Para triunfar en el mundo de los autos, de los medios de comunicación o de la primera industria que se te venga a la mente, es necesario ofrecer un producto diferente. La competencia ha crecido tanto, que si no hay un factor que incline la balanza, se pasará de ser rey a ser uno más. Más o menos así funciona la estrategia del Suzuki Ciaz, el sedán con el que el fabricante asiático pelea su trozo en el segmento de los subcompactos con cajuela.
Durante una semana nos pusimos al volante del Suzuki Ciaz. Recorrimos más de 400 kilómetros inmersos en el tráfico de la Ciudad de México para poder analizar a detalle todas sus virtudes y desventajas en condiciones de uso real; con pasajeros o sin ellos, buscando el mayor ahorro o el mejor desempeño, con carga o con cajuela libre... vamos con ello.
El diseño, una de las claves
En la actualidad, una de las razones por las que algunos clientes deciden qué auto comprar es el factor "Me gusta, no me gusta". Más allá de decir que el Suzuki Ciaz es un auto atractivo o uno feo, hay que reconocer el trabajo de la firma japonesa por cuidar la estética de su sedán, desarrollado en conjunto con el fabricante hindú Maruti.
Gracias a algunos detalles raros en el segmento, el Suzuki Ciaz luce desde algunos ángulos como un auto más costoso de lo que en realidad es. Al frente, por ejemplo, destaca la presencia de lupas proyectoras de luz en los faros. También sobresalen los detalles cromados en parrilla, manijas, contorno de puertas y tapa de la cajuela, y los rines de 16" con un diseño que recuerda a los de su hermano mayor, el Kizashi. La parte trasera es menos elegante; recurre a trazos más toscos en las calaveras y una defensa de intención deportiva con salidas de aire simuladas.
A la vista también saltan las dimensiones del Ciaz. La altura de la tapa de la cajuela y los trazos de la cintura del auto no pretenden disimular los 4.49 metros que el auto mide de largo, colocándose como uno de los sedanes más grandes de su categoría. De hecho, por tamaño, es apenas 7 centímetros más corto que ejemplares de segmentos superiores, como el Mazda 3 Sedán.
El habitáculo es amplio, pero...
La longitud del Suzuki Ciaz se hace notar en el habitáculo. Al frente, a decir verdad, no se precibe considerablemente más amplio que cualquier otro ejemplar del segmento; en cambio, la parte trasera es la más beneficiada en materia de espacio. Incluso con los asientos delanteros recorridos hasta atrás, hay espacio de sobra para piernas; con los asientos hasta adelante, podría caber sentada una persona en el suelo —por seguridad, no lo intentes. Además, el túnel central casi plano y las dimensiones de las ventanas contribuyen a aumentar la sensación de amplitud. En este sentido, el Ciaz se puede adjudicar el título de ser uno de los más espaciosos de su categoría.
Pareciera que el auto fue diseñado para transportar con el mayor confort posible a los pasajeros de la banca trasera. Además del espacio, hay una serie de amenidades únicas en el segmento, como salidas de aire acondicionado traseras, una toma de corriente adicional de 12 V, descansabrazos central con portavasos y una cortina en el medallón para que no los moleste el sol —aunque si olvidaste quitarla, de noche disminuye considerablemente la visibilidad.
Desde el puesto de conducción también se pueden apreciar ciertos detalles raros en el segmento, como el espejo retrovisor electrocromático o la iluminación ambiental —aunque no del color más acertado; naranja tono alumbrado público. Esto se suma a elementos más comunes como climatizador automático, encendido por botón y acceso sin llave, alarma, mandos de audio al volante, control de velocidad crucero, equipo eléctrico y un sistema de sonido compatible con iPod, puerto USB, entrada auxiliar y Bluetooth para transmisión de música y conexión manos libres.
¿Es entonces el Ciaz el modelo más completo de su categoría? Visto desde el lado de las soluciones inteligentes, sí, pero no todo es miel sobre hojuelas. Tras conducir el Ciaz por varios días encontramos algunas ausencias, como asientos traseros abatibles —sí, estamos tan sorprendidos como tú—, cabecera central trasera, cinturón central de tres puntos —es pélvico—, cuatro colores a elegir —dos si compras el modelo de entrada, GLS— y unas bocinas con sonido de baja calidad.
'Made in India'
No es la primera vez que probamos un modelo fabricado —e incluso desarrollado— por y para la India. Tanto los modelos de Hyundai como los de Volkswagen nos han dejado buen sabor de boca en materia de calidad. En este sentido, el Suzuki Ciaz es hasta el momento el producto hindú menos afortunado que se haya pasado por el garaje de Motorpasión México.
No hay que ser dramáticos, no es un Tata ni mucho menos, pero teniendo como referencia otros modelos fabricados en la India, esperábamos un mejor trabajo de ensambles en el Suzuki Ciaz. Parecen sólidos, pero al circular por calles cuyo pavimento no está en el mejor estado, se perciben algunos ruidos provenientes del tablero; incluso al arrancar, las vibraciones del motor ocasionan que en determinadas ocasiones los paneles de las puertas suenen.
Ahora bien, los materiales nos dan otra cara de la India. No son acolchonados —ni en el Ciaz ni en ningún otro modelo de su categoría— pero son de una calidad sobresaliente, sobre todo aquellos con los que mayor contacto tenemos, como los de aire acondicionado y del equipo de sonido. Además, el diseño del tablero apunta hacia lo funcional, con pantallas de fácil lectura y botones justo en el lugar donde deben estar.
En materia de versatilidad, hay suficientes espacios para guardar objetos. Los hay en las puertas, detrás de los asientos delanteros, en el descansabrazos delantero —que agradeceríamos fuera ligeramente más grande— y, el mejor logrado, debajo del tablero frente a la palanca de velocidades, con su propia tapa para no llevar a la vista nuestros dispositivos electrónicos; pues desde ahí se conecta el USB, el auxiliar y la toma de 12V en la versión GLX.
Las dimensiones se hacen notar una vez más en el tamaño de la cajuela. Tiene capacidad de 495 litros y una boca lo suficientemente amplia para dar cabida a cajas relativamente grandes. El único inconveniente que encontramos —además de la imposibilidad de abatir asientos— es que el cierre de la cajuela debe hacerse con fuerza; de otra forma, rebotará.
Continuará... Continúa
En Motorpasión México | Suzuki Swift GLS, prueba (parte 1)