Chocar. Una palabra que a todos los que conducimos nos enchina la piel y nos hace sudar frío. Chocar es una experiencia que a nadie se le desea pero que, lamentablemente, todos la tenemos que vivir algún día.
Ya sea por un descuido, una imprudencia o por culpa de un tercero, un choque siempre es una experiencia que nos marca y siembre en nuestra mente un sentimiento de temor que tarda mucho en desaparecer.
Ahora bien. Si estrellarse en un auto común y corriente resulta una experiencia aterradora, imaginen lo que significa chocar con un auto exótico, de esos que cuestan muchos miles de dólares.
Si eres el propietario, tal vez sea no sea tan grave, bastará con llamar a tu seguro y preparar la cartera para desembolsar una buena cantidad por concepto de deducible y cosas por el estilo.
Pero ¿qué pasa cuando tu no eres el dueño de ese Corvette, ese Lamborghini o ese Ferrari? Caray, si es algo para traumar a cualquiera. De acuerdo a algunas teorías, muchos de esos accidentes se desarrollan porque los conductores son incapaces de controlar la enorme potencia de los autos.
Y es que no es lo mismo pisar el acelerador de un Nissan Tiida que el de un Lamborghini Gallardo que es impulsado por un motor de diez cilindros, el cual sólo espera la menor señal para salir disparado.
Vía | Youtube
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