En el marco del centenario de una de las marcas más reconocidas del mundo, Bentley tiene mucho que celebrar. Sus primeros 100 años de existencia y éxito en el segmento de súper lujo, deporte motor y desarrollo de tecnología, se complementan con la celebración de los 60 años de uno de sus modelos más emblemáticos, el Continental S2 Flying Spur, que luce la identidad de la marca y nos recuerda dónde estaba el límite hace seis décadas.
Aunque en sus dos últimas generaciones el Bentley Continental se transformó en un coupé de altas prestaciones, nació como un lujoso sedán que establecía el estándar de elegancia y equipamiento de confort de su década. Uno de los elementos más peculiares de la época era la suspensión eléctrica, la cual ofrecía una marcha única para un auto tipo GT de sus dimensiones. También equipaba desempañador, aire acondicionado extra poderoso y elevadores eléctricos para las ventanillas, tecnología de punta en 1959.
El Continental S2 Flying Spur era impulsado por un motor V8, 6.2 litros de aluminio que producía 200 hp. La innovadora transmisión automática lo convirtió en el sedán de lujo más veloz de la época, y el interior estaba decorado con madera, vestiduras de piel, volante exclusivo y un entonces nuevo tablero de instrumentos. Se produjeron alrededor de 1,900 unidades entre 1959 y 1962.