Recientemente, salieron a la luz videos en internet en los que se aprecia a vehículos a los que se les colocó wrap o vinil sobre la carrocería, en China, los cuales aparentemente se inflaban debido al calor en el ambiente, formando enormes protuberancias, un hecho que, de acuerdo con The Autopian, son completamente falsas, pues, aunque quedara aire atrapado entre el vinil y la superficie de la carrocería, este sería incapaz de inflar el material hasta esas dimensiones exageradas.
Ya sea porque el sol, la lluvia ácida o cualquier otro agente hayan deteriorado el tono y brillo de la pintura del coche, o porque simplemente se quiere cambiar su aspecto estético, colocar una película de vinilo es una alternativa rápida y económica en comparación con un trabajo de pintura; además resulta una técnica que permite experimentar diseños únicos.
Recordemos que el vinilo es un material plástico adhesivo que se puede moldear y tiene dos aplicaciones. En la primera al material se le puede imprimir, mediante un plotter, prácticamente cualquier diseño para después pegarlo en el vehículo (por lo general esta técnica se emplea para rotular publicidad).
En la segunda aplicación el vinilo cuenta con un catálogo de colores completo, así como con distintos tipos de acabados para forrar todo el coche: brillantes, mate, tipo fibra de carbono, etc. La duración del vinilo depende de la calidad del material y de su colocación. Uno bien puesto puede durar de dos a tres años.
The Autopian realizó pruebas para determinar si una burbuja de aire atrapada en el vinil podía causar ese fenómeno, y determinó que “si quedara atrapado un litro de aire entre el vinil y la carrocería, y posteriormente el vehículo se expusiera a una temperatura ambiente de 40 grados centígrados, evidentemente el aire se expandirá debido al calor, pero sólo en un 7% del volumen inicial”.
Una cifra que es insuficiente para que el aire de forma a protuberancias del tamaño de un globo grande. Por otro lado, el mismo medio señala que, para despegar el vinil de la carrocería, se utiliza una técnica que consiste en aplicar aire a presión para levantar la película de material, una explicación más razonable para este fenómeno. En conclusión, no hay forma de que el calor por sí solo provoque estas protuberancias. El aire simplemente no se expande lo suficiente como para generar resultados tan extremos.