Singapur se está enfrentando a lo que muchos países ya están temiendo: no tener más lugar donde poner coches. El país, que es uno de los referentes tecnológicos de Asia, ha tomado la drástica medida de congelar las ventas de autos a partir de este mes de febrero y, al menos, hasta 2020, cuando revisarán nuevamente la medida.
La decisión surge a partir de la saturación de sus carreteras y la densidad de la población. En un territorio de apenas 701 kilométros cuadrados conviven 5.5 millones de habitantes y cerca de un millón de coches, pero sólo un 12% del territorio está destinado para uso habitacional y otro 12% para carreteras.
Ante el temor del colapso de su tráfico, el Gobierno de Singapur ha decidido apostar por el transporte público. Su objetivo es crear una red eficiente y de alta calidad. Con una inversión de 15,750 millones de dólares, para el próximo lustro busca crear el doble de estaciones de metro y, además, subsidiar 313 millones de dólares en servicio de transporte público en autobús.
De esta manera, sin importar el nivel socioeconómico, Singapur quiere que personas con o sin posibilidad de comprar un auto prefieran utilizar el transporte público por igual.
No es la primera amenaza de Singapur hacia el automóvil
Singapur es uno de los principales países detrás de la guerra contra el coche. Hasta antes de esta radical medida, la tasa de crecimiento del parque vehicular estaba controlada a ser de sólo el 0.25% al año y adquirir un coche no era para nada sencillo, comenzando por el hecho de que hay que tramitar un certificado de titularidad con vigencia de 10 años para poder utilizar y poseer un vehículo.
Ahora bien, en el tema de precios, Singapur ha fijado aranceles muy elevados a vehículos importados. Por ejemplo, un Toyota Prius en Estados Unidos tiene un precio base de 23,475 dólares, mientras que en Singapur cuesta lo equivalente a 119,600 dólares, dinero con el que se puede adquirir un Mercedes-AMG GT en territorio estadounidense.
La medida estará vigente desde este mes de febrero y hasta 2020, cuando se decidirá si se conserva o se modifica. Singapur tiene poco margen de crecimiento para sus carreteras y su Gobierno quiere priorizar el uso de esos espacios para agricultura, residencia y recreación.
Vía | El País Fotografía | Pixabay