictas de seguridad, razón por la cual, desde hace años, se ha exigido su salida del mercado.
Con estos casos se señala que algunos de los autos más vendidos en México no cuentan con las medidas de seguridad recomendadas por Naciones Unidas y que por lo tanto no pueden ser comercializados en Estados Unidos, Canadá, Europa, Ecuador, Argentina y Brasil. Un punto que destacaron en la conferencia es que Nissan no ha hecho ninguna modificación al Tsuru después de los resultados en las pruebas de seguridad, realizadas en el 2011.
El problema en México son las leyes laxas
Alrededor del 80% de la producción de automóviles en México cumple con los estándares de seguridad recomendados por Naciones Unidas y establecidas como obligatorias en varias naciones, sin embargo, estos vehículos son exportados manteniendo un doble estándar para los consumidores mexicanos y de algunos países de la región.
En la Conferencia se destacó que México es el único país, entre los grandes productores de autos, que no cuenta aún con una normatividad que regule la seguridad de los vehículos. Además, se señaló que el actual proyecto de norma del gobierno, postergado desde 2013, otorgará 4 años de gracia para la industria al momento de publicarse para que pueda incorporar los estándares especificados.
Lamentablemente para los consumidores mexicanos, el hecho de que esta norma entre en vigencia no garantiza un estándar equivalente de seguridad a lo que se ha logrado en Ecuador, Brasil o Argentina. En Ecuador, por ejemplo, desde el año pasado se adoptaron las Normas UNECE de Naciones Unidas, las cuales garantizan que los autos cumplan con los mejores estándares de seguridad.
Mientras tanto, en Brasil desde 2009 es obligatorio que todos los vehículos que se comercialicen en este país tengan bolsas de aire y frenos ABS, sistema de retención infantil Isofix, cinturones de tres puntos y reposacabezas. De igual forma, las autoridades cariocas trabajan a todo vapor para lograr que en aquel país sea obligatorio el sistema ESC en todos los autos nuevos. Se ha comprobado que luego del cinturón de seguridad, el Sistema Electrónico de Estabilidad es el dispositivo que más salva vidas.
No son válidos los argumentos de AMIA
Desde Brasilia, Stephan Brodziak investigador en seguridad vehicular de El Poder del Consumidor, declaró
Los argumentos de la AMIA (Asociación Mexicana de la Industria Automotriz) para rechazar la incorporación de estos dispositivos de seguridad estriban en que el costo de los vehículos será más alto. Sin embargo, todos los especialistas coincidieron en que este es un argumento falso, muy utilizado por asociaciones de fabricantes de autos de algunos países para retrasar lo más posible la integración de dichas tecnologías. La experiencia internacional en economías emergentes, como la de México, ha demostrado que esta es la estrategia más efectiva de los productores para evitar que los gobiernos exijan estándares más altos a la industria. Pero la realidad de los costos está muy lejos de lo que argumenta la industria.
En Motorpasión México | Chevrolet Aveo: El auto más vendido en México reprueba estrepitosamente en las pruebas de Latin NCAP