Suzuki Swift GLS, prueba (parte 1)

Anteriormente le habíamos puesto las manos encima al Suzuki Swift GLX, pero en nuestra sección de preguntas la versión GLS es la más solicitada. No es el más equipado, pero sí es el Swift al que la mayoría de los compradores pueden acceder. Nos dimos a la tarea de evaluarlo para conocer todos sus detalles, porque a veces no basta con decir "es como el más equipado, pero sin pantalla táctil, sin frenos traseros de disco y sin quemacocos".

Hasta hace poco más de un año, el Suzuki Swift GLS era la opción más equipada dentro de la gama del pequeño hatchback japonés en México. Ahora se posiciona como el modelo intermedio, ofreciendo el mejor balance entre lo que el cliente pide —o necesita— y lo que su cartera puede permitirle.

Feliz nivel: Suzuki Swift

"Nuevo nivel de felicidad desbloqueado". Nadie lo puede discutir: el Suzuki Swift es un coche feliz. Su par de ojos faros grandes y la sonrisa dibujada en la fascia transmiten cierta ternura, incluso en lunes, resultando todo un conquistador de los consumidores jóvenes —sobre todo de las mujeres. Su diseño de claro estilo japonés es uno de los más atractivos de su categoría; no es del agrado de todos, pero es evidente que el fabricante prestó atención a la estética.

Recientemente el Suzuki Swift recibió una ligera actualización que se hace notar en el nuevo diseño de los faros de niebla, que ahora adoptan un plástico plateado donde —en la versión GLX, la más equipada— se insertan las luces de conducción diurna LED. El resto de las diferencias estéticas respecto al modelo más equipado se resume en la ausencia del emblema GLX abajo de las letras Swift en la tapa de la cajuela.

Todo un bad boy

Al principio cuesta trabajo creer que detrás de esa sonrisa de niño bueno se esconda uno de los hatchback más dinámicos de su categoría. Al ponernos al volante del Suzuki Swift, la sonrisa de la fascia se transforma de coqueta a traviesa, porque sin necesidad de un motor poderoso, el pequeño nipón ofrece un manejo muy divertido.

Doble cara

Luce inofensivo, hasta tierno, pero detrás de esa cara de niño bueno se esconde uno de los hatchback más divertidos de su categoría.

Mide apenas 3.8 metros de largo, por lo que no requiere el más potente de los motores para convertirse en un hatchback ágil, sobre todo tomando en cuenta que su peso es de sólo 1,030 kilos. Bajo el cofre lleva un motor de 1.4 litros de apertura variable de válvula que desarrolla 100 hp y 98 libras-pie de torque.

Es ágil, pero su chasis soportaría un motor más potente. Para eso existe el Suzuki Swift Sport.

En trayectos urbanos, su centenar de caballos es más que suficiente para despegar de un semáforo sin sentirse apenado con el coche que conduce detrás; alcanzar velocidades altas, sin embargo, toma su tiempo. Según nuestro cronómetro, el Suzuki Swift GLS automático tarda 16.5 segundos en alcanzar los 100 km/h. Si se buscan aceleraciones más alegres, el Suzuki Swift Sport es la opción.

La prioridad del Suzuki Swift es el ahorro de combustible. Durante la semana que lo tuvimos a prueba, la computadora de viaje jamás marcó menos de 14.3 km/l en ciudad, siendo así uno de los coches más rendidores de su categoría. Si practicamos eco driving —que resulta particularmente sencillo a bordo del Swift—, podemos alcanzar hasta 16 km/l. En carretera, el pequeño bloque de 1.4 litros VVT hace rendir hasta 22.7 kilómetros cada litro de gasolina.

Continuará... Continúa.

En Motorpasión México | Suzuki S-Cross, prueba (parte 1)

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