No sólo las compañías automotrices chinas se están preparando para las posibles consecuencias de la posible imposición de aranceles a la importación del presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, pues expertos aseguran que las firmas alemanas también deberían estar preparadas para perder más del 10% de sus ganancias operativas actuales.
Si bien Trump aún no ha asumido el cargo y mucho menos ha introducido aranceles, lo cierto es que ha hablado seriamente de hacer justamente eso, y los fabricantes de automóviles extranjeros no pueden tomarlo a la ligera. Y es que de acuerdo con datos de Marklines, citados en una investigación de Handelsblatt, tan sólo las marcas alemanas exportan 583,000 vehículos de Europa a Estados Unidos cada año y envían 343,000 desde nuestro país.
Debido a que muchos de esos casi un millón de vehículos tienen precios altos, un fuerte aumento en los aranceles, del actual 2.5% a poco más del 12.5%, podría resultar devastador. Un analista del banco de inversión Stifel Europe sugirió que las marcas automotrices alemanas podrían sufrir una caída en sus ganancias de entre el 11 y 15%.
Aparentemente BMW se muestra positiva sobre el futuro de sus operaciones de ventas en Estados Unidos y tiene razones para hacerlo, pues del mismo modo que Mercedes-Benz y Volkswagen, tiene la ventaja de contar con instalaciones de producción en la Unión Americana. Aunque los tres fabricantes de automóviles todavía exportan miles de automóviles a Estados Unidos esto podría cambiar en favor de impulsar más sus vehículos de fabricación local, e incluso reajustar sus instalaciones de producción para establecer nuevas líneas en sus fábricas estadounidenses.
Sin embargo, las perspectivas para otras marcas son menos favorables, como sucede con Porsche, ya que todos los modelos de la firma de Stuttgart que se venden en Estados Unidos se exportan desde Europa, mientras que el modelo más vendido de Audi en Estados Unidos es el Q5, fabricado en la planta de San José Chiapa, Puebla, que representa un tercio de las ventas.
De hecho, Trump tiene tal problema con México, que incluso ha sugerido aplicar un arancel del 200% a automóviles que se envían desde nuestro país a Estados Unidos. BMW y Volkswagen también fabrican autos en México, al igual que Toyota, General Motors y Ford, pero a diferencia de esas marcas, Audi y Porsche no tienen una planta en Estados Unidos.
Como señala Handelsblatt, esta incertidumbre de Estados Unidos no podría haber llegado en un peor momento. Durante años, Estados Unidos y China han sido los mayores mercados de exportación para los vehículos de marcas alemanas, y con las ventas en China ahora por los suelos, lo último que necesitan Volkswagen, BMW y Mercedes-Benz es una interrupción en Estados Unidos.
