En julio de 2023, el Fremantle Highway, una embarcación que transportaba contenedores con vehículos nuevos, se incendió, lo que derivó en varios vehículos dañados, incluidos muchos eléctricos, sin embargo, a pesar del incidente, alrededor de 1,000 unidades, incluidos aproximadamente 500 autos a baterías, aparentemente quedaron en buenas condiciones y con la posibilidad de ser recuperables como coches de segunda mano, y es justo donde radica el problema.
Una compañía de seguros taiwanesa vendió los coches a un consorcio de empresas de Róterdam, una ciudad puerto importante de la provincia neerlandesa de Holanda Meridional, que ahora quiere obtener ganancias con los vehículos, pero BMW está combatiendo esa acción en los tribunales para evitarlo.
A finales del año pasado, BMW se enteró de que los 260 vehículos recuperados y vendidos al consorcio iban a ser puestos a la venta, por lo que la firma alemana presentó una orden judicial por motivos de seguridad, pues considera que los coches suponen un peligro importante y no quiere que nadie los compre.
Como era de esperar, las empresas propietarias de los coches están claramente en desacuerdo sobre su estado general. De hecho, el peligro potencial es tal que BMW no parece dispuesto a ceder, pues de acuerdo con declaraciones de uno de los abogados de BMW al medio Northern Times, “los riesgos asociados con estos autos declarados como pérdida total son enormes. Esos riesgos no deben subestimarse”.
Evidentemente, el consorcio estaba dispuesto a llegar a un acuerdo. Si BMW hubiera accedido, el grupo de empresas habría podido vender los coches a países donde las normas no son tan estrictas y, de ese modo, la reputación de BMW tendría una capa más de protección, pero el fabricante de automóviles alemán dijo que no. De momento tendremos que esperar a ver qué sucede en la próxima audiencia del 15 de julio.