Así era el Suzuki Cappuccino, el micro-roadster de cuando Suzuki quería su propio MX-5

Biplaza, descapotable, pequeño, asequible y de tracción trasera. Esa breve descripción indudablemente nos trae a la cabeza al Mazda MX-5, aunque hubo una época hace un par de décadas cuando un modelo de Suzuki también admitía todas estas características. Ponte cómodo y quédate a conocer la historia del Cappuccino, un roadster de esencia japonesa y con mucho carisma.

El proyecto comenzó a cocinarse en 1987, cuando Suzuki exhibió un prototipo en el Auto Show de Tokio. En aquella época, la firma japonesa necesitaba un modelo que ayudase a crearle una imagen deportiva a la marca. Aquella necesidad impulsó a Suzuki a dar luz verde al proyecto del Cappuccino, sin perder de la cabeza que debía tratarse de un vehículo accesible.

Así, la producción del Suzuki Cappuccino se echó a andar en octubre de 1991. Su concepto de desarrollo compartía mucha de la filosofía del Mazda MX-5, aunque también habían características que lo volvían un modelo bastante distinto. En ambos casos, los ingenieros buscaron maximizar la diversión al volante a través de una construcción ligera, tracción trasera y un reparto de peso perfecto entre bajos ejes. En el caso del Cappuccino, el motor además iba colocado al centro.

La radical diferencia de un Cappuccino respecto al MX-5 de primera generación era el tamaño. Para ser asequible y gozar de algunos beneficios fiscales, el Suzuki Cappuccino debía cumplir con las características de un kei-car. Por tal motivo, su talla era de tan solo 3.29 metros de largo y su motor no podía superar los 660 cc de desplazamiento.

El propulsor responsable de mover al Cappuccino tenía sólo tres cilindros y desarrollaba 63 hp, suficientes para cargar con un peso de 725 kg. No era un vehículo para romper un récord de aceleración, pero sí para disfrutar de una conducción divertida, al aire libre y con un centro de gravedad muy bajo. En 1995 se introdujo un facelift con un rines más ligeros, más par, dirección asistida y la opción a una transmisión automática de tres cambios.

Suzuki no se había planteado la posibilidad de exportar este modelo hasta que la filial británica lo vio como un modelo con potencial de éxito en su región. A mediados de la década de los 90, Suzuki lo exportó a Reino Unido y terminó llegando también a Países Bajos, Alemania, Suecia y Francia.

Durante los dos primeros años de su producción, el Cappuccino vendió más de 15,000 unidades, un hito para la época —y para un modelo de su categoría. Su fabricación se mantuvo hasta 1998, cuando dejó el mercado sin un sucesor. En la actualidad, el modelo que recibe la herencia de esta filosofía de diversión en peso ligero y bajo costo es el Swift Sport. No es un descapotable, pero se coloca como el único deportivo dentro de la familia Suzuki.v

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