Hace casi un año publicamos una comparativa en la que enfrentamos a los cuatro SUV light más vendidos del país, para saber cuál de ellos era el mejor. Subimos al ring al Nissan X-Trail, KIA Sportage, Mazda CX-5 y Honda CR-V, sin embargo, para aquel entonces tres de esos modelos estaban en el fin de su vida generacional o a punto de recibir un facelift.
Ahora que las nuevas generaciones de Mazda CX-5 y Honda CR-V llegaron a nuestro país, decidimos llevar a cabo la misma prueba y determinar si hubo algún cambio en el trono. Excluimos a X-Trail del ejercicio porque el lanzamiento de su modelo 2018 se realizó justo unos días después del día que realizamos nuestra comparativa.
El interior es lo que cuenta... ¡Y de lo que más cuenta!
Tres SUV, tres rivales asiáticos: uno coreano y dos japoneses. Para esta evaluación tuvimos en el garaje los modelos más equipados de cada uno, todos con tracción delantera. Del Honda CR-V probamos la versión Touring, del Mazda CX-5 evaluamos el s Grand Touring, mientras que de KIA Sportage consideramos la versión SXL.
En el tema de espacio, es imposible negar el triunfo del Honda CR-V. Es el más amplio en todo aspecto. Al frente no tienes problemas para acomodarte, pero lo mejor se vive en las plazas traseras, donde hay buen espacio para cabeza y piernas, incluso para pasajeros altos. Además, el túnel de la transmisión es casi plano. La cajuela, por su parte, tiene una capacidad de 1,065 litros y apertura manos libres.
Un escalón abajo se encuentra KIA Sportage. También encontramos un buen espacio interior. No tan amplio como Honda CR-V, pero más que suficiente para transportar a cuatro adultos; cinco viajan algo apretados. La cajuela también cuenta con apertura manos libres, sin embargo, su capacidad es casi 200 litros inferior a la de CR-V.
El Mazda CX-5 se coloca como el modelo más compacto de los tres, quizá no por dimensiones pero sí por espacio interior. A lo alto hay suficiente espacio para pasajeros que midan poco más de 1.80 m, pero atrás el espacio para piernas resulta apenas suficiente; a lo ancho tampoco hay espacio de sobra cuando tres adultos ocupan la banca trasera. Le resta habitabilidad el túnel de la transmisión, que es bastante alto. La cajuela ofrece una capacidad de 875 litros, pero su apertura no es eléctrica ni automática.
Cuestan medio millón de pesos, ¿sus acabados lo valen?
Estos tres SUV son de los más vendidos del segmento, pero en la redacción también los consideramos de los mejores. Destacan por el nivel de acabados, sin embargo, está claro que habrá algunos modelos mejor logrados que otros. En general, los tres resultan agradables al tacto, a la vista e incluso al olfato. Por medio millón de pesos, no podrías pedir menos.
Mazda nos ha acostumbrado a acabados de gran atractivo visual, y el CX-5 no es la excepción. Destaca por su diseño minimalista, pero que se refuerza con materiales de buena calidad. Incluye insertos cromados, plásticos que simulan madera, materiales en acabado negro piano —que se rayan con gran facilidad— y superficies acolchonadas a lo largo de todo el habitáculo. La disposición de los botones es correcta y la manipulación del infotenimiento se vuelve mucho más sencilla gracias a la perilla en la consola central. De hecho, su interior nos parece el más ergonómico de los tres.
En segundo lugar, en materia de sensación de calidad, ubicamos al KIA Sportage. Su habitáculo es una combinación de materiales suaves, aunque predominan los de tacto duro. Es cierto que no cuenta con detalles extra que lo doten de un aire más premium, pero en términos de calidad cumple y va acorde con lo que pagas por él. La calidad de ensamble nos parece sobresaliente: luego de 17,000 km en las garras de la prensa, apenas hay ruidos. Su punto de mejora es la cantidad de botones, ya que a veces resulta difícil encontrar la función específica que estás buscando.
Muy de cerca le sigue Honda CR-V. Dio un gran salto respecto a su generación pasada. Todo se siente nuevo y da una apariencia de más lujo, pues encontramos detalles premium como insertos de plástico que simula madera, detalles en piel y materiales suaves donde deben ir. Los contrastes de tonos y el tacto de los materiales, incluso de los botones, se sienten bien. Si no se colocó por encima de Sportage fue por el tema de ensambles. Con apenas 7,000 km en el odómetro, el descansabrazos vibraba y parecía no embonar correctamente al cerrarlo, y la unión entre el tablero y el parabrisas estaba desfasada. Detalles de ensamble que no podemos ignorar.
El equipamiento es un punto de quiebre entre los tres modelos
Si hablamos de equipamiento, los tres contendientes están armados hasta los dientes, e incluso se pueden pedir con opciones que se adapten a nuestro estilo de vida. De serie, los tres SUV llevan control de velocidad crucero, infotenimiento con navegación, controles de audio al volante, conexión Bluetooth, al menos dos puertos USB, aire acondicionado automático de doble zona, freno de mano eléctrico, cámara de reversa, asiento del conductor con ajuste eléctrico, selector de modo de manejo, faros de LED y espejo retrovisor electrocromático.
El liderazgo en equipamiento se lo lleva KIA Sportage. Es el más barato de los tres y también el más completo. Añade compatibilidad con Android Auto y CarPlay, techo panorámico, apertura manos libres para la cajuela, espejos laterales abatibles eléctricamente, asientos calefactables, ajuste eléctrico para el asiento del pasajero, red para cajuela, sensores delanteros y traseros de estacionamiento, cargador inalámbrico para smartphones y, además, paletas de cambio al volante.
El Honda CR-V no cuenta con algunos elementos de Sportage, pero cubre esos vacíos con elementos como cámara lateral Honda Lane Watch, sistema de sonido premium con 9 bocinas y un cuadro de instrumentos completamente digital. Eso sí, cuando toca hablar de precio, el CR-V es el más costoso de los tres.
En tema de equipamiento, el Mazda CX-5 se queda un paso atrás. La inversión en calidad de acabados representó un recorte en equipamiento. La cajuela no es de apertura eléctrica ni automática, no cuenta con sensores de reversa ni con cuadro de instrumentos a color. Extrañamente, tampoco se incluye un head-up display y el infotenimiento no es compatible con Android Auto ni CarPlay.
Hasta aquí la evaluación de interiores, acabados y equipamiento. A continuación puedes leer acerca de cómo van desde el volante, qué tan seguros son y quién lleva el liderazgo en materia de costos.