Volkswagen Golf R 2022, a prueba: un hot-hatch de 315 hp y caja manual, deliciosamente divertido
La gama del Golf no ha vuelto a ser la misma desde que a alguien en Volkswagen se le ocurrió crear una versión inspirada en los rallys. Aquel icónico R32 dio inicio a un linaje de hot-hatches que hoy, transcurridos casi 20 años, siguen haciéndose hueco entre los más entusiastas. El Volkswagen Golf R 2022 es el mejor Golf de la historia, pero su futuro en México aún es incierto. Viajamos a EE. UU. para saber qué esperar —…o qué no— de su nueva generación.
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El Volkswagen Golf R es uno de esos autos fáciles de querer y difíciles de vender, o al menos eso parece en una región donde es más común encontrarse versiones deportivas de un SUV que de un hatchback. Pero el tiempo ha puesto al Golf R en una posición privilegiada. Su generación anterior superó las expectativas de ventas en México, aun con el reto de costar lo que costaba y de haber sido un modelo de tres puertas —que nos fascinan, pero no todo el mundo los aprecia—. Eso demuestra que no sólo es un auto para entusiastas, sino también para fanáticos.
De su octava generación hay algo que me llama la atención: a lado de un GTI, no luce radicalmente más agresivo. Al menos no a simple vista. Recibe una fascia de diseño específico y porta de manera exclusiva la pintura Lapiz Blue, aunque su posición como el Golf más poderoso de la gama se nota sólo en los detalles: rines de aluminio de 19", cuatro salidas de escape y un alerón más vistoso. Pero basta de diseño. ¡Vamos a manejar!
Divertido, rápido, dócil... ¡y con caja manual!
Con el paso de los años, toda la gama del Volkswagen Golf ha calculado milimétricamente su evolución. La versión R no es la excepción. Si contrastas la ficha técnica con la de sus generaciones pasadas, estarás en tu derecho de pensar que su evolución ha sido tímida, porque eso parece sobre el papel; sigue llevando un motor 2.0 TSI —ahora con 315 hp y 295 lb-pie—, tracción integral y caja manual o DSG. El verdadero salto se nota con lo que no se lee en la ficha técnica: hasta que le pones las manos encima.
Durante la prueba de manejo tuve la suerte de quedar al volante de un Volkswagen Golf R con transmisión manual. Tenía muchísimo tiempo que no conducía un auto deportivo con tres pedales, y debo confesar que sólo por eso ya me había dibujado una sonrisa... y aún no había oprimido el botón de encendido.
Una vez que configuramos el navegador, ajustamos el cinturón y lo echamos a andar, me doy cuenta cómo ha evolucionado este modelo. La esencia no ha cambiado, pero las sensaciones sí han mejorado. En calles y en autopista es un hatchback mucho más refinado y con una calidad de marcha que no pretende ocultar su espíritu deportivo, pero tampoco recordártelo con cada irregularidad del camino.
La ruta se puso realmente interesante hasta que llegamos a una carretera de montaña, con curvas en forma de U y lluvia —hasta un poco de nieve— que desafiaron al chasís. Ahí fue donde el Golf R dejó en claro la clave de su éxito: es un auto brioso, que responde al más mínimo roce del acelerador y que te pega al asiento con cualquier cambio descendente de marcha —repito, qué delicia de caja manual—, pero que a la vez sigue siendo sumamente dócil. No cuesta trabajo mantener el control ni llegas a sentir que el auto rebasa tus capacidades. Es un deportivo unitalla que por su nivel de rigidez, su dirección tan precisa y un sistema de tracción integral tan avanzado, se aferra al asfalto como un gato a un sillón.
Una de las claves de su evolución y de su conducción tan equilibrada se encuentra justamente en el sistema de tracción 4Motion. Por un lado permite que el auto salga catapultado de 0 a 100 km/h en 4.6 segundos sin perder nada de adherencia; por el otro, estrena un modo de manejo Drift que envía todo el par a una llanta trasera para desbalancear el auto y poder hacer donas fácilmente. No lo probamos porque no hubo una pista privada para hacerlo, pero que exista un programa específico para dar rienda suelta a una maniobra así de divertida habla del enfoque tan pasional de este modelo —si es que aún cabían dudas.
Cabina de sabor hi-tech y espíritu racing
Quizá el diseño y la configuración mecánica del Volkswagen Golf R no se han transformado radicalmente en los últimos años —a pesar de los cambios de generación—, pero el interior da un giro de 180º para este modelo. El nuevo Golf, tal y como lo hemos comprobado antes, se une a la estrategia de digitalización de Grupo Volkswagen y reduce la cantidad de botones al mínimo.
El tablero presenta un diseño delgado y deja como protagonista a una pantalla táctil de 10", con una interfaz avanzada, fácil de utilizar y sumamente fluida. Volkswagen dejó un panel táctil fuera de la pantalla para acceder rápidamente a los menús de modos de manejo, climatización, asistencias y ayuda de estacionamiento.
Entre la interfaz avanzada, el cuadro de instrumentos digital y el head-up display, la experiencia de conducción tiene un sabor bastante tecnológico, y empata con el espíritu racing propio de la familia R. Encontrarás un volante deportivo, costuras azules en contraste, pedales en aluminio y asientos deportivos que aportan muy buena sujeción lateral.
El Volkswagen Golf R no está confirmado para México
Aun con modelos más potentes dentro del portafolio de Volkswagen, el Golf R me parece el deportivo ideal por su equilibrio entre tamaño, desempeño, potencia y practicidad. Es un "todo en uno" que seguirá haciendo felices a sus adeptos en Europa e intentará conquistar a clientes en Estados Unidos, pero quizá no cruce la frontera hacia México.
La firma alemana aún se encuentra evaluando el futuro de la octava generación de Golf en México. La única versión que parece tener intenciones de llegar a nuestro país —y que tampoco está del todo confirmada— es la variante GTI. El Golf R, por su configuración tecnológica, quedaría a un precio que quizá hasta los fanáticos de la marca se cuestionarían pagar. ¿Vale la pena? Desde luego, y más sabiendo que aún respeta las versiones con caja manual, pero todo apunta a que se quedará como un fruto prohibido para nuestro país.
