Vehículos eléctricos: un proyecto que data del año 1800 y toma fuerza en pleno siglo XXI
La industria automotriz nos ha hecho creer que los vehículos eléctricos y la tecnología desarrollada detrás de estos, es relativamente nueva, es decir, el auge que están teniendo hoy en día, nos hace pensar que el trabajo constante es lo que permite que estos vehículos tomen fuerza.
Sin embargo, este tipo de modelos impulsados por una batería, tienen una gran historia, puesto que provienen de siglos atrás. Ahora la pregunta es, ¿Por qué si los autos eléctricos existieron desde años, en pleno siglo XXI es cuando están teniendo mucha más fuerza?
De dónde provienen
De acuerdo con el registro que se tiene de estos coches, el primero apareció en el año de 1800, aunque no se sabe a ciencia cierta quién fue el protagonista de dicho proyecto; con el paso de los años otros modelos fueron apareciendo.
En 1828, Ányos Jedlik, inventó un modelo pequeño que contaba con un motor eléctrico, en 1834, un herrero de Vermont llamado Thomas Davenport construyó un artilugio similar que operaba de manera eléctrica y en 1835, el profesor Sibrandus Stratingh de Groningen, en los Países Bajos, y su asistente Christopher Becker crearon un coche eléctrico a escala, alimentado por baterías no recargables.
Con el paso del tiempo, otros proyectos fallidos fueron apareciendo, pues se trataban de modelos impulsados por baterías, pero cero funcionales.
Fue hasta el año de 1859 cuando se crearon las baterías recargables, mismas que ya proporcionaban a los vehículos un medio de almacenamiento de la electricidad. Con la invención de la batería de plomo-ácido por parte del físico Gaston Planté en primera instancia y con la perfección de dicho desarrollo por parte del científico Camille Alphonse Faure, se mejoró significativamente el diseño y funcionalidad de las baterías hasta el año 1881, incrementando su capacidad de almacenaje.
Un nuevo proyecto apareció posterior a lo anterior, fue presentado en 1867 en el Salón de París por parte de Franz Kravogl, aunque se trataba de un auto con esta tecnología, solo fue considerado una rareza, pues aún no se podía conducir de una forma confiable.
El inventor inglés Thomas Parker, responsable de innovaciones tales como la electrificación del metro de Londres, las líneas aéreas de los tranvías en Liverpool y Birmingham, y el combustible sin humo, construyó la primera producción de coches eléctricos en Londres en 1884, usando sus propias baterías recargables de alta capacidad, especialmente diseñadas.
Las marcas empiezan a participar
Para este año (1898) empiezan a aparecer algunos nombres conocidos, como el de Ferdinand Porsche, quien previo a levantar su imperio, creó un carruaje que aparentemente era movido por caballos, pero no, éste ya se movía por medio de motor eléctrico.
El modelo también conocido como C.2 Phaeton, fue un vehículo de cuatro asientos impulsado por un motor eléctrico denominado "octágono", por su diseño con ocho caras, éste producía una potencia de 3 caballos de fuerza con una velocidad máxima de 35 km/h.
A finales de 1890 y principios de 1900 fue cuando el interés por los vehículos eléctricos tomó más fuerza. En Londres, por ejemplo, Walter C. Bersey diseñó una flota de taxis eléctricos y los introdujo a las calles de la capital británica en 1897.
Los proyectos continuaron, pero solo se quedaron en eso, en proyectos que en su momento fueron ideas un tanto descabelladas, pero que al final, dos siglos después están tomando más fuerza que nunca.
Para el año de 1947 las cosas fueron tomando forma, y otras marcas como Nissan, empezaron a lanzar sus propios proyectos de autos eléctricos.
Desarrollado por ingenieros de aviación militar, el Nissan Tama utilizaba baterías de plomo-ácido reemplazables que generaban 3.3kW de potencia y una velocidad máxima de 35 km/h, ofreciendo 65 kilómetros de autonomía. Tama fue pionero en su tiempo y proporcionó una solución a la escasez de petróleo en Japón. Por tres años, hasta 1950, uno de sus papeles fue servir como taxi.
Posteriormente, en 1983 la firma nipona lanzó un Nissan March EV, un modelo que vio la luz por primera vez en el Auto Show de Tokio y que presentaba un innovador sistema de propulsión eléctrica y tecnologías, con un motor de inducción y una transmisión electromagnética de dos marchas. Como resultado, la batería generaba una autonomía de 160 km a una velocidad constante de 40 km/h.
Sin duda a estas alturas la situación ya era otra, y así como Nissan, puedo asegurar que el resto de las marcas ya se encontraban trabajando en proyectos que llegaría a ser lo que conocemos hoy en día. Está claro que, para crear un vehículo con estas características, pero además funcional, cómodo, y con un rango de autonomía considerable para su uso en ciudad, tuvieron que pasar muchos años desde que la idea se plasmó en una hoja de papel.
General Motors fue otra firma que continuó con su propio desarrollo en 1996; el EV1 fue el primer automóvil eléctrico moderno producido por uno de los mayores fabricantes de automóviles del mundo, y el primer vehículo de propulsión eléctrica lanzado al mercado por General Motors en Estados Unidos.
Su producción se interrumpió en 1999, y todos los vehículos en uso fueron retirados del mercado por GM entre 2003 y 2004. La mayoría de los todos los vehículos fabricados fueron destruidos por la propia GM y algunos vehículos fueron donados a museos.
Estos fueron solo algunos ejemplos de proyectos que vieron la luz pero que no vivieron mucho tiempo, en su mayoría por problemas de autonomía y falta de tecnología que pudiera desarrollar una mejor versión.
Hoy en día, la situación es diferente, existe el desarrollo, la tecnología, el personal capacitado y por supuesto la gran experiencia de cada una de las marcas en la industria automotriz que día con día prueban sus proyectos en diferentes ámbitos, algunos en vehículos de calle, otros en el deporte motor, pero al final, muestran resultados como los que conocemos: Nissan Leaf, Chevrolet Bolt EV, Renault Twizy, BMW i3, Jaguar i-Pace, Tesla Model S y Model X.