El Jetta es uno de los grandes casos de éxito de Volkswagen, y aunque sigue siendo un superventas, hoy cada vez más clientes prefieren subirse a un SUV. El Volkswagen Taos nace para quedarse con ellos, con la talla exacta para no ser ni un SUV grande ni uno chico y una propuesta tecnológica difícil de ignorar. México es el primer país donde se vende y ya pudimos probarlo por varios cientos de kilómetros.
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Empecemos por entender dónde se posiciona el Volkswagen Taos. Con 4.4 metros de largo, entra a la categoría de los SUV compactos, como una alternativa para quienes ven muy grande al Tiguan y muy pequeño al T-Cross.
Sus formas obedecen al estilo de Volkswagen de toda la vida, aunque con algunos detalles inéditos. Por un lado vamos a tener el diseño clásico de faros cuadrados, una cintura bien marcada, rines bitono de 18” y calaveras con ciertos aires a Ateca —porque es un pariente muy cercano. Por el otro, una nueva firma de LED con diseño de doble búmeran y una tira que se extiende hacia el centro de la parrilla. Taos, por cierto, es el primer modelo con el nuevo logo de la marca en México.
El interior del Taos es amplio y tecnológico
En la cabina del Taos también vamos a encontrar elementos que Volkswagen utiliza por primera vez en México. En primer lugar está el nuevo volante de la marca, con su lago renovado y controles reubicados; tiene buen agarre y es fácil de manipular. En segundo lugar, el sistema de infotenimiento. Volkswagen estrena una interfaz llamada VW Play, exclusiva para Latinoamérica, y con varios destellos tecnológicos interesantes.
La pantalla mide 10” —más grande que la que llevará Taos en EE. UU.— y permite agrupar tus tres menús favoritos en la pantalla de inicio. Es fácil de utilizar y no hace falta navegar demasiado entre las diferentes pantallas para llegar a la opción que buscas. Además es compatible con Apple CarPlay de forma inalámbrica y con Android Auto a través de cable.
El diseño interior es discreto y funcional, como en todo Volkswagen. La selección de materiales es donde nos parece que hay un margen de mejora. Esta versión Highline lleva insertos de cuero en contraste con costuras visibles en algunas zonas del tablero y de los paneles de las puertas, pero el resto de la cabina, incluida la zona alta del tablero, es plástico rígido, similar al de T-Cross.
El Volkswagen Taos no consigue la misma impresión de calidad que hay en Jetta, Golf o Tiguan. No se llega a sentir económico, e incluso es probable que algunos clientes no lleguen a notarlo o a quejarse, pero se extrañan acabados de tacto más gomosos, sobre todo considerando la categoría en la que participa.
La ausencia de materiales más acolchados se compensa con mucho equipamiento. Desde la versión base incluye cargador inalámbrico para teléfonos, faros de LED, encendido por botón, cámara de reversa, cuadro de instrumentos digital y, lo más importante, asistencias de conducción. Desde el Taos más barato encontraremos alerta de colisión frontal con freno autónomo de emergencia, monitor de punto ciego, alerta de tráfico cruzado trasero y control de velocidad crucero adaptativo.
En la versión que probamos, la tope de gama, también encontraremos iluminación ambiental en varios colores a elegir, techo panorámico, climatizador automático de dos zonas, espejo retrovisor electrocrómico y asiento del conductor con ajuste eléctrico. Lo único que nos hizo falta fue apertura de puertas sin llave; la llave de presencia no es para desbloquear seguros, sólo es para encender el motor.
Al hablar de espacio, sorprende el uso inteligente del tamaño de Taos. Por fuera mide sólo 4.4 metros de largo —uno de los más cortos de la categoría—, pero por dentro se podría comparar el lugar para piernas o para cabeza con un SUV de mayor tamaño, como quizá un Toyota RAV4. La cajuela también ofrece un volumen bastante generoso.
Un SUV cómodo con un motor bien conocido
Alguien me preguntó que si no me aburría de siempre probar el mismo motor en Volkswagen, y es que si lo vemos así, casi toda la gama es el mismo auto. Tenemos el omnipresente motor turbo de 1.4 litros, plataforma MQB y un montón de botones e instrumentos compartidos. El reto es catar la diferencia entre cada modelo y entender que esta es la fórmula que ha llevado a Volkswagen al éxito: invertir mucho en hacer una sola base y replicarla en muchos de sus modelos.
Así, independientemente de los acabados, el segmento o el equipamiento, el manejo de sus autos es garantía. Taos no es la excepción. Al volante encuentro un gran parecido con el comportamiento de Jetta —son muy similares—, con reacciones suaves y una pisada ligeramente menos firme que la de su primo, el SEAT Ateca. Quizá eso le reste dos rayitas de dinamismo, pero Volkswagen persigue a las masas y ahí convienen ajustes más cómodos.
La dirección sorprende por su ligereza y rapidez, mientras la suspensión es blanda sin provocar ningún tipo de lancheo al pasar por irregularidades o saltos en el asfalto. El paso por curva sucede con aplomo, con cierta tendencia a clavar el frente si entramos muy rápido, pero siempre se apoya correctamente y transmite mucha confianza. Al igual que Ateca, Taos emplea una suspensión trasera de barra de torsión.
Ahora bien, el motor. Como te decía, bajo el cofre encontraremos a un viejo conocido: el 1.4 TSI compartido con Golf, Jetta, Tiguan, León, Ateca, Tarraco y hasta Audi Q3. Este propulsor se entiende muy bien con la carretera, donde se desarrolló la mayor parte de esta prueba. Una vez encima de 2,000 revoluciones, Taos tiene buen empuje, sin llegar a un sabor deportivo, aunque sí con relativa agilidad.
El motor está muy bien empatado con la transmisión automática Tiptronic de seis velocidades. A velocidad máxima en autopista —110 km/h— va en sexta marcha a exactamente 2,000 revoluciones, lo que permite rodar con suficiente poder sin forzar al motor, y eso se traduce en un buen rendimiento de combustible.
El tramo de prueba en ciudad ha sido demasiado corto como para catar el comportamiento del 1.4 TSI en Taos. La experiencia en Jetta nos hace pensar que quizá se perciba un notable turbolag en arranques y tras pasar algún tope. Ya lo comprobaremos.
Un SUV con ganas de convertirse en superventas
El Volkswagen Taos quiere el título de superventas de Jetta, pero en la categoría de los SUV compactos. La tarea no es sencilla. Taos entra a un mercado con más de una docena de competidores de distintos orígenes, tamaños y motores, entre los que sobresalen Mazda CX-30, KIA Sportage y Honda CR-V.
Taos tiene a su favor una oferta de tecnología de seguridad inédita en su segmento, una cabina amplia y un manejo equilibrado. Son argumentos sólidos, que dan en el blanco a lo que busca el consumidor de este tipo de vehículos. Los únicos peros son un motor propenso al turbolag y acabados con más piezas rígidas de las usuales en la categoría. Sus precios en México van de 449,990 a 535,990 pesos, con una gama compuesta por tres versiones: Trendline, Comfortline y Highline.