"La sociedad no está preparada". El jefe de Ford en Alemania señala que el mayor problema del coche eléctrico son las decisiones que han tomado los políticos de Europa

Dar el salto al coche eléctrico en Europa está resultando complicado para muchos fabricantes tradicionales. Ventas que no acaban de despegar, precios en promedio aún elevados y ayudas para su compra insuficientes, entre otros factores, están siendo grandes obstáculos para cumplir con los objetivos. La supervivencia pasa en algunos casos por cambios drásticos de rumbo y/o medidas impopulares.

Por citar ejemplos, Volkswagen suprimirá 35,000 puestos de trabajo en Alemania de aquí a 2030 (el equivalente al 10% de su plantilla en el país) para no cerrar fábricas en Alemania y Bélgica; Volvo se desdice y ahora se regirá por la demanda, al igual que Toyota, mientras que Mercedes-Benz revisa a la baja su ofensiva eléctrica. Ahora Ford podría tener que hacer lo mismo y recortar hasta 4,000 puestos de trabajo en toda Europa.

El director general de Ford en Alemania, Christian Weingärtner, analizó la situación en una entrevista con Electrified, en la que también citó los elevados costos de fabricar en Alemania y su visión sobre los nuevos modelos eléctricos de la firma del óvalo azul.

Recientemente, Ford presentó su nuevo coche eléctrico diseñado para el mercado europeo, el Puma Gen-E. Este modelo se unirá a la gama de vehículos cero emisiones de la marca, que hasta ahora incluía tres crossovers: los Explorer y Capri, ambos orientados al segmento C (compactos), y el Mustang Mach-E, que se sitúa en el segmento D (medianos).

El Puma Gen-E está destinado a competir en el segmento B (utilitarios), una categoría clave en Europa. Este SUV compacto representa una apuesta crucial para Ford en su estrategia de electrificación, especialmente tomando en cuenta la popularidad que ya disfruta su variante con motor térmico. Pero llega en un momento complicado.

Ford ha invertido más de 2 mil millones sólo en la adaptación de la fábrica de Colonia para que se puedan producir coches eléctricos. “Lo hicimos con la confianza de que el camino político hacia la movilidad eléctrica se implementaría de manera consistente. Pero ese no ha sido el caso. Desafortunadamente, debemos decir que debido a la incertidumbre causada principalmente por la política, la demanda de coches eléctricos se ha desplomado, especialmente en Alemania”, dice Weingärtner.

En consecuencia, Ford está tratando de reorientar su estrategia con los coches eléctricos y los recortes llevan meses es sus planes, pues lleva varios años registrando pérdidas en Europa y no se lo puede seguir permitiendo. Ford cuenta con cerca de 30,000 trabajadores en Europa y la mitad están en Alemania, así que de llevarse a cabo los recortes, precisamente la de Colonia sería la fábrica más afectada: la marca estadounidense planearía eliminar hasta 2,900 puestos de trabajo en esta planta.

También 800 en Reino Unido, aunque no en sus principales fábricas (Dagenham y Halewood). En todo caso, todo está por concretarse y nada se haría efectivo hasta dentro de tres años, en 2027. Pese a todo, según el director general de Ford en Alemania, la marca del óvalo azul no va abandonar, ni mucho menos, su camino a la electrificación.

“Como empresa tenemos claro que debemos seguir adelante. Como fabricante, no sólo necesitamos seguridad en la planificación, sino también seguridad en la inversión. La movilidad eléctrica es una gran tecnología que seguiremos desarrollando masivamente durante las próximas décadas. Pero de lo que tenemos que hablar es de cómo son los pasos intermedios en el camino hacia allí”, explicó. Weingärtner apunta a que, con una demanda real muy diferente a la que se esperaban allá por 2019, antes de la pandemia, toca rehacer planes.

“Ahora tenemos los coches necesarios para alcanzar nuestros objetivos”. (…) “Sin embargo, la sociedad aún no está preparada para comprar coches eléctricos en esta medida, ya sea por falta de infraestructura de carga o por falta de incentivos”. Para el empresario, 2025 será un año interesante, pues todos los fabricantes se esforzarán por aumentar sus ventas electrónicas y así intentar evitar multas. “Me temo que viviremos una guerra de precios forzada por la regulación. Lo afrontaremos. Al fin y al cabo, queremos tener un negocio próspero para poder vivir otros 100 años de Ford en Alemania”.

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