KIA K3, a prueba: a todo esto, ¿para qué quieres un Forte?

Nota de Motorpasión México

A todos nos tomó por sorpresa que KIA decidiera poner fin al Rio. El nombre más famoso de la firma coreana en México desaparece para abrir paso al KIA K3, un sedán más espacioso, más tecnológico y con una opción más potente, llamada GT-Line. La evolución convence, al grado de despertar esta pregunta: ¿para qué querrías un Forte?

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KIA K3 GT-Line

$452,900

  • Motor: 4 cilindros de 2.0 litros
  • Potencia: 150 hp @ 6,200 rpm
  • Par: 141 lb-pie @ 4,000 rpm
  • Transmisión: Automática de 6 vels.
  • Tracción: Delantera
  • Frenos: Disco/disco
  • Peso: N.D.
  • Suspensión delantera: Independiente tipo McPherson
  • Suspensión trasera: Barra de torsión
  • Longitud: 4,545 mm
  • Cajuela: 544 litros
  • Consumo en ciudad: 9.8 km/l
  • Capacidad del tanque: 45 litros
  • Fabricado en: México

El K3 Sedán nació en México bajo la escuela de diseño de KIA en Corea del Sur. La corriente de diseño, que la marca bautiza como Opposites United, se refleja en líneas extrovertidas, como esa llamativa luz de LED continua en las calaveras o los faros con una firma lumínica que "escurre" hacia los costados de la fascia. Encontramos, además, ciertos aires a un crossover. No, no tiene la altura ni las proporciones, pero las piezas negras en los pasos de rueda y en los parachoques son un guiño de ojo a los SUV de la marca.

Cada línea y cada milímetro del KIA K3 fueron meticulosamente planteados. La marca estudió con cautela los gustos del cliente mexicano —y del latinoamericano, en general— para hacer un sedán a la medida. Las conclusiones fueron claras: silueta con aires de fastback, detalles tipo SUV, alta apuesta por la tecnología y, sobre todo, mucho espacio. Por eso el K3 crece 16 cm respecto a Rio, para un total de 4,545 mm. Y sí, eso se nota al abrir las puertas.

Junto con Virtus y City, el KIA K3 es de los sedanes más amplios de la categoría. Hay muchísimo espacio hacia todas las direcciones, quizá algo más apretado hacia lo alto, pero con medidas que, en general, están por encima de la media. La cajuela sorprende por ser de las más grandes entre muchos sedanes —y estoy incluyendo a modelos de categorías muy superiores—, con 544 litros de capacidad.

Otra mejora importante respecto a Rio está en los acabados interiores. No hubo una evolución radical en los materiales; casi todos aún tienen un tacto rígido. La mejora en la percepción se debe a mayores contrastes, nuevas texturas e iluminación ambiental. Está bien resuelto, aunque confieso que por el precio sí se echan de menos piezas más acolchadas.

Desde el puesto de conducción, casi todo es fácil de operar. Es rápido encontrar una buena postura de manejo, el volante —con un diseño que ha dividido opiniones— es fácil de manipular, las pantallas quedan a buena distancia de las manos y los botones del tablero están donde esperas encontrarlos. Hay una solución ingeniosa para los controles del A/C y del sistema de sonido: emplean los mismos interruptores. Un botón permite cambiar de función. Mi único pero es que algunos de esos controles son táctiles, y obligan a desviar la vista del camino.

Hablemos de equipamiento. El K3 GT-Line, tope de gama, es un sedán completo, aunque no exento de ausencias. Hay detalles en piel, un cuadro de instrumentos digital —aunque en realidad sólo tiene una pantalla pequeña al centro—, A/C automático de dos zonas, cargador inalámbrico y la suite de asistencias avanzadas de manejo más completa de la categoría. Marca con palomita lo importante, aunque por el precio —452,900 pesos— se extraña un freno de estacionamiento eléctrico, un quemacocos o un espejo retrovisor electrocrómico.

Más potencia sin necesidad de saltar a un modelo más grande

La gama de motores del KIA K3 en México es todo un acierto. Además del motor de 1.6 litros, está disponible un motor de 2.0 litros con más potencia. Da en el blanco para aquellos clientes que buscan el equipamiento y precio de un subcompacto tope de gama, y que a la vez quieren una mejor respuesta de aceleración. Con 150 hp y 141 lb-pie, queda más al nivel de un Forte o un Sentra, que de un Versa o un City.

Que tenga 150 hp no es sinónimo de sensaciones deportivas. Para sentir el verdadero punch de este motor hay que mantenerlo bastante revolucionado. En una conducción cotidiana transmitirá sensaciones similares al motor de 1.6 litros, pero en carretera, exigiéndole al máximo, tendremos una aceleración más eficaz. Sin llegar a ser precisamente explosivo o rápido, el K3 GT-Line va más holgado a velocidad de autopista.

Este motor está disponible exclusivamente con transmisión automática de seis velocidades. No es rápida, pero está bien programada y sabe sacarle provecho a la potencia. Cuando se activa el modo de manejo Sport, los cambios son a más altas revoluciones, aunque no exige demasiado al motor. Mi recomendación es mejor utilizar las paletas de cambio en el volante, para llevar al gusto el ritmo del motor.

Al volante, independientemente del motor, el K3 es un sedán cómodo. Que lleve un apellido GT-Line y más potencia que el resto de la gama no significa que hayan modificaciones en el chasís. Tiene el grado exacto de firmeza, aunque las sensaciones generales tienden a la suavidad —que es lo que busca la mayoría de los clientes—. La evolución sobre el chasís de Rio se nota en mayor aplomo al pasar por curvas, una dirección más comunicativa y una suspensión trasera que se apoya mejor.

En cuanto a consumo, la dosis extra de potencia se nota. En ciudad, el rendimiento ronda los 10 km/l. Es una buena noticia en comparación con Rio —que daba el mismo consumo con 30 hp menos—, pero es una cifra elevada en comparación con la mayoría de los sedanes subcompactos. Es el precio a pagar por el extra de potencia.

8.7

Acabados8
Seguridad10
Equipamiento9
Infotenimiento8.5
Manejo8
Motor9
Transmisión8
Consumo7
Espacio10
Precio9

A favor

  • La relación potencia/precio/equipamiento es interesante.
  • Es uno de los modelos más amplios de su categoría.
  • La suite de asistencias de manejo es muy completa.

En contra

  • Aún lleva acabados rígidos al interior.
  • El consumo de combustible puede ser elevado.
  • Se echan de menos un quemacocos y un freno de estacionamiento eléctrico.

¿Un KIA K3 mejor que un Forte?

Tras varios días al volante del KIA K3 GT-Line, me cuestioné mucho si valía la pena "dar el salto" a un Forte. La respuesta corta es no. Comparado con el Forte equivalente en precio —Forte EX—, el K3 tiene la misma potencia e incluso, a mi percepción, algo más de espacio. Los interiores y la calidad de marcha de Forte se sienten más refinados, pero no hay una diferencia radical que la mayoría llegue a extrañar. El verdadero punto fuerte del K3 GT-Line frente a su hermano mayor está en las asistencias avanzadas de manejo, que Forte reserva para modelos más costosos.

Así, entre un Forte EX y un K3 GT-Line, mi apuesta es por K3. Si miramos hacia afuera de la marca, con un precio de 452,900 pesos, esta versión de K3 apunta más a la gama media de algunos compactos, que de subcompactos como tal, y ahí el panorama no es sencillo. En su espectro de competidores hay rivales de la talla de Mazda3 y Nissan Sentra. El argumento de K3 es la tecnología.

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