"No podemos garantizar la seguridad ni la paz": trabajadores roban las llaves de 200 autos para exigir respuesta sobre su futuro ante la turbulencia de Grupo Volkswagen

Grupo Volkswagen atraviesa tiempos difíciles. El propio director financiero ha dicho que quedan uno o dos años para corregir el rumbo y salir a flote. Ante esta crisis, Volkswagen se ha planteado decisiones históricas, como cerrar fábricas en Alemania y anunciar despidos masivos. Los trabajadores de la fábrica de Audi en Bruselas sienten que el cierre de la planta les respira en la nuca.

Entre los últimos lanzamientos de Grupo Volkswagen y los que caerán en el futuro cercano, ninguno ha sido asignado a la fábrica de Bruselas, lo que ha despertado la incertidumbre entre los trabajadores de la planta. Para exigir respuestas sobre su futuro, robaron las llaves de entre 200 y 300 autos, y aseguraron que ningún auto saldrá de la planta hasta no tener claridad.

"Nos llevamos las llaves para mantener un diálogo social pacífico. Si la dirección quiere retirar los coches ahora, no podemos garantizar la seguridad ni la paz", dijo Jan Baetens, representante del sindicato ACV-Metea

Los directivos de la fábrica no tardaron en reaccionar. Tacharon la situación como chantaje y mencionaron que si no cederán. Si no se devolvían las llaves, se tomarían acciones legales contra los involucrados, que pueden ser identificados a través de las cámaras. El sindicato organizó una protesta para el próximo 16 de septiembre.

Lo delicado de la situación se encuentra en la fragilidad de la fábrica. La caída en las ventas de vehículos eléctricos le ha impactado de forma directa. Actualmente sólo produce un par de SUV eléctricos: el Q8 e-tron y su variante eléctrica. Sin un modelo nuevo a la vista y sin un comprador interesado en adquirir las instalaciones, la fábrica podría terminar cerrando.

La previsión es que alrededor de 1,500 empleos podrían perderse a partir de octubre, y el resto de los 2,600 trabajadores serían despedidos en el transcurso de 2025. Audi anunció una reestructuración de la fábrica en julio y planeaba reiniciar parcialmente la producción al terminar las vacaciones de verano, pero los trabajadores decidieron no volver hasta tener más información sobre su futuro.

Las próximas semanas serán cruciales para la fábrica de Bruselas y para el resto de las filiales de Volkswagen. La decisión podría resonar en el resto de las marcas del grupo, con CUPRA llevándose las manos en la cabeza con los aranceles que impactan directamente a su promesa eléctrica de los próximos años y a Volkswagen planteándose cierres en Alemania.

En México la situación es estable. La planta de Audi en Puebla comenzará a producir en breve la nueva generación del Q5, mientras que las instalaciones de Volkswagen actualmente tienen a su cargo las renovaciones de Taos y Jetta, y se alistan para fabricar el nuevo Tiguan.

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