Así son los narcotanques: las “camionetas de guerra” blindadas a mano que los cárteles usan para moverse en México

Desafortunadamente, el poder de los cárteles de la droga sigue arraigado en varias zonas de nuestro país a nivel económico, político y social y, para afianzar su supremacía, el armamento es esencial para estas agrupaciones y la piedra angular de su carrera armamentística son los narcotanques.

Empezaron siendo meras pick-ups modificadas, pero los han ido perfeccionando hasta convertirlos en poderosos y terribles vehículos blindados. Son completamente artesanales, pero no por ello menos eficaces, de modo que estamos ante auténticas máquinas concebidas para el terror.

A los narcotanques se les conoce en nuestro territorio como “monstruos” o “rinho” (rinoceronte en inglés). Dada su fisonomía, es el apodo perfecto para estos vehículos nacidos en las bandas del crimen organizado. Son una estupenda representación de cómo los cárteles han mejorado su capacidad técnica y logística en su incansable escalada de violencia y dominio

Entre 2018 y 2023, el ejército incautó más de 240 narcotanques, la mitad en Tamaulipas, estado donde operan tres de los principales cárteles mexicanos: el Cártel del Golfo (CDG), el Cártel del Noreste (CDN) y el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG).

La base de estos “monstruo”' son industriales o pick-ups, pero con la carrocería completamente modificada, para convertirlos en tanques. Los blindan a base de paneles de acero, de más de 2 centímetros de grosor soldados al chasis, pequeñas ventanillas de gruesos cristales resistentes a proyectiles o neumáticos antibalas. Con estos ingredientes son resistentes a granadas, proyectiles de gran calibre o ataques con drones.

La mayoría incorpora una torreta giratoria en el techo que equipan con ametralladoras de alto calibre, rifles de asalto como el AK-47 o fusiles de francotirador estilo Barrett .50. Incluso con lanzamisiles y lanzagranadas. A nivel mecánico también modifican los motores para que sean capaces de superar los 60 km/h o hasta los 80 km/h.

Convertir simples pick-ups, camiones y camionetas en estos brutales artefactos no es barato: según expertos en seguridad puede suponer cerca de dos millones de pesos. Esto sólo en el blindaje, sin contar con el armamento o tecnología militar, pero es una inversión muy provechosa para estos criminales.

Los conciben en talleres rurales de los propios cárteles. Requieren de cinco a seis soldadores y el trabajo de varios mecánicos que, en sus inicios, simplemente modificaban coches para esconder la droga. Ahora esculpen estas máquinas paramilitares y lo hacen relativamente rápido: en promedio suelen estar listos en entre 60 y 70 días.

El youtuber Víctor González, experto en crimen organizado en Latinoamérica y que ha llegado a entrevistar al hijo de Pablo Escobar, nos muestra con detalle uno de estos narcotanques incautados por el ejército basado en una Ford Super Duty. Lo han mantenido tal cual lo especificaron para instruir a soldados y agentes en la lucha contra el crimen organizado.

Siguen siendo artesanales, pero los han mejorado mucho, para que sean lo más parecidos posible a vehículos militares profesionales. Incluso para superarlos. Pero bajo su impronta camuflada se sigue apreciando el trabajo rudimentario de los operadores de los cárteles: por ejemplo, sus soldaduras son visibles entre paneles.

González nos muestra el grosor de las pequeñas ventanillas, la mayoría con impactos de bala, que suelen ir acompañadas de mínimas escotillas (asimismo blindadas) para poder disparar desde el interior. Las puertas son enormes, pesadas y con cierres rudimentarios. Detrás encontramos una pequeña puerta de escape.

En el interior de este narcotanque se aprecia cómo puede dar cabida a 10 ocupantes o más, con asientos abatibles instalados en las paredes del habitáculo. Son auténticos vehículos frankenstein: además del chasis del industrial original quedan los dos asientos delanteros, el volante y poco más.

El refinamiento de los narcotanques también ha supuesto añadir tecnología de guerra. El periodista Óscar Balderas, colaborador de Milenio y especializado en la investigación de estos tanques artesanales, señala que cárteles como el del Golfo los han dotado con "equipos de bajadrones": instalan un software en el sistema del vehículo para bloquear la señal de drones enemigos y hacerlos indetectables.

Sus cometidos son varios. Se usan para protegen los convoyes que transportan droga u otros valiosos cargamentos, como por ejemplo el "oro verde": estas bandas criminales también controlan la tan rentable producción de aguacate, que principalmente exportan a otros países.

También militar: con ellos hacen la guerra contra otros cárteles, imponiéndose los mejor blindados, con armas más avanzadas o tecnológicamente superiores. Asimismo, contra el propio ejército mexicano en su ya eterna lucha para combatir estas células.

Igualmente recurren a estos narcotanques para intimidar a comunidades, productores locales o cualquier negocio que consideren susceptible de gestionar si ayuda a seguir engordando sus tan repletas arcas.

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