Cuando el Mazda RX-8 despareció en 2012 todos sabíamos que los motores rotativos en autos comerciales desaparecerían con él. La dificultad para mantenerlos dentro del rango de las leyes de consumo y emisiones hacían que fuera una decisión lógica el descontinuarlos, a pesar de su contenido tamaño y poco peso.
Durante el Auto Show de Tokio de 2015 la marca japonesa nos hizo soñar de nuevo cuando presentaron en RX-Vision, un concepto que sería la base para su nuevo auto deportivo y utilizaba un motor rotativo. Todo parecía indicar que el auto entraría a producción y que lo veríamos en las calles para 2020, pero a finales del año pasado, Masamichi Kogai, CEO de la marca, dijo que no sucedería.
Sin embargo, todavía hay esperanza para este tipo de motores. Según la revista oficial de la marca, Zoom-Zoom, el futuro de los motores rotativos podría estar en las plantas de poder híbridas, especialmente las de hidrógeno. Cuando los motores rotativos giran a altas revoluciones, su consumo sube bastante, pero si se mantienen a un régimen medio, mejora considerablemente. Esto junto a su reducido tamaño los convierte en candidatos perfectos para funcionar como plantas de energía para los modelos híbridos de alcance extendido que la marca está desarrollando.
Tampoco descartan la posibilidad de volver a utilizar un motor Wankel en algún modelo de la marca, pero eso es menos probable y al menos no será en un deportivo ya que Kogai aseguró que no planean fabricar ningún deportivo más grande que el MX-5, al menos en el futuro cercano. Tal vez no será de la forma que lo esperábamos, pero el hecho de que los motores rotativos no mueran por completo es una buena noticia. Tal vez el desarrollo siga y llegue un punto en el que los volvamos a ver en un modelo RX de la marca.
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