Cuando estás en un lugar difícil de pronunciar, sabes que estás verdaderamente lejos de casa. Al norte de Suecia hay un pequeño pueblo llamado Arvidsjaur (se pronuncia arvidsyaur), cuya razón de ser es un lago que en invierno se transforma en una pista de hielo, donde varias marcas de autos realizan pruebas de ingeniería para futuros modelos y experiencias de manejo con su gama actual. ¿Qué nos trajo hasta aquí? El nuevo Volkswagen Golf R.
En video
Por mucho que nos hayamos acostumbrado a verlo como un juguete para circuitos —y un hot-hatch amable con el día a día—, el Golf R es un auto de rally. Podemos pensar en él como un deportivo todoterreno (no un todoterreno deportivo, porque no es igual), capaz de llevar la diversión al asfalto, a la tierra o, en este caso, a un lago congelado, donde una temperatura de -7 ºC es sinónimo de un día caluroso.
¿Te confieso algo? Nunca había manejado en hielo. Ni siquiera he dominado el patinaje sobre hielo en las pistas que hay en Ciudad de México, pero creo que eso hizo tan interesante mi experiencia: aprendí la técnica de manejo deportivo en superficies de (casi) nula adherencia y probé qué tan divertido puede ser este auto en manos de principiantes y de expertos. Vayamos por partes.
Un hot-hatch que te lleva de la mano (si quieres)
La electrónica le ha hecho mucho bien al mundo de los autos cuando se conjuga con toda la mecánica necesaria. El nuevo Volkswagen Golf R lleva todo el hardware necesario para asegurar buenos niveles de adherencia —y de diversión—, estemos donde estemos: motor 2.0 TSI de 315 hp y 295 lb-pie, tracción integral, un diferencial trasero capaz de enviar el poder a una sola llanta, escapes Akrapovič y, en este caso, neumáticos con clavos.
Todo lo anterior trabaja en función de lo que dicte la electrónica. Están los “clásicos” modos de manejo Comfort, Sport e Individual, pero también programas Race, Drift y Special (con modo Nürburgring) de alto desempeño; sabes que estás ante un auto así de especial, cuando el “modo verde” es por el modo Nürburgring, y no por alguna configuración Eco. El control electrónico de estabilidad también tiene tres modos de operación: Encendido, deportivo y completamente apagado.
¿A qué voy con toda esta descripción de sistemas? A que el Volkswagen Golf R demostró ser un deportivo multifacético. Con miedo a explorar límites, las primeras vueltas las di con todas las asistencias encendidas y el modo deportivo menos rabioso, el Sport. ¿Me divertí? No, porque iba tentando terreno. Recordé las veces que patinaba sobre hielo y me terminaba resbalando, pero una vez que agarré confianza y que descubrí que el ESC parcialmente apagado me ayudaría a girar mejor, Arvidsjaur se convirtió en un Disneyland petrolhead.
Pilotos expertos que acompañan a Volkswagen en experiencias internacionales nos acompañaron durante todo el evento —uno de ellos mexicano, por cierto— y me dieron las claves para lograr driftear y ser más preciso al “cortar” curvas:
- Pon la vista hacia dónde quieres ir, no a la punta del auto. Tu cerebro te llevará en función de dónde tengas puesta la mirada.
- El hielo prácticamente no tiene adherencia. Aprovecha las zonas de nieve —usualmente al costado del trazado— para acelerar o, de ser necesario, frenar.
- No es necesario girar mucho el volante; las curvas, de hecho, suelen tomarse con el volante recto una vez que la trasera está deslizando, porque en cuanto el auto agarre tracción, el volante recto nos permitirá salir de frente.
- El acelerador define cuánto se abrirá la trayectoria al driftear: sé sutil con el pedal.
- Conviene entrar tarde a la curva para optimizar la trayectoria de salida.
Tras varias vueltas practicando y ya con más confianza al volante, descubrí que aun sin ser experto en manejo sobre hielo, el Volkswagen Golf R era un auto en el que podía divertirme. La electrónica lo ajustaba a mi habilidad al volante, para poder deslizarme en curvas y perdonar mis errores de principiante.
Luego está la experiencia con pilotos expertos, donde descubrí la faceta más rabiosa y emocionante de este auto. Sin asistencias y dependiendo por completo de la puesta a punto de su sistema de tracción integral, el Volkswagen Golf R es una fiera. Desde fuerza lo ves deslizarse por la nieve con la gracia de un artista del patinaje; desde dentro se sienten todas las fuerzas de aceleración y el espectacular sonido del sistema de escape.
Uno de los sistemas clave para facilitar el deslizamiento es el modo de manejo Drift, mediante el cual se puede enviar todo el poder a una sola de las llantas traseras. Esto vuelve más sencillo “desbalancear” el auto para conseguir que la trasera rote en el ángulo ideal, para entrar y salir drifteando en una curva.
Lo fascinante de esta experiencia no sólo fue la gracia de ver —y vivir— al Volkswagen Golf R drifteando cada que había oportunidad, sino descubrir lo rápido que puede ir sobre hielo. Uno de los pilotos expertos de la marca nos dio una hot lap de noche, y en la recta del circuito consiguió una velocidad de 160 km/h. Ciento sesenta kilómetros por hora. En hielo. De noche. Una locura.
Es un Golf, sí, pero también un deportivo de primer nivel
Sabíamos que el Volkswagen Golf R era rápido, que sonaba espectacular y que podía cumplir como deportivo y como auto de todos los días, pero nunca hubiéramos imaginado su capacidad de divertirnos en un escenario tan desafiante como el hielo. Y no lo digo solo yo. Uno de los directivos de la marca, al final del evento, comentó que sabía que en Volkswagen hacían autos divertidos, pero no tenía idea de que a ese nivel.
La pregunta del millón es: ¿Veremos el Volkswagen Golf R en México? La respuesta, por ahora, tiende al no. No ha habido una confirmación por parte de la firma alemana, pero por cuestiones de precio y configuración, es poco probable que haya un hueco para esta versión en la gama de Volkswagen en México. El que probablemente llegará —tarde o temprano— será el Golf GTI.
El precio de partida del Volkswagen Golf R en Alemania es de 51,835 euros, es decir, alrededor de 1.14 millones de pesos al tipo de cambio actual, sin incluir modos de manejo especiales o los espectaculares escapes Akrapovič. ¿Vale lo que cuesta? Luego de desafiarlo, me atrevo a decir que sí. La sinfonía entre su electrónica y su mecánica, las asistencias de conducción, el avanzado sistema de infotenimiento y la calidad general nos hacen entender el precio y, a fin de cuentas, el mercado al que se dirige.