Uno de los grandes hitos de la industria se vivió hace más de 100 años cuando el motor de combustión reemplazó al caballo. Hoy, en pleno 2018, estamos a punto de vivir una transformación —casi— igual de importante: la máquina reemplazará al humano en la tarea de conducir y el motor de combustión sucumbirá ante la propulsión eléctrica.
El tema del coche autónomo y de la movilidad libre de emisiones dominará la agenda de todos los fabricantes de autos en los próximos años. Como toda tendencia, hay regiones donde se vive más intensamente y otras donde apenas da sus primeros pasos. Platicamos con directivos de dos importantes marcas de automóviles en México para descubrir en qué momento comenzará a sonar todo esto en nuestro país.
Nos sobran ganas de evolucionar, nos falta infrastructura
Jeep, Chrysler, KIA y un montón de marcas más quieren vender coches híbridos enchufables y eléctricos en nuestro país. Su motivación cae al conocer a su consumidor, que no está dispuesto a enfrentarse a la barrera que suponen las pocas estaciones de carga que hay a lo largo de la República Mexicana, a la baja autonomía que ofrecen todavía algunos de los vehículos eléctricos y, lo más importante, a los tiempos de carga. Sin cargadores rápidos, recuperar la energía en las baterías podría tomar horas a doble dígito.
Por lo tanto, la infraestructura del país es lo que ha frenado la introducción del vehículo eléctrico. Mientras el gobierno no apoye la instalación de una red de carga, los fabricantes tienen las manos atadas; y mientras los incentivos sigan siendo tan básicos, los costos seguirán siendo altos y este segmento no verá un crecimiento significativo.
La tecnología de un vehículo eléctrico es costosa, sin embargo, los incentivos no sólo ayudan a que los clientes puedan llevarse un auto ecológico a casa, sino también a que las marcas puedan comercializar un mayor volumen de estos productos, lo que a su vez contribuye a reducir paulatinamente sus costos.
La infraestructura también tiene un papel protagonista a la hora de hablar de nuevas tecnologías de asistencia a la conducción. Le preguntamos tanto a Rafael Paz, Director de RAM y Jeep en México, como a Horacio Chávez, Managing Director de KIA Motors de México, por qué estos sistemas tardan tanto en llegar a nuestro país... si es que lo hacen. La respuesta fue costos, sin embargo, en ambos casos se habla de la infraestructura.
Para que un sistema de conducción semiautónoma funcione correctamente se requieren cosas tan básicas como carriles bien pintados y conductores respetuosos con los demás conductores, aunque también entran en juego temas más complicados, como la estandarización en tamaño, color y tipografía para las señales de tránsito.
México seguirá siendo mercado de subcompactos los próximos 5 años
Otra de las grandes tendencias de la industria es el SUV, que al día de hoy parece estar viviendo su mejor momento. En mercados como Estados Unidos, sus ventas ya representan un mayor volumen que el de los autos, al grado que fabricantes como Ford han decidido eliminar los sedanes de su oferta en territorio yanqui.
En México esta tendencia también es visible. Hace 10 años, este tipo de vehículos utilitarios representaban sólo el 11% de las ventas del país; hoy ya representan la cuarta parte del total de vehículos matriculados en México. Todo apunta a que el segmento seguirá creciendo, aunque marcas como FCA no creen que en los próximos 5 años superen el acumulado de ventas de sedanes y hatchbacks. ¿La razón? El poder adquisitivo del país.
El mercado automotor de México es un reflejo del nivel socioeconómico dominante. Los segmentos más populares son, precisamente, los vehículos pequeños porque el consumidor buscar productos accesibles, no sólo a nivel precio; el financiamiento es un factor de suma importancia.
Rafael Paz menciona cómo los plazos de pago han crecido en los últimos años. Antes el promedio era de 48 meses, hoy lo lideran los plazos de 72 pagos; además, el 70% de los vehículos vendidos en México llegan a manos de sus dueños a través de un proceso de financiamiento.
Otro factor determinante a la hora de comprar un auto es la conectividad. Le preguntamos a los directivos de FCA y de KIA cuál es una de las principales razones de compra del consumidor mexicano y, sin titubeos, la respuesta tuvo que ver con tecnología de entretenimiento. Hoy hay quienes no se llevan a casa un vehículo simplemente por no contar con pantalla táctil o por no ser compatible con Android Auto o Apple CarPlay.
El mundo se transforma y tarde o temprano México lo hará
Todavía hay algunos fabricantes que se han aventurado a ofrecer tecnología de última generación para sus productos, con el incremento en costos que eso implica. La rentabilidad se encuentra en el mercado de gama baja. Ahí es donde se concentrarán buena parte de los esfuerzos de las diferentes marcas en nuestro país en los próximos años.
La transformación de nuestra industria llegará cuando tengamos la infraestructura necesaria y mercados desarrollados, como Estados Unidos o Europa hayan ayudado a amortizar los costos del vehículo eléctrico. En el plano internacional, se espera que en 2025 su etiqueta sea igual a la de uno de combustión interna de gama equivalente.