KIA sabe cosas. Cosas que yo no termino de entender, como el motivo por el cual abandonaron el nombre de Rio para sustituirlo por el de K3. A estas alturas, la razón da igual. Podrá cambiar el nombre, pero no las intenciones de los coreanos: defender a capa y espada su lugar en el mismo campo de Ibiza, Mazda2, Swift y compañía. ¿Qué tan preparado viene el KIA K3 Hatchback para esta hazaña? Lo probamos.
Si ya viste el K3 Sedán, el hatchback es una calca. Hasta el diseño de las calaveras es el mismo. Para este modelo, los coreanos optaron por un estilo similar al de un SUV. Hay plásticos negros alrededor de todo el vehículo, e incluso en la versión GT-Line —la tope de gama— hay barras en el techo que simulan rieles portaequipajes.
Si lo notas más grande que Rio, tienes buen ojo. A lo largo crece 23 cm hasta alcanzar una talla de 4.29 metros, convirtiéndose —con buena diferencia— en uno de los hatchbacks más grandes de la categoría. Esto, claro, tiene su ventaja al hablar de espacio. Mientras Ibiza, Mazda2, Swift y Polo sufren por asientos traseros algo apretados, en K3 hay espacio equiparable con el de un modelo de categoría superior.
Su clave está en el equipamiento
Al sentarte en el puesto de conducción, lo primero que llama la atención son las pantallas y la mejora en la percepción de calidad comparado con Rio. La cabina del K3 Hatchback tiene más combinaciones de texturas y detalles decorativos. Eso sí, aunque hay una evolución respecto a su predecesor, los acabados no son los más refinados. Todas las piezas —salvo lo que va forrado en cuero— es plástico rígido. Está bien hecho, pero se queda una raya abajo en refinamiento a lado de, por ejemplo, Ibiza.
Donde el KIA K3 pinta su raya es al hablar de equipamiento. Su gama en México está compuesta por versiones LX, EX, EX Pack y GT-Line. Nosotros probamos el EX Pack. Sin ser el tope de gama, no le falta (casi) nada. Hay faros de LED de encendido automático, cuadro de instrumentos digital (con una interfaz un tanto básica), pantalla de 10.25" compatible de forma inalámbrica con Apple CarPlay y Android Auto, tapicería en piel, llave inteligente y, a diferencia del sedán, quemacocos.
La suite de asistencias avanzadas de manejo es la más completa de la categoría, con sistemas que incluso pueden frenar el auto de forma automática si al salir de un cajón de estacionamiento se aproxima otro vehículo. Hay monitor de punto ciego, freno autónomo de emergencia, asistente de mantenimiento de carril, control crucero adaptativo, entre otros.
Esta buena dosis de equipamiento tiene su precio. El KIA K3 no es precisamente barato. La versión EX Pack que probamos cuesta 419,900 pesos, y por el precio quizá se extraña un freno de estacionamiento eléctrico o espejo retrovisor electrocrómico. Aun así, comparado con la mayoría de sus rivales a este precio, el equipamiento está muy bien balanceado.
Al volante cumple y convence, pero no enamora
El KIA K3 fue desarrollado a partir de la misma base de Rio, aunque los coreanos trabajaron a profundidad para mejorar la conducción. Se nota. El K3 tiene un andar más refiando, una suspensión menos saltona, mayor aislamiento acústico y, en general, se siente mejor plantado que su predecesor.
Quien busque un hatchback cómodo para la ciudad, encontrará encantador al KIA K3. Ante conductores más entusiastas, el chasís se queda algo tibio. Es eficaz en maniobras rápidas y el auto se comporta correctamente en movimientos súbitos, pero el tacto suave —y asistido— de la dirección y lo blando de la suspensión nos hablan de un auto más interesado en llevarte con comodidad, que en incitarte a la diversión.
El motor lo confirma. Al igual que las versiones LX y EX, el K3 EX Pack lleva el mismo motor de Rio: 1.6 litros de 121 hp y 111 lb-pie con transmisión automática de seis velocidades. La potencia es correcta para un auto urbano, pero algo justa para carretera. La transmisión está bien empatada al motor, pero no tiene un modo Sport o sobremarcha, y en ocasiones sí se echa de menos. La alternativa para forzar las revoluciones es llevarla en modo manual a través de la palanca.
Uno de los aciertos del KIA K3, tanto sedán, como hatchback, es la opción de un motor más potente. El GT-Line reemplaza ese motor de 1.6 litros por uno de 2.0 litros de 150 hp y 141 lb-pie, que sin ser precisamente explosivo, sí se mueve con más soltura.
8.4
A favor
- La relación potencia/precio/equipamiento es interesante.
- Es uno de los modelos más amplios de su categoría.
- La suite de asistencias de manejo es muy completa.
En contra
- Aún lleva acabados rígidos al interior.
- El consumo de combustible puede ser elevado.
- Se echan de menos un quemacocos y un freno de estacionamiento eléctrico.
Un digno sucesor de Rio
El KIA K3 carga a sus espaldas el reto de sustituir a un modelo superventas, el Rio. La variedad de motores, el espacio, el abanico de versiones y el estilo SUV me hacen pensar que lo conseguirá. Aun sin ser barato, es un hatchback muy equilibrado y con argumentos sólidos ante una competencia que no piensa ceder. Sus precios en México van de 341,900 a 461,900 pesos.
Quizá a KIA no le haga mucha gracia, pero dentro de la misma gama, el K3 puede convertirse en una alternativa mucho más interesante que el SUV estrella de la casa, el Seltos. K3 es casi tan amplio, y aunque no tiene las mismas proporciones de SUV, sí tiene aires de crossover, además de una oferta de equipamiento, seguridad y motor por encima de Seltos a un precio considerablemente menor. Si me lo preguntas, yo iría antes por un K3 Hatchback que por un Seltos.