Lo habrás visto primero como Chirey, después como Omoda, pero es un hecho: lo has visto. El Omoda C5 es un SUV que quiere cambiar mucho de lo que en México comúnmente asociamos a un auto proveniente de China. Quiere desmontar prejuicios a base de tecnología, diseño y desempeño. ¿Lo logra? ¿Vale la pena?
En video
Omoda C5 Premium
$576,900
- Motor: 4 cilindros turbo de 1.5 litros
- Potencia: 154 hp @ 5,500 rpm
- Par: 169 lb-pie @ 1,750 rpm
- Transmisión: Automática CVT
- Tracción: Delantera
- Frenos: Disco / disco
- Peso: N.D.
- Suspensión delantera: Independiente tipo McPherson
- Suspensión trasera: Barra de torsión
- Longitud: 4,400 mm
- Cajuela: 360 litros
- Consumo en ciudad: 10 km/l
- Capacidad del tanque: 51 litros
- Fabricado en: China
Antes de hablar del C5, tenemos que hablar de Omoda. Parece una marca que salió de la nada… y un poco sí. Se desprendió de Chirey hace poquísimos meses y hoy sale al mercado de forma independiente, con buena parte del soporte de Chirey, pero con modelos y puntos de venta exclusivos.
El C5 es su modelo insignia: un SUV compacto que, a diferencia de la mayoría de los autos chinos, no nos quiere convencer sólo con precio, sino también con una fuerte declaración de estilo. Todo comienza desde la silueta. Si lo miras, aquí no hay nada de un SUV tradicional; no hay un perfil cuadrado, más bien una intención de coquetear con el concepto de un “SUV coupé”. El frente es largo, el medallón está inclinado y, en general, las proporciones nos dicen que al Omoda C5 le importa más ser SUV por estar a la moda, que por abordar un concepto familiar.
Hay mucha atención al detalle. Es un SUV vanidoso. Toda la iluminación exterior es en LED —incluso lleva direccionales dinámicas— y la parrilla va pintada en el color de la carrocería, con decoraciones cromadas en forma de diamante. Hay una amplia paleta de colores para elegir, combinaciones bitono y rines de aluminio de 18”, pintados de negro en el tope de gama.
Interiores interesantes, conectividad por pulir
A bordo también hay una propuesta de diseño interesante. La apariencia es limpia y a tono con el concepto futurista de Omoda. Hay detalles muy peculiares, como el diseño de los asientos en una sola pieza o la variedad de texturas en la consola central; hay insertos rose gold, detalles mate, piezas en negro brillante —ojo, se raya fácilmente— e incluso un forro tipo gamuza para la zona del cargador inalámbrico de teléfonos. En general, la impresión de calidad es buena, aunque me hubiera gustado encontrar plásticos más suaves en la zona de las puertas.
El tablero tiene como protagonistas a un par de pantallas de 10.25” para el cuadro de instrumentos y el sistema multimedia. En la parte central hay una botonera táctil que, aunque luce futurista, no resulta muy funcional para el día a día, porque obliga a desviar la mirada del frente para saber qué estamos oprimiendo, se le notan fácilmente las huellas e incluso se activa accidentalmente por el roce de la mano al estar manipulando algún menú de la pantalla central.
Como es habitual, probamos la versión tope de gama. A mi parecer es la más interesante. Vamos a encontrar quemacocos, asiento del conductor con ajuste eléctrico, aire acondicionado automático, llave inteligente, freno de estacionamiento eléctrico, cámara de visión de 360º con render 3D y una completísima suite de asistencias avanzadas de conducción (freno autónomo de emergencia, asistente de mantenimiento de carril, etc.), aunque su puesta a punto es muy sensible para las condiciones de manejo de nuestro país.
En lo que respecta a ergonomía, hay mucho que decir. La posición de manejo es buena y la visibilidad, en general, cumple, pero por algún motivo el espejo retrovisor tiene efecto “fish eye” y, combinado con un medallón pequeño, no provee la mejor visibilidad hacia atrás.
El espacio es correcto, pero tampoco sobra. Es un SUV de 4.4 metros de largo, mucho más orientado al estilo y a la tecnología, que a un enfoque familiar o en el que predomine la practicidad. En la parte de atrás hay suficiente lugar para piernas y cabeza, aunque poco espacio para poner los pies bajo el asiento delantero.
Motor turbo y apuesta por el confort
En la mayoría de los autos made in China que he probado en los últimos años, el manejo es el aspecto que más les hacía falta pulir. El Omoda C5 muestra una evolución en el camino correcto. Ya no estamos ante esos autos cuya dirección no comunicaba nada o que la suspensión era tan blanda, que el auto parecía rebotar después de un tope. En el C5 hay reacciones más precisas y desaparece por completo la sensación de lancheo. Se nota una suspensión más madura y, aun siendo suave, transmite una calidad de marcha superior y buen nivel de aplomo.
Quizá te preguntes si al volante se siente deportivo. La respuesta es no. O quizá sólo un por Vito. La dirección es ligera, pero tiene el peso necesario; la suspensión es blanda, pero con una amortiguación ligeramente firme. El auto está configurado para darle prioridad a la comodidad, aunque sí se nota una ligerísima intención de inyectarle sensaciones deportivas. O al menos sensación de agilidad.
Para moverse, el Omoda C5 recurre a un motor turbo de 1.5 litros, capaz de generar 154 hp y 169 lb-pie. La respuesta es correcta. Hay poco turbolag —no se siente sonso al arrancar— y el nivel de poder me parece el adecuado para el tipo de vehículo. No es rápido ni explosivo, pero está lejos de sentirse lento. Lleva una transmisión automática CVT muy bien programada; simula correctamente los cambios y es silenciosa.
En lo que respecta a consumo, en ciudad promedié entre 9.5 y 10.5 km/l, que me parece un poco alto para el nivel de desempeño. No a un grado escandaloso, pero en otros modelos de potencia similar he obtenido unos 11 a 11.5 km/l. Se queda una rayita abajo del consumo que hubiera esperado.
8.5
A favor
- El diseño es muy llamativo.
- El manejo es muy equilibrado.
- Buena propuesta de equipamiento y tecnología.
En contra
- Es fácil tocar accidentalmente los controles táctiles del A/C.
- Las asistencias de manejo son sumamente sensibles.
- Algunos acabados interiores se sienten sencillos.
Una apuesta total por el estilo y la tecnología
Con precios que van de 514,000 a 576,900 pesos, el Omoda C5 no es precisamente barato, pero en perspectiva su propuesta de diseño, de tecnología y de motor me parece interesante en relación con lo que cuesta. Si lo que buscas es un SUV donde predominen el estilo y el sabor hi-tech, el Omoda C5 puede ser una opción a tener en cuenta, aunque todavía le quedan algunos aspectos por pulir, como la interfaz de infotenimiento y, sobre todo, aspectos a demostrar. Omoda, siendo una marca completamente nueva, tiene que comprobar si da el ancho en términos de durabilidad, de confiabilidad y de servicio posventa. Si me lo preguntas, como producto completamente nuevo, el Omoda C5 me parece muy convincente.