Suzuki S-Cross, prueba (parte 2)

El diseño exterior de la Suzuki S-Cross es agradable. Sus faros con lupas desempeñan bien su labor, aunque no podemos decir lo mismo de las unidades de niebla, colocados en una posición demasiado profunda.

Suzuki no dotó a su S-Cross de la suficiente altura al piso, lo que pone en evidencia que no fue concebido para la aventura, sino para la ciudad. Pese a que cuenta con tracción en las cuatro ruedas, es probable que lo pienses dos veces antes de aventurarte a un camino agreste o lleno de lodo.

Otro punto digno de considerar son los rines (17 pulgadas y pavonados) cuyo terminado nos resultó demasiado elegante como para someterlo a las inclemencias del lodo, piedras y ríos. Suzuki S-Cross tiene toda la pinta de un todoterreno, pero su cliente definitivamente no querrá ensuciarse las manos… ni rayar sus rines.

Al final, pensamos que la S-Cross no está destinada al comprador que busca la aventura, sino al comprador que desea un vehículo para toda la familia, con amplio espacio interior y muy buen rendimiento de combustible y que de vez en cuando vaya al campo a disfrutar de un buen día en contacto con la naturaleza.

Al volante, ¿Qué tal se mueve?

Bajo el cofre de este crossover encontramos un motor 1.6 litros que desarrolla 118 hp y que viene acoplado a la famosa caja automática CVT de cuatro cambios (También hay versión manual de cinco velocidades para el modelo de entrada). Las paletas de cambio situadas detrás del volante son pequeñas, e incluso por momentos pasan desapercibidas, no obstante, cumplen bien su función cuando activas el modo de manejo manual.

Lo primero que llama la atención es que en modo de manejo normal, a la Suzuki S-Cross le cuesta trabajo brindar un arranque rápido. No obstante, una vez que llegas a la velocidad deseada, te brinda un manejo sólido y bien balanceado.

Si deseas corregir el detalle de la aceleración bastará con que muevas el selector de manejo a “Sport” en la perilla ubicada en la consola central (sólo disponible en versión GLX/All Grip) y listo. Pero, ojo, en modo Sport aumentará un poco el consumo de combustible.

En ocasiones, los rebases pueden representar un contratiempo para la S-Cross, debido al peso extra de la tracción integral. Para solucionar esto, sólo debemos activar el modo manual y echar mano de las shift pads.

Por otro lado, la calidad de marcha es uno de sus puntos a favor, transmite confianza y te permite saber todo lo que sucede en el camino gracias a su dirección firme.

Otro gran punto a favor de este vehículo es su espejo retrovisor electrocrómico, con el cual los viajes de noche son mucho más agradables, evitando los molestos deslumbramientos de los autos que circulan detrás de nosotros.

Un aspecto realmente valorado por quienes están interesados en adquirir un crossover es el rendimiento de combustible, que en la Suzuki S-Cross es bastante bueno. Aún cuando nuestra prueba casi siempre se desarrolló en ciudad con algunos cortos intervalos en vías rápidos, S-Cross nos ofreció el consumo de 10.6 km/l, algo que al final tu bolsillo agradecerá.

Igualmente bueno es el sistema de frenos. Hicimos varias pruebas de frenado de emergencia y en todas ellas S-Cross se mantuvo firme con desvíos mínimos, un punto más que agradecer a la calidad de los sistemas ABS y EBD. También incorpora control de estabilidad y, sobre la misma línea de seguridad, 6 bolsas de aire (en la versión más equipada).

Suzuki S-Cross: nuestra puntuación