En México existe un gran amor por Volkswagen. A lo largo de los años ha ofrecido muy buenos productos, algunos tan inolvidables como nuestro bienamado vocho, la Combi, el Safari, la Brasilia y en su momento, algunos vehículos que fueron innovadores en muchos aspectos, como el Pointer, el Jetta A4, Bora y muchos más.
Sin embargo, como sucede con muchísimas empresas alrededor del mundo, la firma con sede en Wolfsburg no está libre de cometer algunos deslices que no caen del todo bien a los seguidores y automovilistas en general. Vivimos los dos polos de Volkswagen en las pruebas del Jetta y Golf Fest.
Se trata de los más recientes lanzamientos de la firma alemana, que llegaron a México para conmemorar el 40 Aniversario del Golf, uno de sus autos más icónicos. ¿Una edición especial del Jetta para festejar el aniversario del Golf? Así es. ¿A poco nunca has escuchado hablar de los colados en las fiestas?
Volkswagen Jetta Fest está basado en el modelo básico de la gama
Cuando hablamos de un auto de edición especial, lo primero que nos viene a la mente es éste debe tomar como base un modelo de gama media o alta y añadir algunos detalles especiales que lo convierten en un vehículo singular, ¿correcto?
Bueno, pues con Jetta Fest 2017 olvídate de ese concepto, puesto que contrariamente a lo podríamos pensar, esta edición especial se basa en el modelo austero lo cual, de entrada, no cae del todo bien. Te explicamos por qué.
Comencemos por el exterior, ataviado con un color blanco sólido que raya casi lo utilitario. Si lo comparamos con el Golf Fest 2017, descubriremos que el sticker alusivo a la edición especial se aprecia mucho mejor sobre la carrocería de color negro del hatchback, que sobre el blanco, donde el amarillo realmente se pierde. Por eso se agradece que esta versión del Jetta se pueda pedir en plata y negro.
Básicamente, lo que diferencia al Jetta Fest del modelo de entrada, es que viene equipado con rines de 16" de aluminio pulido bicolor, modelo Sedona. Además, los espejos laterales en el modelo conmemorativo del modelo conmemorativo cuentan con acabado en color piano black y la parte lateral del auto cuenta con pegatinas conmemorativa. Hasta ahí los detalles exteriores que diferencian esta edición especial.
¿La edición especial es más notoria por dentro? Lo diremos en pocas y sencillas palabras: lo mejor del interior del Volkswagen Jetta Fest 2017 es, definitivamente, la combinación de tela y Leatherette negro, con puntadas contrastantes en amarillo que eligieron para los asientos Comfort Sport.
El acabado New Brushed que encontramos en tablero y puertas tiene buena pinta y simula aluminio cepillado. En el polo opuesto, los plásticos del tablero dejan mucho que desear. A diferencia del Jetta Sport que probamos hace unos meses, donde los acabados eran acolchonados, los de este Jetta son duros, similares a los del Vento.
Al frente del tablero encontramos la unidad principal que destaca por su pequeña pantalla monocromática, sin función touch. Es un auténtico reto realizar funciones como el emparejamiento del teléfono celular utilizando los botones laterales.
Afortunadamente el estéreo cuenta con Bluetooth y las consabidas entradas USB y auxiliar. La calidad del sonido es bastante buena.
El resto de los elementos del interior siguen muy de cerca el estilo que encontramos en el Jetta base, con excepción del volante que carece de controles, pero en contraparte cuenta con acabado negro piano.
Volkswagen Jetta Fest 2017 oferta elementos de seguridad básicos, esto es: frenos con ABS, sistema de bloqueo electrónico del diferencial, sistema de control de tracción y bolsas de aire frontales para conductor y pasajero con desactivación del acompañante. Queda a deber el control electrónico de estabilidad y, al menos, un par extra de airbags.
Al estar basado en el modelo de acceso a la gama, el Jetta Fest utiliza un motor tan vetusto (proviene de un auto de hace 25 años) como aguantador. Se trata del bloque de 2.0 litros de 115 hp, asociado a una transmisión manual de 5 velocidades, aunque hay como opción una automática Tiptronic de 6 marchas. Ofrece suficiente par a bajas velocidades, pero el peso del Jetta se nota al querer ganar velocidad. No fue posible medir el consumo porque esta versión no cuenta con computadora de viaje, pero la marca habla de 12.2 km/l en ciudad.
Esta versión es 23,000 pesos más cara que el Jetta básico, y aunque gana equipamiento específico a nivel exterior e interior, los 274,490 pesos que pide la marca nos parecen elevados considerando la calidad de los acabados, el equipamiento, el nivel de seguridad y el motor. Por ese rango de precios están propuestas mejor resultas como el Mazda3, el KIA Forte, el Toyota Corolla o el Hyundai Elantra.
El verdadero festejado, el Volkswagen Golf Fest
Como se mencionó al principio, el propósito de estas ediciones especiales es festejar las cuatro décadas del Volkswagen Golf. A diferencia del Jetta, esta edición Fest no está basada en el modelo básico, sino en el Comfortline, que representa el nivel intermedio de la gama.
Esto es evidente desde el nivel de equipamiento, que dista de la austeridad del Jetta. Encontramos un sistema de infotenimiento con pantalla táctil de 6.5 pulgadas y sensor de proximidad, una computadora de viaje muy completa, quemacocos, controles de velocidad crucero y de audio al volante y aire acondicionado. En materia de seguridad ofrece 7 bolsas de aire, freno multicolisión, control de tracción y de estabilidad, frenos ABS —de disco en las cuatro ruedas—, detección de cansancio y asistente de arranque en pendientes.
En todo el sentido de la palabra, Golf Fest es un producto superior a Jetta. A nivel manejo, en lugar de un motor de hace 25 años, encontramos un eficiente bloque de 1.4 litros turbo de 150 hp y 184 lb-pie, asociado a una transmisión manual de 6 velocidades, aunque una automática DSG de 7 cambios también está disponible.
En términos de prestaciones y comportamiento, el Volkswagen Golf es un compacto muy virtuoso, aunque hay un margen de mejora importante. La apuesta es por el confort, pero no penaliza con un exceso de balanceo de la carrocería ni con una dirección anestesiada. Es un auto obediente y con cierto sabor deportivo.
El área de oportunidad está en el motor: a 2,000 revoluciones equilibra entre consumo y prestaciones, a 3,000 rpm el turbo explota con sabor a hot-hatch, pero por debajo de las 2,000 vueltas se siente lento y falto de fuerza. En pendientes, incluso engranando primera, al principio le cuesta trabajo subir. La transmisión, por su parte, ofrece recorridos cortos, pero el engranaje de la segunda no es tan preciso; a veces parece que "se atora".
En términos generales, es un producto muy recomendable y muy redondo. Ofrece suficiente espacio interior —aunque el túnel de la transmisión penaliza el espacio en la quinta plaza—, altos niveles de seguridad, buen rendimiento de combustible (promediamos 12.3 km/l en situaciones de tráfico), buenos acabados al interior y un manejo que puede ser tan cómodo como entretenido. Su pecado puede ser el precio.
Por los 345,990 pesos que cuesta —$360,990 con cambio DSG— existen opciones más equipadas e igualmente interesantes de manejar, como el Mazda3 Hatchback, aunque no tan emotivo. Al final, el Golf Fest es una edición especial para los fanáticos de la marca, que estén dispuestos a pagar la diferencia respecto a un Comfortline con tal de contar con los distintivos Fest.
Ver todos los comentarios en https://www.motorpasion.com.mx
VER 8 Comentarios