Campañas van, campañas vienen y los automovilistas no entendemos. Aún seguimos sin utilizar el cinturón de seguridad, el cual, junto con las bolsas de aire, reducen en mucho los desenlaces fatales.
Para ilustrar y entrar de lleno en materia es necesario, primero, hacer un análisis técnico de un choque. Al momento del impacto, el auto se detiene en seco, sin embargo, por la inercia, sus ocupantes siguen en movimiento y si ese desplazamiento no es frenado debidamente, terminan estrellándose en alguna parte del interior del vehículo o peor aún, salen disparados a través del cristal, aumentando en proporción de cinco a uno las posibilidades de morir o sufrir lesiones muy graves en comparación con quienes permanecieron dentro del habitáculo.
Según estudios europeos, el uso del cinturón reduce en más del 50% el riesgo de muerte.
Y en nuestro país, a partir de la fecha en que se hizo obligatorio su uso en las carreteras y en muchas ciudades, se suscitan aproximadamente 65,400 accidentes, dejando saldos mortales de 5,300 personas; así que si hacemos caso a las cifras de estudio antes mencionado, usando el cinturón de seguridad, las vidas salvadas serían de 2,650. Pero no entendemos y le seguimos haciendo al valiente.
Esto es lo que sucede con nuestros órganos al momento de un choque
Una persona de 70 kilogramos de peso que se desplace a 60 km/h en un automóvil, adquirirá un peso de ¡dos mil kilogramos de fuerza! Si el vehículo se detiene bruscamente, con esa fuerza se estrellará contra el parabrisas, tablero o el pavimento.
Por otro lado, los órganos de una persona que viaja a 100 kilómetros por hora aumentarán su peso-fuerza de la siguiente manera: el corazón que normalmente pesa unos 300 gramos, pesará 8 kilogramos-fuerza; el hígado de 1,700 gramos pasará a tener 47 kilogramos-fuerza y el cerebro, de 1,400 gramos tendrá 42 kilogramos-fuerza.
Debido a ello, son frecuentes las hemorragias mortales o el estallamiento de órganos. Es decir, quien viaja a 75 km/h y se estrella contra un árbol o un muro, sufrirá las mismas lesiones (si es que sale vivo) que si se hubiese caído de un edificio de siete pisos, todo, por no estar protegido.
Sí las autoridades no vigilan el cumplimiento de la norma, eso es negligencia en su trabajo, pero si quien conduce no usa el cinturón de seguridad, está actuando irresponsablemente frente a su propia vida.
El agente de tránsito no morirá por no levantarte la infracción, pero tú si podrías perder la vida por hacerle al valiente, envuelto en la flojera, la negligencia y la falta de verdadero amor a tu propia vida. Por eso, ¡Usa el Cinturón de Seguridad!
Vía | J FALTA ESCOBAR | CAPUFE