Uno de los autos más recordados del mundo automotriz por la gran historia que lo envuelve y su desempeño sobresaliente para la época en la que fue lanzado es, sin duda, sin el Dodge Viper RT/10, el súper deportivo de los 90 que encantó a más de una generación por su diseño radical y cuya primera unidad producida perteneció hasta su muerte al ex CEO de Chrysler, Lee Iacocca.
La primera vez que supimos algo sobre el Dodge Viper fue en el año de 1990 cuando con Lee Iacocca al frente, el grupo Chrysler comenzó a desarrollar un proyecto para rememorar al Shelby Cobra de los años 60 y de paso convertirlo en el digno rival del Chevrolet Corvette, que en aquel entonces circulaba solo en el mercado de los súper deportivos americanos.
Es así como en 1992 Chrysler presentó finalmente al Dodge Viper RT/10, un deportivo descapotable con formas muy agresivas y un bloque V10 de 8.0 litros aspirado naturalmente, que podía generar unos impresionantes - para la época - 400 caballos de fuerza que se transmitían a las ruedas traseras a través de una caja manual de 6 velocidades.
El homenaje para el Shelby Cobra no era solo en las formas redondeadas de las salpicaderas, sino también en la sensación de manejo, pues el RT/10 no contaba con control de estabilidad ni tampoco de tracción, ni frenos antibloqueo o bolsas de aire, por lo que la sensación de manejo era completamente hecha para puristas, aunque no era un vehículo para principiantes.
Tras lanzar el vehículo a la producción Lee Iacocca se enamoró inmediatamente del auto y fue tanto su cariño que al salir el primer modelo de la línea de producción, el entonces CEO del grupo automotriz decidió quedarse con aquella preciada unidad.
Ahora, tras la muerte del directivo, la unidad fue puesta en venta mediante una subasta organizada por Bonhams, quien logró vender la unidad por un irrisorio precio final de 285,000 dólares (poco más de 5 millones de pesos), que no es tan elevado si consideras que la primera unidad del Viper 2013 se vendió por 300,000 dólares y que el último Viper producido de la historia se subastó junto a un Dodge Demon por un millón de dólares. Además, claro, no hay que olvidar quién fue el propietario de este auto. ¡Cosas de la vida!
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