Suzuki Jimny 2022, a prueba: una cabrita que escala montes y anda sin temor por la ciudad (+ video)

El Suzuki Jimny ha causado furor en México. Su inesperado lanzamiento ha sido tan sorpresivo como su buen recibimiento por parte del mercado; preventa tras preventa, las unidades se agotan en cuestión de horas. Tras haber comprobado su talento en una exhaustiva prueba todoterreno, llega el momento de catarlo en ciudad para descubrir qué tan amigable es con el día a día.

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Primero lo primero, hablemos de su peculiar apariencia. Durante los días que lo estuve probando, todo el mundo volteaba a verlo, no sólo por su color fosforescente, sino por lo peculiar de sus proporciones. Si sólo lo has visto en fotos, quizá lo imagines más grande, pero a lo largo mide tan solo 3.48 metros, es decir, 11 cm menos que un Spark.

Su silueta cuadrada, los grandes pasos de rueda, las calaveras pequeñas y los faros redondos podrían parecerte una imitación del Jeep Wrangler o del Mercedes-Benz Clase G, pero no son nada de eso; son, en realidad, un símbolo de pertenencia. Lo que tienen en común estos tres modelos es que están inspirados en sus versiones originales de hace décadas, y además son de los pocos SUV genuinos que sobreviven en el mercado.

Actualmente usamos el término SUV muy a la ligera —e incluso lo profanamos cuando decimos "SUV coupé"—. Vitara, Tiguan o Highlander no son SUV, en realidad son crossovers derivados de algún sedán o de un hatchback. Lo que hace genuino a un SUV es su plataforma de carrocería sobre bastidor, también conocido como chasís tipo escalera.

Esta arquitectura aporta la flexibilidad y resistencia necesaria para un vehículo pensado para caminos difíciles. Forma parte de todo el hardware con el que vehículos como Jimny sortean obstáculos verdaderamente complicados. En este caso, el SUV de Suzuki también incorpora tracción integral conectable, caja reductora y 21 cm libres respecto al piso: todo lo necesario para una aventura off-road, sin electrónica elegante ni falsas pretensiones.

Ahí, en su hábitat natural, sorprende lo fácil que le resulta escalar o descender, gracias a la caja reductora y al asistente de descenso. También sorprende el larguísimo recorrido de la suspensión por si alguna llanta queda en el aire, o cómo el sistema de tracción integral no titubea al decidir a qué llanta debe enviar la fuerza.

Una cabina con el mismo sabor clásico

Todo en este auto tiene un tacto muy mecánico, y ahí radica su gran encanto. Es como comprar un todoterreno de hace 40 años, pero con la comodidad e ingeniería de un vehículo de nuestros días. Ahí es donde se agradece la combinación entre estilo clásico y tecnología actual de la cabina.

La línea retro del exterior llega al interior mediante un tablero de diseño clásico, con un cuadro de instrumentos análogo y una pequeña pantalla monocromática color naranja, que recuerda al Jimny original. Los tornillos intencionalmente visibles, los plásticos rígidos —fáciles de limpiar— y esa palanca de velocidades que tenía mucho tiempo sin ver en un coche nuevo nos remiten a ese encanto de antaño.

No encontrarás botones ni perillas elegantes para los principales componentes mecánicos. Por ejemplo, para elegir el modo de tracción o conectar la caja reductora es necesario mover una palanca algo dura, con una operación totalmente old-school que da gusto encontrar en tiempos donde ya todo se hace a través de algoritmos.

Ese estilo clásico va acompañado de las amenidades de la época, como pantalla táctil de 7" compatible con Android Auto y Apple CarPlay, vidrios eléctricos con controles al centro del tablero, faros de LED con sensor de luz, climatización automática, navegación y la seguridad propia de un vehículo que debe cumplir con estándares internacionales. Incluye seis bolsas de aire y control electrónico de estabilidad.

Los únicos elementos de equipamiento que llegué a extrañar son un volante regulable en profundidad —sólo tiene ajuste de altura— y quizá llave inteligente, aunque debo confesar que la girar la llave en la ignición forma parte del encanto clásico de este vehículo.

Al hablar de practicidad es donde el Jimny queda algo apretado. Hay suficientes huecos para colocar objetos personales, pero el espacio para pasajeros es reducido. Está homologado para transportar a cuatro personas, pero los asientos traseros apenas tienen el espacio suficiente y es a costa de la cajuela. Con todos los asientos en su sitio, el volumen de carga es de 85 litros. Hay que abatir los asientos hasta para ir al súper.

Un SUV miniatura, con la talla perfecta para la ciudad

El Suzuki Jimny es un SUV salvaje nacido para pasear en bosques o dunas, pero sus dueños inevitablemente deberán usarlo en ciudad. Curiosamente, convivir con él entre calles y semáforos fue mucho más fácil de lo que creía originalmente. No me malinterpretes, porque por sus propias dimensiones y características de suspensión sigue habiendo bastante movimiento de carrocería al pasar por topes o baches, pero no rebota con exageración.

Lo que realmente hace amigable al Jimny con el día a día es tu tamaño. El radio de giro permite que se escabulla fácilmente en el tráfico y que estacionarlo sea sencillo, porque además cabe en cualquier hueco. Eso sí, no esperes una dirección blanda ni de movimientos cortos. Si giras poco el volante, las llantas prácticamente no se mueven; requieres de mucho giro para dar vuelta, y la dirección no volverá totalmente a su posición central sin ayuda de tus manos, por lo que al dar vueltas en U habrá que reaccionar para volver a colocar el volante al centro.

La altura respecto al piso y lo blando de la suspensión provocan que el Jimny se incline, sin llegar a sentir que estamos al borde de una volcadura, pero sí lo suficiente para invitarnos a ser prudentes al pasar por vueltas rápidas o realizar maniobras de esquiva. Si te lo llevas a carretera, las curvas no se deben pasar muy rápido. El Jimny, como cualquier otro todoterreno, no está para desafiar las leyes de la física.

Hablemos del motor. Su bloque de 1.5 litros de 102 hp y 96 lb-pie es suficiente para el día a día, al menos con transmisión manual. Hay mucho par desde bajas revoluciones, por lo que no se siente ahogado en arranques. No es rápido, pero la caja manual permite exprimir el poder necesario para que su comportamiento sea similar al de un subcompacto promedio. Con caja automática pierde agilidad, pero gana confort.

En lo que respecta a consumo, promediamos 12.4 km/l en ciudad, que no está nada mal considerando que a veces es necesario forzar el motor. El Jimny es pequeño, pero no tan ligero como parece por la naturaleza de su plataforma y el peso propio de la tracción integral.

El Suzuki Jimny es el todoterreno más barato de México

El Suzuki Jimny es como unos tacos de futbolista: tienen un propósito muy específico y lo cumplen de maravilla. ¿Puedes usarlos para caminar en la calle? Puedes, pero no son para eso. Así, este simpático todoterreno es lo suficientemente civilizado para ser tu coche de todos los días —siempre que el espacio no sea prioridad—, pero con esa sed de aventura propia de un todoterreno.

Su precio de 419,990 a 439,990 pesos lo pone como el vehículo verdaderamente off-road más accesible del mercado, que escatima en talla y equipamiento frente a otros modelos más costosos, pero no se queda atrás en lo que realmente importa: capacidad todoterreno. Incluso su tamaño puede ser una ventaja cuando la maleza reclama de vuelta el terreno robado por los surcos.