Donnie Callaway, un mecánico estadounidense especializado en coches clásicos de altos vuelos, de esos por los que se pagan millonadas en subastas, está a la espera de juicio por un flagrante combo de delitos que incluyen robo, falsificación de documentos y fraude, entre otros.
La gota que derramó el vaso fue la denuncia de un cliente porque Callaway intentó vender un Ferrari Daytona y un Ferrari 512BB que le estaba restaurando. Tras esta demanda, se descubrió que en realidad ha amasado una fortuna a base de estafar a sus adinerados clientes.
Por lo anterior, Donnie Callaway fue arrestado el pasado 1 de abril e ingresado a la cárcel de Lower Buckeye, en el condado de Maricopa, Arizona, bajo una fianza de 400,000 dólares (cerca de 7,365,440 pesos). La detención fue la culminación de meses de investigación tras la demanda presentada por uno de sus clientes: Arthur Teerlynck.
Callaway no era sólo un mecánico sino que, además, fungía como asesor de compra para coleccionistas como Teerlynck, buscando clásicos, convencía al adinerado cliente de comprarlos y también le indicaba qué trabajos eran necesarios realizar a los coches en su taller, cobrando estupendas facturas por ello.
Es precisamente lo que hizo con los mencionados Ferrari Daytona y Ferrari 512BB. Dio con estos modelos para Teerlynck y lo convenció para hacerles un carísimo repintado que rondaba el millón de dólares. El problema es que no acababa de hacer el trabajo y durante años le dio largas, por lo que tuvieron varios enfrentamientos.
Durante el proceso, el cliente descubrió a Callaway intentando vender sus dos Ferrari haciéndolos pasar como suyos, pues logró registrarlos a su nombre. Así, en agosto de 2023, Teerlynck lo denunció. El argumento que esgrimió el mecánico es que este cliente no le había pagado por los trabajos realizados. La normativa del estado de Arizona permite a un taller revender un coche en caso de impago. Teerlynck demostró con varias facturas que no fue así.
En su demanda, el adinerado coleccionista exigía que Callaway le devolviera cuatro coches clásicos que había pagado y en los que estaba trabajando: un Ferrari Daytona de 1973, un Maserati 3500 Spyder Vignale de 1961, un Ferrari 328 de 1986 y un Rolls-Royce Flying Spur de 1995.
También lo acusó de no disponer de la certificación para hacer estos trabajos en modelos Ferrari. Pero esto sólo era una parte del fraude que supuestamente había montado este mecánico.
Tras la denuncia, la sección de robo de coches del Departamento de Seguridad Pública de Arizona comenzó a investigar a Callaway empezando a tirar del hilo con los dos Ferrari clásicos, rastreando su número de bastidor. Así descubrieron que se trataba de automóviles robados y su modus operandi habitual: estafaba a coleccionistas como Teerlynck, ganando un buen dinero haciéndoles creer que compraba coches cuando en realidad eran robados.
Esto fue lo que motivó la inmediata detención de Callaway, que se enfrenta a cargos de robo, tráfico de bienes robados, falsificación documental y fraude. De momento ya se ha celebrado la vista preliminar y del informe pericial. El juicio se celebrará el próximo 14 de agosto.